martes, 31 de diciembre de 2019

Podemos evitar las lesiones?

Podemos evitar las lesiones? O “solo” podemos intervenir sobre los aspectos controlables y modificables de las mismas? Es cuestión de suerte, de mala suerte?

“Con respecto a los atletas y las lesiones, sugeriríamos que el complejo sistema fisiológico y psicosocial humano tiene estados coexistentes claramente separados: (1) un estado saludable y (2) un estado lesionado. Los factores que empujan a un atleta hacia cualquiera de los dos estados están representados por una red interdependiente de determinantes (variables independientes en el modelo lineal) que cambian continuamente afectando el sistema en su conjunto, así como las relaciones entre los determinantes mismos. La dinámica es no lineal y las pequeñas diferencias en las mediciones iniciales de los determinantes pueden evolucionar exponencialmente con el tiempo.

* El atleta debe ser observado y examinado como un sistema fluido y dinámico.

* El sistema cambia, pero también lo hacen las relaciones entre las variables o determinantes dentro del sistema.

* Es importante la valoración inicial del deportista, pero hay que hacer una evaluación continua de las variables que pueden predisponer a la lesión, su evolución en el tiempo, de la interrelación entre ellas, y del atleta en su conjunto.

Los determinantes de cada atleta están expuestos a dos fuerzas competidoras: entrada de estrés (input desestabilizador) y entrada acomodaticia (input estabilizadora). La red de determinantes fluye entre estos dos caminos continuamente a medida que el atleta equilibra el estrés y la acomodación, empujando al atleta hacia una lesión o lejos de ella.

* Cómo hace frente el ser humano deportista a los eventos negativos de la vida?

Sin salud no puede haber rendimiento!
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Stern, et al. Physical Therapy in Sport (2019). Injury prediction as a non-linear system. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1466853X19304997?via%3Dihub

Con respecto al dolor de espalda baja

Con respecto al dolor de espalda baja, hace ya casi 30 años, en un artículo del año 1991 se concluía lo siguiente:

“La experiencia actual sugiere que la desinformación, el examen inadecuado del paciente, el abuso de medicación, el uso excesivo de modalidades pasivas, el enfoque en el dolor en lugar de la función y la excesiva dependencia de las imágenes radiológicas y las derivaciones especializadas son factores que contribuyen al dolor lumbar y la discapacidad subsiguiente. De hecho, se podría pensar que la discapacidad lumbar puede ser un trastorno iatrogénico en muchos casos”.

• No más reposo!
• No más tratamientos pasivos!
• No más cirugías!

Entrenamos para la vida!
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W. P. Hrudey. J Occup Rehabil. 1991. Overdiagnosis and overtreatment of low back pain: Long-term effects. https://link.springer.com/article/10.1007%2FBF01073695

El entrenamiento ha de estar centrado en el ser humano deportista

Llevo casi tres años que, por circunstancias de mi trabajo, estoy ayudando a deportistas, especialmente jugadores de fútbol y baloncesto, a recuperarse de determinadas lesiones mediante el entrenamiento de fuerza. Lo hacemos en el gimnasio, de manera individual, hecho que posibilita un abanico más amplio de trabajo y un trato especialmente cercano. De esta manera nos aseguramos que se cumplen los objetivos de readaptación y que pueda estar en perfectas condiciones para volver a integrarse con las dinámicas de grupo.
Quizás mis doce años anteriores con personas no deportistas, aunque casi todos en mayor o menor medida lo somos, me ha ayudado a tener una visión más integradora del entrenamiento...

Si bien, ni lo soy ni me considero un readaptador, simplemente un entrenador de fuerza y acondicionamiento físico que trabaja intentando colaborar con los fisioterapeutas con los que colaboro, donde mi misión principal es diseñar y supervisar las distintas fases del trabajo de fuerza que el jugador va a realizar en el gimnasio para recuperar, por ejemplo, la fuerza y funcionalidad en el cuádriceps después de haber sufrido una lesión de rodilla; o hacer lo propio con los aductores y su relación con la musculatura abdominal en casos de pubalgias; o en casos de sobrecargas musculares, donde el trabajo de fuerza, si se saben gestionar sus manifestaciones, el tipo de ejercicio y dosis de carga (volumen, intensidad, densidad, frecuencia...), así como la pertinente aplicación de técnicas de estiramiento, entrenamiento cruzado, trabajo aeróbico, etc., resultan mucho más eficientes que el reposo que se solía recomendar en estos casos.

También, si hay que corregir o mejorar patrones básicos de movimiento, o un grupo muscular específico, el hacerlo en un entorno seguro y controlado, nos permitirá mejorar el control motor para poder implementarlo en entornos complejos y cambiantes como lo son los deportes colectivos que demandan tanta coordinación y coactivación a grandes velocidades. O si, por el contrario, un jugador necesita bajar de peso graso al tiempo que mantiene o mejora su masa muscular, y también, por supuesto, aplicar más fuerza en menos tiempo con una calidad de movimiento ineludiblemente excelente, pues en el gimnasio tenemos herramientas para ello.

Sin salud no puede haber rendimiento!

No es lo mismo motivar que dar motivos

Esta semana me han pasado dos casos que seguro son bastante comunes y pueden resultar familiares. Sendas personas, una de ellas me avisa por la mañana que va anular el entrenamiento que teníamos previsto por la tarde porque fue al fisio y tiene una sobrecarga en los isquios de jugar al fútbol sala, entonces que tenía que guardar reposo porque el propio fisio le dijo que no podía hacer ejercicio.
A groso modo, yo le intento hacer ver que una sobrecarga es mejor solucionarla con estiramientos dinámicos y estáticos, y con una mejor gestión de las cargas de entrenamiento. Y que, además, se puede y debe entrenar todo el cuerpo sin tener que tocar los isquios, si esto fuese el problema, que lo dudo con casi total rotundidad, o que, mejor aún, si hacemos un trabajo regenerativo de los mismos. Otra cosa sería entrenar al fútbol, correr, saltar, etc. O si hubiese una rotura de fibras, donde los protocolos son otros, pero los beneficios de entrenar cualquier otra parte del cuerpo y ese grupo muscular pero de otra forma están bien claros. Y los entrenadores personales, profesionales titulados en Ciencias de las Actividades Físicas y Deportivas, estamos, sobre todo, para cuando los vientos soplan en contra. Para lo fácil también, claro, pero es cuando surgen problemas físicos en donde se puede intervenir mediante el ejercicio y para su posterior prevención o disminución del riesgo de que vuelva a suceder. Es así y no me lo invento yo! Además, a las pruebas me remito, se puede mostrar y demostrar a quien quiera.
Y escribo esto porque me gustaría que la gente se empiece a concienciar de que hay formas mejores de hacer las cosas y profesionales formados y experimentados para ello.
 
El segundo caso se me presenta por otro cliente, persona a la que ayudo a entrenar en el gimnasio y que tiene unos problemas de espalda, diagnosticado con dos hernias y además sintomáticas, pero que en las tres semanas que llevamos entrenando juntos nota una mejoría impresionante, tanto en niveles de fuerza como en la reducción del dolor. El problema surge cuando por una gastroenteritis no puede asistir a las sesiones de entrenamiento que teníamos previstas, algo comprensible y lógico, por supuesto. Pero al cabo de esa última semana, me escribe un mensaje diciéndome que es mejor retomar los entrenamientos hasta dos semanas después porque se había levantado con dolor de hombro y el fisio le dijo que no hiciese nada —reposo— porque no era buena idea ir al gimnasio a forzar.
Yo no sé qué se ha pensado el fisio que hacemos en el gimnasio, pero bueno, su recomendación está muy lejos del conocimiento y evidencia que hay sobre rehabilitación del hombro y cómo tratar una tendinitis.
Pero de igual manera que en el caso anterior, subrayo que al gimnasio se puede ir a hacer todo el resto del cuerpo, y mucho más en este caso de dolor de espalda, donde los beneficios del ejercicio se pierden si no se realiza como se venía haciendo en una dosis de carga optimizada para esa persona. Sí, es así, estamos privilegiadamente condenados a hacer ejercicio, y a movernos bien y muy a menudo.
Entiendo que haya miedos por una mala información o por situaciones pasadas poco afortunadas, pero eso no quiere decir que tenga que volver a pasar. Intento que la gente lo vea de otra manera, porque el reposo, en la mayoría de las veces, no es lo más eficiente, y en el gimnasio se pueden hacer muchas cosas, y si además tienes a una persona que le estás pagando para que te de soluciones antes situaciones físicas que te puedan surgir, como un fisioterapeuta y un entrenador personal, con más razón. Esto no quiere decir que las terapias pasivos tengan aplicación, por supuesto que la tienen. Además la valoración diagnóstica del fisioterapeuta y el tratamiento de los tejidos en un primer momento y circunstancias dadas, me parecen claves.
Se puede y debe venir al gimnasio; reevaloramos e incluimos los ejercicios que se deban incluir, que hay protocolos de actuación en casi todas las lesiones o molestias que puedan surgir, que el ejercicio tiene efecto analgésico y modulador del dolo, por ejemplo.
El ejercicio tiene efecto antiinflamatorio por liberación de sustancias al torrente sanguíneo y a los tejidos. Además mejora vascularización, viscosidad articular, fascias, etc. Y se produce una mecanotransducción que informa al cerebro de lo que tiene que hacer para que se vaya curando y disminuyendo la sensación de dolor, entre otras, y hablando mal y pronto. No dejes que el miedo o el pensar que no estás al 100% te guíen la vida o la parte que tenga que ver con el ejercicio físico. Si cada vez que no estamos al 100% no podemos entrenar ni hacer nada, estaríamos buenos, entonces todo el mundo, y yo mismo, estaríamos tirados sin poder disfrutar de nuestro cuerpo.
En mi caso personal, yo estoy para estas cosas, no para lo fácil. Cuando surge un problema físico, tendinitis en este caso, aunque habría que acotar el diagnóstico mucho más preciso, hay que actuar en consonancia. Y los fisios, no todos, suelen tener la palabra reposo muy en la boca. Fisios, no todos, que, por otra parte, no tocaron un gimnasio en la vida, entonces no saben lo que se siente al entrenar. Y para dar buenos consejos hay que tener experiencia en primera persona, eso es una de las cosas que falla en esta sociedad.
Por otro lado, si yo tengo un problema con el ordenador, llamaré a un informático y le llevaré el ordenador para que lo vea y lo arregle, tanto software como hardware, pero dudo que se le diga que tiene que ponerlo en reposo...
Hay que usar lo que tiene mayor evidencia, tanto teórica como clínica —práctica—. Yo lo hago, y además lo compruebo, lo anoto, hago un seguimiento y saco conclusiones intentando tener siempre un pensamiento sistémico.
Cada vez que se me pide justificación la doy, y además lo veo necesario y una obligación por mi parte; ayudar a los demás a darles una mejor información y más útil para su día a día, y el reposo no tiene demasiada utilidad, ni los tratamientos pasivos, los cuales, sí pueden tener cabida en algún momento concreto. Lo que sí funciona es el descanso activo o el entrenamiento cruzado. La solución es adaptar el entrenamiento, hacer un trabajo específico, si es que hay que hacerlo, y por lo demás, todo el trabajo de todos los grupos musculares, se puede y debe hacer. Tengo aquí en el gimnasio a personas bien jodidas del hombro, de la espalda, de las rodillas, etc., y no hablo por hablar. Y entrenan y se recuperan...
 
Sinceramente, no me preocupa perder un cliente por hacer bien mi trabajo y darle las mejores y más reales opciones. Prefiero perderlo por eso que por pasota o condescendiente. A mi no me da igual, no me das igual. Quiero que te hagas fuerte, resiliente, que cambies tus creencias, lo que siempre te contaron, y lo que siempre hiciste...
No trabajo para acumular clientes, trabajo para ofrecer la máxima calidad a cada cliente, y para que cada persona sea única. Si escribo esto no es para causar agravio, al contrario, lo trato de hacer constructivamente y que me disculpen quienes se puedan dar por aludidos.
 
Conforme estos dos casos, surgen algunos más, y quizás sea normal, pues la vida está llena de contratiempos; y yo no tengo problema en que me anulen alguna sesión o no apetezca venir a entrenar, o lo que sea, solo faltaría, esto no es una dictadura o hay obligatoriedad para hacer nada, la obligatoriedad siempre será para uno mismo, pero siempre que haya sinceridad y confianza se puede entender.
Puedo entender que haya miedo unido a una falta de información y formación profunda sobre fisiología, biomecánica, periodización, etc., pero para eso estamos los profesionales titulados en ciencias de la actividad física y del deporte, no?
 
Por último, me gusta compartir una visión a largo plazo. Es decir, si un día no se puede ir a entrenar por el motivo que sea, bueno, en cuanto se pueda se va. Es muy importante mantener una regularidad y constancia para co seguir las adaptaciones y beneficios del entrenamiento.
En todos los casos tengo como principio facilitar al máximo la autonomía de la persona para que, por un lado sea autosuficiente y no dependa de nadie para entrenar y, por otro lado, las sesiones que haya contratado le dure lo máximo posible para hacérselo lo más asequible posible y que pueda mantenerlo de por vida.
Cuanto más ayudo a los demás, más me ayudo a mi mismo...
 
Entrenamos para la vida!

Integrative Neuromuscular Training: para el dolor de espalda

Hay trabajos que son una auténtica mina. Si ya hace unos meses compartía este magnífico trabajo de Azahara Fort-Vanmeerhaeghe, Daniel Romero-Rodriguez, y colaboradores, pero en un contexto de prevención de lesiones, hoy he de hacer lo mismo. Sin embargo, en esta ocasión, este “must read” de la literatura científica deportiva, me viene como anillo al dedo en un acto de serendipia: mientras preparaba un informe para una doctora neurocirujana que me ha solicitado una persona a la que ayudo a entrenar en el gimnasio.
Sí, hace unas semanas compartía el seguimiento que estoy haciendo de este cliente y las mejoras que está teniendo de sus hernias lumbares con radiculopatía de miembro inferior derecho. En tan solo 20 sesiones en 2 meses ha dejado atrás el dolor y la discapacidad, y ha vuelto a poder rendir mejor en su trabajo, y disfrutar de su pasión como árbitro de fútbol y de la vida en general.

A continuación, he querido destacar los siguientes párrafos, pues el ejercicio físico, desarrollado en un programa individualizado y bajo la supervisión de un fisioterapeuta y del profesional de la actividad física y el deporte, es, con creces, la mejor opción para tratar con personas con dolor de espalda:

“Las lesiones de espalda se vinculan con cambios específicos en las estrategias de reclutamiento muscular utilizadas por el sistema nervioso central para controlar la columna vertebral. Este tipo de lesión generalmente implica una actividad deteriorada de los músculos profundos (p. Ej., Transverso del abdomen y multifidos lumbares) a menudo en asociación con hiperactividad de los músculos superficiales (p. Ej., Recto abdominal y dorsal ancho). Los ejercicios básicos específicos son útiles en la rehabilitación y prevención de lesiones que tienen como objetivo integrar actividades musculares profundas y superficiales durante las tareas funcionales. Por ejemplo, los ejercicios que apuntan al reaprendizaje del patrón motor de los músculos profundos inhibidos pueden ser beneficiosos para las personas con déficit de lesiones previas o falta de fuerza central a nivel primario. Los atletas que aprueban los exámenes de detección pueden centrarse en ejercicios básicos funcionales para garantizar la participación regular en las tareas de la vida diaria y la actividad física deportiva.

Según nuestra experiencia y revisión de la literatura actual, los programas centrales de estabilización dinámica en atletas novatos deberían considerar comenzar con ejercicios básicos de estabilidad posicional y activación de la conciencia corporal (por ejemplo, ejercicios en cuadrupedia y respiración diafragmática) en superficies estáticas. Estos ejercicios comprenden movimientos posturales de "umbral bajo" que demandan principalmente resistencia y control motor. Otro objetivo de estos ejercicios es activar los músculos profundos del tronco y la cintura escapular mientras se mantiene una postura neutral de la columna vertebral.

Además, es importante tener en cuenta que las fibras musculares de los tipos I y II deben ser estimuladas para garantizar la integridad de la columna vertebral durante el deporte y la vida diaria. Por lo tanto, es necesario programar una variedad de ejercicios de estabilidad del núcleo que garanticen la exposición tanto estática (es decir, isométrica) como dinámica. Además, cuando se entrena para la correcta activación del núcleo, puede ser ventajoso estimular los músculos del núcleo cuando el atleta está en una posición cuádruple, de rodillas o en decúbito supino para eliminar la asistencia de equilibrio proporcionada por las extremidades inferiores (p. Ej., articulaciones del tobillo).
Así mismo, los ejercicios de estabilidad del núcleo que hacen que el atleta se siente de rodillas sobre superficies inestables (p. Ej., de rodillas sobre un BOSU) se pueden implementar para entrenar eficazmente para la activación del tejido profundo y el equilibrio del núcleo”.

“La instrucción y supervisión por parte de profesionales calificados son esenciales para la participación de manera segura, efectiva y agradable. Es crítico que la instrucción y la retroalimentación sean apropiadas para el desarrollo y consistentes con las necesidades, objetivos y habilidades de un individuo. También es valioso garantizar el dominio de la técnica de movimiento de un individuo en los fundamentos antes de progresar a variaciones de ejercicio más intensas y derivados. En otras palabras, un atleta no debe progresar en la intensidad del ejercicio basado en el tiempo en un programa ni en el desempeño de sus compañeros, sino únicamente en su propia capacidad técnica. Por lo tanto, las progresiones del entrenamiento están limitadas por la capacidad de un individuo de demostrar primero una técnica sólida y consistente de ejercicios precursores”.

Entrenamos para la vida!
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Azahara Fort-Vanmeerhaeghe, Daniel Romero-Rodriguez, et al. Strength and Conditioning Journal. 38(4):9–27, 2016. Integrative Neuromuscular Training in Youth Athletes. Part II: Strategies to Prevent Injuries and Improve Performance. https://bit.ly/2ZDukos

No, no hay balas mágicas!

Recientemente, una persona se pone en contacto conmigo con la intención de iniciar un programa de entrenamiento en el gimnasio. Pero no era un caso más, ninguno lo es. Se trata de una persona muy activa: natación, correr, ciclismo, escalar, padel..., y lo que surja. Su cabeza es un torbellino que arrastra al cuerpo a su antojo pero, de un tiempo a esta parte, el componente físico no podía seguir el ritmo de la parte volitiva, y empezó a quejarse. Cadera y rodilla fueron los eslabones débiles por los que rompió la cadena.
El primer paso fue el diagnóstico médico, paralelamente a la valoración diagnóstica del fisioterapeuta. Inmediatamente, solicité un informe lo más detallado posible para no ir dando bandazos y poder concretar el programa de ejercicios.
Lo primero que recibí fue las imágenes de ecografía que la había hecho el fisio en las dos rodillas. Pero, sinceramente, una vez más fui consciente de mis limitaciones al interpretar una imagen diagnóstica.
A bote pronto, pude distinguir una asimetría entre las dos rodillas, y algo de inflamación en zona de “pata de ganso”. También cierta bursitis en la zona del ligamento colateral medial, con este algo tocado, pero no estoy entrenado en interpretar ecografías e igual dije una auténtica burrada, y de las grandes. Para mi corrección, e insisto, para perfilar el programa de entrenamiento a realizar en el gimnasio, el propio equipo de readaptadores me facilitaron el cuadro diagnóstico con “procesos artrosicos degenerativos a nivel de condilo femoral y de la meseta tibial. Además, presenta una pequeña rotura a nivel de cuerno posterior de la rodilla; y su ligamento lateral interno está ligeramente dañado. En principio prohibido correr y deportes de impacto. Lo principal, trabajar con ejercicios de control motor los estabilizadores de cadera, rodilla y tobillo, rotadores profundos de cadera, complejo lumbo-pélvico y estabilizadores de hombro. Pero también deberá ganar fuerza en la musculatura a nivel general. Por último, si se tercia, se podrán ir introduciendo impactos de forma progresiva y controlada”.

Inmediatamente, hago mi valoración integral, tanto cineantropométrica como postural estática y dinámica, detectando, efectivamente, ciertos micromovimientos que hay que corregir, y fuerzas musculares agonistas que hay que compensar con un trabajo muy analítico, muy lento y con feedback constante. Del mismo modo, hay gestos más globales que tiene gran margen de mejora, y la propiocepción con trabajo neuromuscular y analítico, será prioritario pasa ir solapando con ejercicios multiarticulares y, por qué no, gestos deportivos.

Sin menoscabo de todo lo anterior, hemos de tener en cuenta que la ecografía solo es una prueba más; no caigamos en la trampa de una utilización desmesurada como se hace con las resonancias magnética. Ya que, no siempre la lesión, entendida clásicamente como el daño aparente que pueda haber en los tejidos, se corresponde con el dolor. Es decir, dos rodillas diferentes, uno con dolor y otra sin dolor, pueden presentar el mismo daño. Sin embargo, en este caso sí que se correlaciona, la causalidad es evidente.

De todas formas, aunque ciertos tratamientos médicos y de fisioterapia puedan tener cabida, como por ejemplo la tan famosa EPI, sin la implementación del óptimo entrenamiento psiconeuromuscular, la mesa siempre quedara coja, y nunca mejor dicho.
Insisto en que no es de mi competencia dicha tarea, a no ser que vuelva a insistir con mi matrícula en fisioterapia, pero eso quedó lejos, en el pasado, y estará muy lejano, en el futuro. No obstante, la libertad de aprender libremente es un derecho que debemos proteger, no?

Cuento todo esto para que se sepa el trabajo que hay detrás, y que esto no es tan sencillo como “me puedes hacer un programa para”, “qué ejercicio es el mejor para”..., etc. No, no hay balas mágicas! Hay preguntas, pero no siempre las respuestas son las que pensamos o esperamos. Pero, al menos, sigamos buscando recursos para acercarnos a esas respuestas…

Entrenamos para la vida!

Mi misión es serle útil a los demás; es serte útil a ti...

En cada caso que se presenta, cada persona —y sus circunstancias—, tiene unos objetivos, e independientemente de los que sean, una vez que se ha consensuado, entre entrenador y entrenado, el itinerario a seguir, el primero presta sus servicios al segundo en pro de alcanzarlos de manera eficiente, esto es, con eficacia, seguridad y en el menor tiempo posible —yo no lo entiendo de otro modo—. Cuando alguien confía en tu trabajo, solo queda dar lo mejor de uno y poner todas las herramientas a disposición de la persona, ser honesto y trabajar a destajo.

Algo de lo que cada vez estoy siendo más insistente, es que si una persona que me contrata como entrenador personal, pero que ya lleva un tiempo prudencial conmigo y ha aprendido a realizar los ejercicios y seguir un programa que ya hemos hecho juntos durante un mínimo de sesiones, por el motivo que sea no podemos organizar alguna de las horas semanales previstas, o por motivos económicos o de otra índole no puede o no quiere renovar determinadas sesiones de entrenamiento personal, es que vaya igual al gimnasio y siga lo que está marcado en el programa que estamos haciendo y lo haga por su cuenta —yo siempre estaré a su disposición—. Así podremos estirar más los bonos de sesiones, es decir, le durará más y le supondrá menos desembolso, pudiendo concretar sesiones de control y seguimiento. Hemos de tener claro, todos, que la constancia y regularidad, si el programa está bien diseñado para esa persona en concreto y sus circunstancias, es lo que hace que uno mejore. Es más, uno de mis principales objetivos es enseñar a entrenar, ya no digo a saber diseñar un programa, porque para eso hay que estudiar lo que hay que estudiar y tener la experiencia que hay que tener, pero sí a saber realizar los ejercicios correctamente y tener un criterio adecuado. Y, por otro lado, que no tengan miedo en ir al gimnasio, en coger las barras, los discos y mancuernas, en usar las máquinas, los cables con poleas, etc.; en tener soltura en las instalaciones y desenvolverse con seguridad y confianza.

Lo digo sinceramente, no trabajo para ganar dinero, eso no me supone demasiada motivación para hacer lo que hago y cómo lo hago, para toda la información y formación que voy implementando; trabajo para ayudar a mejorar la vida de las personas que confían en mi saber hacer. Me siento en la obligación de devolverles con creces la confianza depositada. No quiero ser una más —aunque lo sea—, o alguien que en algún momento te ayudó a entrenar o te hizo un programa, lo seguiste durante unos meses y ahí se quedó, no. Mi verdadero objetivo es ser tu entrenador personal para siempre, una persona de confianza que te conoce, que te escucha, que sabe lo que necesitas, que te da soluciones reales y útiles; que te ayuda a alcanzar los objetivos pretendidos, siempre y cuando sea posible, sin engañar a nadie; adaptando el programa de entrenamiento a las necesidades de cada persona, y derivando cuando haya que hacerlo. Un profesional que te ayuda a optimizar el tiempo y el dinero que inviertes en cuidarte y en mejorar tu salud y tu rendimiento.

Por mi experiencia —y experiencias— en todos estos años, un buen profesional es el que te ayuda a dar con las pautas adecuadas y adaptadas, el que busca soluciones, el que te da una información para que puedas valerte por ti mismo y que seas autosuficiente en el control de tu salud y también de tu rendimiento. Duda de quien tenga otras intenciones, te hará perder tu tiempo, tu dinero y la confianza en los buenos profesionales.

Invertir en un Entrenador Personal que te ayude a planificar el ejercicio, que te asesore, que haga un seguimiento y control de todo el proceso de evolución, que te motive y te escuche, es una inversión real en salud.

Seguimos trabajando…

Hay que querer y saber mirar…

Mi día a día de trabajo es el día a día de cada una de las personas que ayudo a entrenar. Pero, bueno, no quiero que esto parezca altivo, pues no soy más que un simple entrenador deportivo que, dentro de su complejidad, ayuda a mejorar tanto el rendimiento físico como la calidad de vida por medio del entrenamiento. Y al igual que yo, nadie se puede creer tan importante que la propia persona. Al fin y al cabo es quien tiene la primera y última palabra, tenga o no tenga una buena información; aunque si esta es de calidad y útil, podrá tomar mejores decisiones, indudablemente.

Lo primero que hacemos antes de ponerse a hacer ejercicio es una valoración integral. Cómo sino sabes lo que tiene que hacer esa persona?
Considero que esta es una de las partes más importantes de mi trabajo. Otra de las funciones importantes de mi profesión es diseñar el programa de ejercicio y su conveniente periodización. Y otra, aplicar de facto todos y cada uno de los principios fisiológicos del entrenamiento, y en esto, las ciencias de la actividad física y el deporte somos los que llevamos la batuta, se ponga como se ponga quien se ponga.

Y la adherencia? Aquí se trata de dar motivos para despertar, quizás, la motivación intrínseca, que es la que verdaderamente cuenta. Y esta, nuevamente, se vuelve seria y rigurosa cuando la información que manejamos es de calidad y útil, y así se pueda trazar un plan de acción.

Por otro lado, cada persona que entrenamos tiene sus condicionantes, sus inquietudes, sus creencias y sus objetivos. Ya en la valoración inicial salen cosas, pero todavía no hay la suficiente confianza para ir mas allá. No obstante, a veces, durante los entrenamientos, traspasamos la línea de lo personal y nos contamos pensamientos, situaciones personales, intimidades...; son las relaciones humanas, el trato entre iguales. Y aprendo, vaya si aprendo. Aprendo a verme reflejado, pero también a ser consciente de que somos diferentes, aunque seamos, por supuesto, iguales, sin serlo. Todos tenemos algunos problemas o situaciones de vida, temporales o no, y creencias que nos generan ciertas barreras; muros que intentamos derribar, a veces no con las mejores herramientas.
Esas limitaciones no nos dejan avanzar, aunque la vida se trate de eso: de aguantar los golpes sin dejar de avanzar.

Quien lo ve desde afuera piensa que solo soy alguien que acompaña y vigila. Alguien que está cobrando por motivar a los más perezosos que les cuesta ir al gimnasio…; a veces, incluso, con conversaciones intrascendentes para rellenar ciertos silencios que pudieran parecer incómodos; por ejemplo, en los descansos entre series y ejercicios. Veo las pausas entre series como muy necesarias, especialmente para personas muy nerviosas o ansiosas, sin meterme en aspectos fisiológicos de los beneficios de las mismas, claro. Por supuesto que algunas personas necesitan que las aviven, pero muchas otras necesitan todo lo contrario, necesitan bajar las revoluciones. Esto no va reñido con entrenar a cierta intensidad, con hacer los ejercicios bien, con buena técnica, con ganas…
Quien piense que un entrenador personal es alguien que te motiva, es que no tiene ni idea!

En el gimnasio tengo a personas con migrañas, con fibromialgia, con colitis, con artritis, con síndrome metabólico, con hernias y procesos dolorosos…, con alteraciones del suelo pélvico, etc.; y también con problemas personales, familiares, de pareja, etc. Personas que por fuera parecen pero por dentro, ay por dentro! Hay que querer y saber mirar…
Pero no trato sus problemas, no las trato a ellas, para eso están otros profesionales debidamente formados, pero sí trato con ellas, que es bastante diferente. Ellas simplemente quieren ser personas normales haciendo cosas normales, pero no, realmente no; son personas extraordinarias haciendo cosas extraordinarias.
Quien siga pensando que no tienen fuerza de voluntad y que por eso necesitan a un entrenador personal, no tienen ni idea. Lo que hay es que ponerse en sus zapatos, haber andado su mismo camino y escuchar con los ojos bien abiertos…

Mis deseos para estas navidades? Pues en este contexto al que me refiero, que todo el mundo se mueva más y mejor, que gasten menos en médicos y medicamentos y más en salud, que piensen menos en tratar la enfermedad y más en mejorar su rendimiento físico. Y que juzguemos menos y queramos más…

Entrenamos para la vida!

Factores del estilo de vida asociados con el dolor crónico

“El dolor crónico tiene un tremendo impacto personal y socioeconómico y sigue siendo difícil de tratar. Por lo tanto, parece importante proporcionar una actualización sobre la comprensión actual con respecto a los factores de estilo de vida en personas con dolor crónico a lo largo de la vida, y explicar que los médicos deben abordar varios factores de estilo de vida concomitantemente en una intervención de estilo de vida multimodal adaptada individualmente para personas con dolor crónico.
Factores de estilo de vida como la actividad física, el comportamiento sedentario, el estrés, el sueño deficiente, la dieta poco saludable y el tabaquismo se asocian con la severidad y el mantenimiento del dolor crónico. Esto se aplica a todas las categorías de edad, es decir, dolor crónico a lo largo de la vida. Sin embargo, las opciones de tratamiento actuales a menudo no abordan, o solo en parte, los muchos factores del estilo de vida asociados con el dolor crónico, o intentan abordarlos en un formato estándar en lugar de proporcionar una intervención de estilo de vida multimodal personalizada.

En conclusión, se propone que los enfoques de tratamiento para las personas que tienen dolor crónico deben abordar todos los factores de estilo de vida relevantes de manera concomitante en una intervención multimodal personalizada. En última instancia, esto debería conducir a un mayor impacto clínico con mayores tamaños de efecto y, posteriormente, disminuir la carga psicológica y socioeconómica del dolor crónico en el mundo occidental”.
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Jo Nijs, et al. PM&R (Physical Medicine and Rehabilitation). 2019. Lifestyle and Chronic Pain Across the Lifespan: An Inconvenient Truth? https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/31437355

domingo, 1 de diciembre de 2019

Educación y Ejercicio Físico para el abordaje del Dolor Crónico

"Más del 20% de la población de los países occidentales presenta dolor crónico musculoesquelético (DCME) y la prevalencia está en aumento, ocasionando sufrimiento, discapacidad, pérdida de calidad de vida y un elevado gasto sanitario. La neurociencia ha evidenciado que la perpetuación del DCME se debe a alteraciones en los mecanismos centrales de procesamiento de estímulos nocivos y a disfunciones de mecanismos endógenos inhibitorios del dolor. Los tratamientos utilizados en DCME obtienen pobres resultados. La combinación de END (Educación en Neurociencia del Dolor) y EF (Ejercicio Físico) aplicados desde la Fisioterapia están siendo muy eficaces en otros países. Este tipo de intervenciones aún no se han implantado y evaluado en nuestro sistema sanitario.
La END es una técnica de tratamiento efectiva que fomenta el empoderamiento del paciente y carece de efectos secundarios. El EF dirigido y dosificado es una excelente herramienta terapéutica que permite activar mecanismos endógenos de control del dolor. La mayoría de los ensayos clínicos realizados hasta la fecha han confirmado que la combinación de ambas intervenciones son eficaces en pacientes con dolor persistente, consiguiendo mejorar los niveles de kinesiofobia, castastrofismo y dolor. Nuestro estudio presenta una disminución de estas variables mayor de la esperada. Este ensayo es uno de los primeros que se realiza en Atención Primaria, en el que a diferencia de otros estudios la intervención educativa y el EF se ha hecho de forma grupal y con componentes lúdicos. Esta forma de trabajo ha favorecido la interacción social, la creación de nuevos vínculos afectivos. Sería conveniente poder medir estos aspectos para valorar su posible contribución a la mejoría clínica experimentada por el grupo de intervención.

Hay que destacar que a los 6 meses, se mantiene la mejoría lograda en la valoración post‐intervención. En cuanto a los resultados obtenidos, y comparando los grupos, hay que señalar que el tratamiento frente al que se ha comparado la intervención de END y EF es el tratamiento fisioterápico habitual que se realiza en los Centros de Atención Primaria de Castilla y León, que está sustentado por los protocolos de Fisioterapia en Atención Primaria vigentes en el momento de realización del estudio. Es necesario señalar que esos protocolos no están basados en las recomendaciones de mayor grado vigentes en el momento actual, por lo que precisan una actualización que afortunadamente se producirá este año. Aun así, el tamaño del efecto logrado con el grupo experimental ha sido mayor del esperado.

Nuestros resultados confirman las recomendaciones más recientes aparecidas en Guías de Práctica Clínica y revistas de impacto, situando a las medidas basadas en educación y ejercicio como primera escalón terapéutica para el abordaje del DCME. Como conclusión, l
a END y el EF se consolidan como primera línea de tratamiento en el abordaje del DCME. La intervención propuesta es sencilla y reproducible. Requiere pocos recursos, genera buenos resultados y no presenta efectos secundarios".

Entrenamos para la vida!
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Referencia:

Galán‐Martín MA, y col. 
Scientific Medical Data, 2018. Educación en neurociencia del dolor y programa de ejercicio físico en pacientes con dolor crónico de espalda. Ensayo clínico aleatorizado. https://www.scientificbigdata.com/article.php?1yXbAerxyQBt3w1IfTH7UdviS16vJK8rGYWLP+tT1H0=

Problemas de Espalda? Hay Solución!

Llevo unos cuantos años entrenando a personas con dolencias de espalda, entre otras alteraciones, y con resultados muy satisfactorios, a las pruebas me remito y los protagonistas están ahí para dar Fe de ello.
Personalmente, la supervisión y control del ejercicio en personas con algún tipo de alteración, sabiendo que el que más y el que menos hacemos deporte o trabajamos, y nos duele algo, y en algún momento nos podemos lesionar, tanto por uso como por desuso, es donde centro casi todos mis esfuerzos de formación y estudio. Aquí es donde me siento más seguro pero también donde más incertidumbres tengo: en la readaptación de lesiones.

Evidentemente, cada caso es particular y el dolor de espalda —en las zonas de la espalda— no es homogéneo. Pero esta semana me quedé atónito cuando un señor de unos 50 años, panadero, árbitro de fútbol; con dos hernias lumbares y una protusión cervical, cansado de ir de fisio en fisio, de osteópatas, de quiroprácticos; de haber pedido tres opiniones médicas de neurocirujanos ya que tiene un principio de claudicación neurogénica y tomaba medicamentos cada dos por tres, e infiltraciones de corticoides para los episodios agudos de ciáticas, he conseguido —ha conseguido—, en tan solo 6 entrenamientos (3 semanas) más unas tareas (ejercicios analíticos) para casa, que haya recuperado la sensibilidad en el miembro inferior, que no le duela la espalda lumbar, salvo los que persisten cuando se levanta por las mañanas, y que vuelva a arbitrar después de estar desde abril sin hacerlo.

Por una parte hay que darle las gracias al último neurocirujano al que fue, pues éste le recomendó que fuese al gimnasio a entrenar la musculatura pero que lo hiciese con un entrenador personal. Y aquí estamos!
Él está muy contento e ilusionado y dice que es lo mejor que hizo desde hace tiempo. Esto hace que haya recuperado la confianza y perdido el miedo al movimiento. Yo le digo que aún es pronto para lanzar campanas al vuelo y que hay que seguir por este camino: progresando poco a poco.

Qué hicimos? Respirar, estirar, relajar, control motor: movimientos lentos y controlados; estímulos concretos de toda la musculatura implicada y antagonista, buscando la coordinación selectiva, pero también trabajamos de manera global.

Por supuesto que hay ejercicios mejores que otros, por mucho que parezca que cualquier actividad es mejor que ninguna, esto es una idea mediocre que no se corresponde con la realidad, pero no hay métodos, ni tan siquiera protocolos. Pero, sinceramente, no me parece lo más relevante, porque, qué hace que un programa funcione y otro no? Y lo que es aún más complejo: qué hace que el mismo programa funcione en una persona y en otra no? La dosis, la escucha activa, la empatía, la asertividad, las modificaciones pertinentes, los focos atencionales, la concentración, la consciencia plena o quizás la distracción, la constancia, el umbral de tolerancia, la actitud, la reeducación, la información veraz, rigurosa y actualizada; tratar a la persona por lo que puede llegar a ser, insistir hasta la saciedad, que ganen autoconfianza. Todo ello, claro! Pero, y las creencias?, qué pensamos de las creencias? Y el cerebro?, qué sabemos sobre nosotros mismos?

Es muy importante, es clave —critica— la pedagogía del profesional ante personas con dolor crónico; el vocabulario y expresiones usadas. Del mismo modo, como antes mencionaba, hay que estar presente: saber escuchar tu cuerpo pero sin altavoces.
El dolor —el cerebro— nos protege pero a veces es disfuncional y maladaptativo, y para reducir el dolor tenemos que reducir evidencia creíble de peligro y aumentar la evidencia creíble de seguridad. Influyen sutilmente las expectativas, las experiencias anteriores, la cultura social establecida, las relaciones personales y el entorno. Por esta razón, y por muchas otras, no tiene sentido prescribir medicamentos para todos, y mucho menos automedicarse, pues no solventa el problema de fondo. Además, el movimiento —en forma de ejercicio neuro-psico-físico individualizado y óptimamente dosificado— tiene un efecto analgésico potentísimo, debido a principios de mecanotransducción y procesos corticales y metabólicos interdependientes. Pero insisto, hay que atender al ratio dosis/respuesta. Aquí está una de las principales claves, si de eficacia hablamos: acercarse a conocer la dosis óptima de actividad y ejercicio físico. Individualizar!

Si queremos resultados diferentes no esperemos conseguirlos haciendo lo mismo de siempre...

Entrenamos para la vida!

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Referencias:

- Steffens D, et al. JAMA Intern Med. 2016. Prevention of Low Back Pain: A Systematic Review and Meta-analysis. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/m/pubmed/26752509/

- Saragiotto BT, et al. Spine (Phila Pa 1976). 2016. Motor Control Exercise for Nonspecific Low Back Pain: A Cochrane Review. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/m/pubmed/27128390/

- Rabey M, et al. Pain. 2015. Somatosensory nociceptive characteristics differentiate subgroups in people with chronic low back pain: a cluster analysis. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/m/pubmed/26020225/

- Barbara S. Webster, et al. Spine (Phila Pa 1976). 2014. The Cascade of Medical Services and Associated Longitudinal Costs Due to Nonadherent Magnetic Resonance Imaging for Low Back Pain. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4105318/

Para el Dolor Crónico: Programa Individualizado de Entrenamiento

Aunque pueda haber diferentes programas para tratar un mismo problema, si podemos demostrar que un programa es mejor que otro para tratar, por ejemplo, el dolor de espalda lumbar, huelga ofrecer esa posibilidad a la sociedad. La terapia cognitiva funcional, esto es, un programa individualizado de entrenamiento que incluya una anamnesis detallada con preguntas clave y una escucha activa en una conversación fluida y pertinente para conocer la historia personal e intransferible del ser humano que tenemos delante, y una valoración funcional de inicio que nos permita determinar qué movimientos podemos implementar en la primera fase del programa de ejercicio progresivo, ha demostrado ser superior que las clases grupales; las cuales, por otro lado, también pueden ser favorables si se saben gestionar. Indudablemente, el programa de entrenamiento ha de cumplir ciertas premisas de seguridad y eficacia, y la persona estar receptiva a las indicaciones del fisioterapeuta y del entrenador, y a cumplir un mínimo de regularidad y adherencia.

El primer paso quizás sea la educación en el dolor, o mejor dicho, en el no dolor. Es decir, romper el vínculo entre dolor y daño, pues lo primero no siempre significa lo segundo, al menos no cuando hablamos de dolor crónico persistente. Es bien cierto que el dolor nos protege, es una respuesta de supervivencia, pero a veces nos juega malas pasadas y nos paraliza. Este es un fuerte motivador para el aprendizaje, bueno y malo, y la respuesta a la aparición repetida del mismo evento doloroso aumenta cuando los riesgos de daño son altos (sensibilización) y disminuye en ausencia de tales riesgos (habituación). Por eso hay que romper con ese vínculo de dolor-evitación; hay que buscar la mejora sostenible. Se han desarrollado tratamientos conductuales basados ​​en la exposición gradual que comparten el objetivo de facilitar o restaurar la búsqueda de objetivos de vida valorados individualmente ante el dolor persistente. Aunque estos han demostrado ser efectivos, todavía hay espacio para mejoras adicionales, lo que puede requerir un cambio de paradigma hacia enfoques más personalizados.

Tanto fisioterapeutas como entrenadores personales, cada uno en su parcela correspondiente y, a poder ser, coordinando y solapando las intervenciones, hemos de ser facilitadores de un contexto de seguridad con respecto al movimiento y ayudar a la persona que tenemos delante a cambiar las creencias limitantes, informando y derribando esas barreras. Pues “el mayor enemigo de las personas con dolor crónico son sus propias creencias acerca del dolor”. Es muy importante —es clave— la pedagogía del profesional ante personas con dolor crónico. Como profesionales del ejercicio físico y la salud, debemos trabajar la actitud, debemos cuidar nuestro vocabulario y nuestro lenguaje no verbal. Debemos entrenar la escucha activa, la empatía, y también la asertividad; observar patrones de movimiento defectuosos y trabajar en pro de la calidad de los movimientos. Debemos ayudar a que la persona reduzca sus miedos, la evidencia creíble de peligro, y que gane en confianza, aumentando la evidencia creíble de seguridad.

En mi opinión y experiencia, y en base a los artículos compartidos (1, 2), hay que desprenderse de los contextos de dolor, es decir, ciertas clases grupales donde todo gira entorno a hacer movimientos suaves, a hablar constantemente sobre el dolor, de medicamentos para el dolor, de terapias para el dolor, etc. Estes no son un buen escenario si lo que quieres —y necesitas— es cambiar tus creencias y conductas, y mejorar tu rendimiento físico. Sí, rendimiento físico: mejorar la fuerza y resistencia muscular, el fitness cardiorrespiratorio, la confianza, la autoestima…

Mediante el entrenamiento personal, y como profesionales del ejercicio físico y la salud que queremos ayudar a que las personas con algún tipo de lesión o dolor crónico vayan construyendo un tipo de resiliencia tanto física como psicológica en su personalidad, para recuperarse con garantías de las disfunciones o alteraciones presentadas, es preciso comunicar adecuadamente para no caer en la sobrestimación que puede darse acerca de los ejercicios suaves y la retroalimentación negativa que pudieran recibir, quizás perpetuando con ello su lesión y dolor asociado.

Un buen entrenador sabe cómo hacer que una persona —cualquier persona— sea cada vez más fuerte, mientras mantiene las lesiones a raya.

Entrenamos para la vida!
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Referencias:

(1) OKeeffe M, et a. Br J Sports Med. 2019 Oct 19. pii: bjsports-2019-100780. Cognitive functional therapy compared with a group-based exercise and education intervention for chronic low back pain: a multicentre randomised controlled trial (RCT). https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/31630089

(2) Johannes W Vlaeyen and Geert Crombez. Annu Rev Clin Psychol. 2019. Behavioral Conceptualization and Treatment of Chronic Pain. https://www.researchgate.net/publication/336702762_Behavioral_Conceptualization_and_Treatment_of_Chronic_Pain

Programa Integral de Tratamiento para el Dolor de Espalda

El dolor de espalda crónico inespecífico es un problema común dentro de la población y se caracteriza por un alto impacto social, económico y personal. A pesar de la presencia bien documentada de anomalías en el procesamiento nociceptivo central en este tipo de pacientes, la implementación de este conocimiento en la práctica clínica es casi inexistente.
Este documento proporciona el protocolo de tratamiento utilizado en un gran ensayo controlado aleatorio que tuvo como objetivo evaluar la eficacia de un enfoque moderno de neurociencia en comparación con la fisioterapia basada en la evidencia de atención habitual. Este programa integral de tratamiento de la neurociencia del dolor combina la educación de la neurociencia del dolor y la terapia de ejercicios que pretenda normalizar las alteraciones centrales abordando las disfunciones del sistema nervioso central, los factores psicológicos, así como las disfunciones periféricas, en un marco más amplio orientado biopsicosocialmente (Malfliet A, et al. Braz J Phys Ther. 2017. Applying contemporary neuroscience in exercise interventions for chronic spinal pain: treatment protocol. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5628368/).

Qué protocolo siguen en este estudio?
   1. Educación en Neurociencia del Dolor (END).

   2. Ejercicio Físico dividido en dos fases:
  • Fase a: Entrenamiento con ejercicios de control motor.
  • Fase b: Entrenamiento con ejercicios dinámicos y funcionales.
Los tratamientos efectivos para el dolor espinal crónico son esenciales para reducir los altos costos personales y socioeconómicos relacionados. La educación en neurociencia del dolor combinada con entrenamiento de control motor dirigido a la cognición parece ser más efectiva que la fisioterapia de mejor evidencia actual para reducir el dolor, reduciendo los síntomas de sensibilización central y discapacidad, mejorando la funcionalidad mental y física, así como las cogniciones del dolor en individuos con dolor espinal crónico (Malfliet A, et al. JAMA Neurol. 2018. Effect of Pain Neuroscience Education Combined With Cognition-Targeted Motor Control Training on Chronic Spinal Pain: A Randomized Clinical Trial. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/m/pubmed/29710099/).

Entrenamos para la vida!

jueves, 26 de septiembre de 2019

La carga de entrenamiento: más allá de lo específico

El mundo del fútbol profesional, y de casi todos los deportes, ha estado sufriendo una evolución tecnológica en los últimos años. Ello se está materializado en un mejor control de la principal variable del rendimiento deportivo: LA CARGA (1, 2). Si entendemos la carga no solo como el nivel de trabajo realizado por un organismo y su respuesta individual (carga interna), sino, y, sobre todo, como el “conjunto de estresores fisiológicos, psicológicos y mecánicos (carga externa), con estímulos que se aplican a un sistema biológico humano durante períodos de tiempo variables (segundos, minutos, horas a días, semanas, meses y años) y con una magnitud variable (es decir, duración, frecuencia e intensidad)”, tendremos el andamiaje puesto para empezar a trabajar y acercarnos a la optimización del rendimiento deportivo.

El estudio (3) y control (4, 5) de la carga de entrenamiento es un aspecto clave en la mejora del rendimiento y la preparación de los deportistas. Hay muchas formas de acercarse a medir y controlar la carga de entrenamiento: junto con el ojo entrenado del preparador físico, la percepción subjetiva de esfuerzo (RPE), la frecuencia cardiaca, la tensión arterial y gasto cardiaco, la medición de lactado e hidrogeniones en sangre, etc., nos encontramos con la medición instantánea de encoders lineales y rotatorios, aplicaciones, teléfonos, relojes inteligentes y wearables varios, hasta llegar a sistemas radar, láser y GPS, entre otros. El monitoreo regular de los atletas es fundamental para garantizar cargas de entrenamiento externas e internas apropiadas para maximizar el rendimiento y minimizar el riesgo de enfermedad. De esta forma se pudiera hacer un seguimiento del deportista y adaptar el entrenamiento de manera lo más individualizada posible.
Con todos estos adelantos tecnológicos, podemos medir parámetros tan importantes como la velocidad durante las aceleraciones, los esprints, desaceleraciones, velocidad media, kilómetros o distancia total recorrida, máxima velocidad de carrera (HSR) y metros por minuto judado, velocidad aeróbica máxima (VAM), número de impactos, tensión fisiológica que sufre el deportista, carga que sufre el sistema músculo-esquelético, etc. Esta clase de parámetros reflejan demandas de carácter metabólico y también neuromuscular que tienen como finalidad acercar el conocimiento del atleta al entrenador –y su staff— y de ahí mejorar la interacción entre ambos con el fin de lograr los objetivos deportivos propuestos.

Aunque la etiología de las lesiones en los deportes es multifactorial dentro del modelo de sistemas complejos, involucrando factores de riesgo extrínsecos e intrínsecos, han surgido pruebas de que el manejo de la carga es un factor de riesgo importante para las lesiones. El respeto insuficiente del equilibrio entre la carga y la recuperación puede provocar fatiga prolongada y respuestas anormales al entrenamiento (mala adaptación), y un mayor riesgo de lesiones y enfermedades. El desequilibrio entre la carga externa y la capacidad del tejido juega un papel causal significativo en la lesión.

Ahora bien, todo esto es muy bonito sobre el papel, pero un concepto clave a tener en cuenta para los responsables del manejo de la carga es que las malas adaptaciones se desencadenan no solo por el mal manejo de las cargas de entrenamiento y competición, sino también por la interacción con estresores psicológicos no deportivos, como el estrés negativo de eventos de la vida y las perturbaciones diarias. Así mismo, la variación inter e intraindividual (p. Ej., Edad, sexo, deporte, estado físico, fatiga, salud, factores psicológicos, metabólicos, hormonales y genéticos) complican en gran medida el manejo de la carga en los atletas. No puede haber un programa de entrenamiento 'talla única para todos'.

Las cargas deportivas y no deportivas imponen estrés a los atletas, cambiando su bienestar físico y psicológico a lo largo de un continuo que progresa desde la homeostasis a través de las etapas de fatiga aguda, sobrecarga funcional y no funcional, síndrome de sobreentrenamiento, daño subclínico en el tejido, síntomas, lesiones o enfermedades con pérdida de tiempo y viéndose obligado a parar. Sin embargo, con una recuperación adecuada después de una carga, el proceso se revierte, la remodelación de los tejidos y la homeostasis se restauran, a un mayor nivel de condición física —alostasis—. El principio fundamental en la teoría del entrenamiento es utilizar este proceso de adaptación biológica para aumentar el estado físico y, posteriormente, mejorar el rendimiento.

Las altas cargas pueden tener influencias positivas o negativas en el riesgo de enfermedad en los atletas. Las altas cargas absolutas de entrenamiento están asociadas con un mayor riesgo de enfermedad en atletas recreativos y subelite (curva en forma de J). Existe alguna evidencia de que este puede no ser el caso en atletas de élite de alto nivel (curva en forma de S). El aumento de las cargas externas (volumen e intensidad del entrenamiento) e interno se asocian con un mayor riesgo de enfermedad, y los atletas responden significativamente mejor a aumentos relativamente pequeños (y disminuciones), en lugar de grandes fluctuaciones en la carga. Hay evidencia de algunos deportes de que si se aplica la carga de manera moderada y progresiva, y se evitan los aumentos rápidos de la carga, en relación con lo que el atleta está preparado, las cargas altas y el entrenamiento físico intenso pueden ofrecer un efecto protector contra las lesiones. La carga siempre debe prescribirse de forma individual y flexible, ya que existe una gran variación inter e intraindividual en el marco temporal de respuesta y adaptación a la carga, y por lo tanto la susceptibilidad a las lesiones. El monitoreo regular de los atletas es fundamental para garantizar niveles óptimos de cargas externas e internas y, por lo tanto, para maximizar el rendimiento y minimizar el riesgo de lesiones.

Por otro lado, sabemos que el mayor limitante del rendimiento físico es la lesión, pero también sabemos que el riesgo lesional cero no existe. Y cuando esta se produce, se deberá adaptar y progresar la carga e individualizar la intervención, pero profundizar en esto no es el objetivo de este texto. Lo que sí es el objetivo, es hablar de las herramientas disponibles para reducir el riesgo de lesión y seguir mejorando el rendimiento deportivo.
Los factores (6) responsables de causar lesiones se agrupan en intrínsecos y extrínsecos. Y los jugadores profesionales de fútbol tienen un riesgo sustancial de sufrir lesiones (7), especialmente durante los partidos.

Tal y como se evidencia en el fantástico estudio de Fort y Romero (8), actualmente sabemos que los factores de riesgo neuromuscular son modificables mediante el entrenamiento. Para poder conseguir este objetivo es muy importante tener la capacidad de diseñar tareas adecuadas en cada caso, analizando su ejecución con los deportistas y dando las indicaciones adecuadas en cada momento. Podemos considerar esta premisa como la base para poder conseguir adaptaciones positivas con la intención de mejorar el control neuromuscular.

No obstante, Tim Gabbett (9, 10) y su grupo de trabajo sostienen que “no es la carga en sí lo que produce la lesión, sino la carga para la que no se está preparado”. Por ello se están utilizando enfoques preventivos (11) prometedores que revisan las estrategias de implementación de programas de entrenamiento y la gestión de las cargas de trabajo individuales. La evidencia es consistente en demostrar que “tanto las lesiones agudas como las lesiones por uso excesivo podrían reducirse mediante programas (12) de acondicionamiento físico. Concretamente, el ENTRENAMIENTO DE FUERZA redujo las lesiones deportivas a menos de 1/3 y las lesiones por uso excesivo podrían reducirse a la mitad”.

A todo esto, es importante añadir que la carga global de trabajo o de estrés de un organismo, y variables de entrenamiento más específicas como el carácter de esfuerzo y la velocidad de ejecución, entre otras, marcarán otras diferencias críticas para el rendimiento deportivo. No es lo mismo realizar ciertas tareas a velocidad lenta, que rápida, que explosiva. Porque, aunque puedan tener adaptaciones similares para mejorar la masa muscular y la fuerza máxima, y más conveniencia de velocidades bajas en ciertas fases de rehabilitación, el rendimiento deportivo, digamos funcional, la potencia y la fuerza explosiva son características inherentes a cualquier gesto deportivo que se haga a máxima velocidad, y con tiempos de reacción mínimos. Además, la complejidad deportiva, tanto en deportes individuales como de equipo, pero mucho más en estos últimos, va marcada por la incertidumbre y los niveles de entropía (13). Las acciones no se dan en un entorno controlado como puede ser una sala de musculación, donde se ejecute una sentadilla, incluso una cargada de halterofilia, con un peso dado y a una velocidad determinada, pudiendo medirla con un encoder lineal. En el fútbol, por ejemplo, el mero hecho de introducir el balón ya implica demandas variables, ya sea a la hora de recibir, conducir, pasar, golpear o lanzar el balón. Comprender el proceso no lineal inherente a la manipulación de variables de entrenamiento puede ayudar a mejorar la efectividad del entrenamiento físico y, en última instancia, a comprender mejor y maximizar el rendimiento deportivo.

Para concluir, quisiera resaltar dos puntos muy importantes: por un lado el papel psicológico que el entrenador desempeña en la configuración de la mentalidad de los jugadores en particular y del equipo, en general (14) al motivar la actitud de los deportistas, y por otro, el amplio espectro de posibilidades de las que dispone el profesional del entrenamiento y la readaptación, donde la toma de decisiones (15) con base en la comprensión teórica del atleta (el 'quién'), los principios del entrenamiento de fuerza y acondicionamiento físico y las demandas deportivas (el 'qué') y las teorías de aprendizaje y el comportamiento (el 'cómo'), pueden mejorar la práctica deportiva, siempre desde la visión de un entrenamiento funcional orientado al deporte.

Sin salud no puede haber rendimiento!
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Referencias:

(1) Torbjørn Soligard, et al. 2016. How much is too much? (Part 1) International Olympic Committee consensus statement on load in sport and risk of injury. https://bjsm.bmj.com/content/50/17/1030

(2) Martin Schwellnus, et al. Br J Sports Med. 2016. How much is too much? (Part 2) International Olympic Committee consensus statement on load in sport and risk of illness. https://bjsm.bmj.com/content/50/17/1043

(3) Windt J, et al. BMJ Open. 2018. Getting the most out of intensive longitudinal data: a methodological review of workload–injury studies. https://bmjopen.bmj.com/content/8/10/e022626

(4) Carl Foster, Jose A. Rodriguez-Marroyo, and Jos J. de Koning. Int J Sports Physiol Performance (IJSPP). 2017. Monitoring Training Loads: The Past, the Present, and the Future. https://journals.humankinetics.com/doi/pdf/10.1123/IJSPP.2016-0388

(5) Gabbett TJ, et al. Br J Sports Med. 2017. The athlete monitoring cycle: a practical guide to interpreting and applying training monitoring data. http://bjsm.bmj.com/content/early/2017/06/22/bjsports-2016-097298

(6) Llana Belloch, S.; Pérez Soriano, P. y Lledó Figueres, E. (2010). La epidemiología del fútbol: una revisión sistemática. RIMCAFD vol. 10 (37) pp. 22-40. http://cdeporte.rediris.es/revista/revista37/artfutbol130.htm 

(7) Alejandro López-Valenciano, et al. Br J Sports Med. 2019. Epidemiology of injuries in professional football: a systematic review and meta-analysis. https://bjsm.bmj.com/content/early/2019/06/06/bjsports-2018-099577

(8) Azahara Fort Vanmeerhaeghe, Daniel Romero Rodríguez. Apunts: Medicina de lésports. 2013. Análisis de los factores de riesgo neuromusculares de las lesiones deportivas. https://www.apunts.org/en-analisis-los-factores-riesgo-neuromusculares-articulo-X0213371713445417

(9) Tim J. Gabbett. British Journal Sports Medicine, 2018. Debunking the myths about training load, injury and performance: empirical evidence, hot topics and recommendations for practitioners. https://bjsm.bmj.com/content/early/2018/10/26/bjsports-2018-099784

(10) Tim J. Gabbett, et al. Br J Sport Med. 2018. In pursuit of the ‘Unbreakable’ Athlete: what is the role of moderating factors and circular causation? https://bjsm.bmj.com/content/early/2018/11/13/bjsports-2018-099995

(11) Christian Klein, Thomas Henke and Petra Platen. German Journal of Exercise and Sport Research. 2018. Injuries in football (soccer)—a systematic review of epidemiology and aetiological aspects. https://link.springer.com/article/10.1007/s12662-018-0530-3 

(12) Jeppe Bo Lauersen, et al. Br J Sports Med. 2014. The effectiveness of exercise interventions to prevent sports injuries: a systematic review and meta-analysis of randomised controlled trials. https://bjsm.bmj.com/content/48/11/871.info 

(13) Moras G, et al. J Sci Med Sport. 2018. Entropy measures detect increased movement variability in resistance training when elite rugby players use the ball. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/m/pubmed/29804653/

(14) Jon Radcliffe, Paul Comfort, Tom Fawcett. J Strength Cond Res. 2018 Oct;32(10):2853-2862. The Perceived Psychological Responsibilities of a Strength and Conditioning Coach. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27669186

(15) Kevin Till, et al. Strength and Conditioning Journal. 41(1): 14-26.2019. A framework for decision-making within strength and conditioning coaching. https://journals.lww.com/nsca-scj/Citation/2019/02000/A_Framework_for_Decision_Making_Within_Strength.2.aspx 

lunes, 9 de septiembre de 2019

Lesión de Rodilla: no tengamos prisa por volver a jugar. Parte II

Por lo general, se puede pensar que cuando se produce una lesión, simplemente se lesiona el tejido muscular, o ligamento, o tendón, o menisco, en su caso —y la cápsula articular, la bursa, la membrana..., y podríamos seguir profundizando—, y lo que hay que hacer es inmovilización, reposo, no cargar la zona o articulación afectada, antiinflamatorios y analgésicos, hielo, etc. Y si se tercia la cirugía, por ejemplo de ligamento y/o menisco, hay que esperar a que baje la inflamación para hacerla cuanto antes, y una vez realizada hay que volver a guardar reposo y tomar medicación para el dolor, iniciar el proceso de rehabilitación con fisioterapia después de un tiempo prudencial, pero hacer estiramientos y masaje, movilidad pasiva, aplicar radiofrecuencia y corrientes. Del mismo modo, después de unas primeras sesiones, se irán introduciendo algunos ejercidos de fortalecimiento muscular de los miembros inferiores con poco peso unas cuantas veces a la semana —y ya me aventuro demasiado—, y también de CORE, por supuesto —tan de moda—. Poco a poco hay que ir a la piscina, hacer bicicleta estática, apoyar con muletas, luego sin ellas, y empezar muy suave a caminar, y luego, en cuanto se pueda, a trotar. Una vez que se considere se puede volver poco a poco a practicar deporte, a tocar el balón, por ejemplo, y hacer los gestos típicos: conos, mini vallas, escalera de agilidad, pases, multisaltos, golpeos a puerta o finalizaciones, etc., pero con cuidado, y ya se estaría recuperado en un tiempo lógico…
Esta progresión parece sensata, verdad? Pues va a ser que no, y hay muchos matices y muchos capítulos que tratar, y muchas fases que no nos debemos saltar, pero que se saltan, desgraciadamente.

Como primer apunte, cuando hay una lesión de este tipo, por ejemplo de Ligamento Cruzado Anterior (ACL, por sus siglas en inglés) sabemos que se producen cambios cinemáticos y cinéticos, incluida la deficiencia propioceptiva, que obedecen a una serie de desajustes cortico-motores que derivan en una inhibición de la función neuromuscular, y que si no se tratan convenientemente podrán establecerse durante años, incluso toda la vida. El cerebro es muy sensible a los inputs que le llega y se reajusta constantemente, produciendo respuestas (outputs) y adaptaciones biomecánicas, neurales y estructurales. Nada vuelve a ser igual después de una lesión…

Así lo han estudiado Ryan Zarzycki y colaboradores, en un reciente trabajo (1) donde argumentan que “las alteraciones neuromusculares, como la debilidad del cuádriceps y los déficits de activación, persisten después de la reconstrucción del ligamento cruzado anterior (ACLR). Investigaciones recientes que demuestran cambios en la función de la corteza motora primaria después de la reconstrucción postulan que las alteraciones del cuádriceps pueden verse influenciadas por una excitabilidad corticoespinal reducida. Estos hallazgos indican que tanto la excitabilidad intracortical como la corticoespinal del vasto medial están alteradas bilateralmente en sujetos 2 semanas después de la ACLR. Dadas las deficiencias neuromusculares persistentes observadas después de la misma, las estrategias de rehabilitación dirigidas a las deficiencias intracorticales y corticoespinales pueden potencialmente mejorar los resultados clínicos.”

De igual forma, Grant Norte y col. (2), demuestran como “la fuerza del cuádriceps y la excitabilidad corticoespinal se ven afectadas en comparación con los valores en individuos de control sanos. Según lo estudiado, la contracción isométrica voluntaria máxima (MVIC), la relación de activación central (CAR) y el índice de fatiga (FI) de las extremidades involucradas fueron menores. Por otro lado, el umbral motor activo fue mayor. Así, las alteraciones neuromusculares se manifestaron temprano y persistieron más de 2 años después de la reconstrucción del ligamento. Mientras que el tiempo puede desempeñar un papel en la manifestación de adaptaciones neuromusculares específicas después de la ACLR, los resultados clínicos son multifactoriales y no es probable que estén influenciados solamente por el tiempo.
Al igual que lo contemplado en el trabajo de Zarzycki y col., parece haber orígenes periféricos y centrales en las estrategias adaptativas —y aparentemente inadaptadas— tras una intervención de este tipo, y se sugiere la “necesidad de abordar la función cortical de manera temprana después de la operación”.

Todo ello concuerda con un trabajo similar de Adam Lepley y sus colegas (3), donde se evaluaron “las diferencias en la excitabilidad corticoespinal del cuádriceps, la excitabilidad espinal-refleja, la fuerza y la activación voluntaria antes, 2 semanas después y 6 meses después de la reconstrucción del ligamento cruzado anterior (ACLr). En esta investigación, también se midieron las contracciones isométricas voluntarias máximas (MVIC), la relación de activación central (CAR), los reflejos espinales, el umbral motor activo (AMT) y las amplitudes del potencial evocado motor (MEP) normalizado al 120% de la AMT en el músculo cuádriceps. Los pacientes con lesión del LCA demostraron reducciones bilaterales en la excitabilidad espinal-refleja en comparación con los controles antes de la cirugía y 2 semanas después de la cirugía. Los sujetos también mostraron una AMT más alta a los 6 meses después de la cirugía en ambas extremidades. No se detectaron diferencias MEP. La MVIC y CAR del cuádriceps fueron inferiores en ambas extremidades del grupo ACLr antes de la cirugía y 6 meses después de la cirugía en comparación con los controles. La excitabilidad disminuida de las vías espinal-refleja y corticoespinal está presente en diferentes momentos después de la lesión de LCA y ocurre en combinación con déficits clínicos en la fuerza y activación del cuádriceps”.

Una vez más, se consolida como las estrategias de rehabilitación temprana dirigidas a la excitabilidad espinal-refleja pueden ayudar a mejorar los resultados postoperatorios.
Es decir, cuanto antes se inicie el proceso de rehabilitación, menos se acusará y más pronto y con mejores garantías podremos retomar la práctica deportiva. No solo esto, antes de una intervención quirúrgica ya tendría que haber habido una fase de pre-operatorio. Sí, un entrenamiento de cara a la cirugía, pero, y sobre todo, con vistas a la fase post-operatoria, al proceso de readaptación propiamente dicho, y al regreso óptimo a las exigencias deportivas.

En segundo lugar, podríamos preguntarnos si realmente todos los que se hayan lesionado deberían someterse a una cirugía. Convendría hacer una valoración rigurosa para diferenciar los casos que se conocen como “copers” y los “non-copers” (4). “Los sujetos “coper” son aquellos que utilizan algunas estrategias complejas neuro-musculoesqueléticas para estabilizar dinámicamente su rodilla con rotura del LCA (Ligamento Cruzado Anterior) y pueden regresar a su deporte profesional a su nivel previo a la lesión. Sin embargo, el resto de los sujetos con deficiencia de LCA (no-coper) exhiben inestabilidad de rodilla y utilizan diferentes estrategias para poder tener actividades diarias normales. Estos sujetos definitivamente necesitan cirugía de reconstrucción de LCA para volver al deporte. Además, del soporte mecánico, el LCA contiene un montón de receptores propioceptivos para suministrar la propiocepción de la articulación de la rodilla. Por lo tanto, la rotura del LCA dará como resultado una reducción del sentido de posición de la rodilla y, por lo tanto, su inestabilidad”.
Indudablemente, si la persona lesionada cumple con una serie de requisitos y no va a volver a competir —por los motivos que sean—, pues quizás con llevar un entrenamiento muscular determinado, junto con actividades de resistencia aeróbica lineales —digamos cíclicos—, tipo correr, bicicleta, etc., no tendría porque operarse, o sí. Pero si se pretende volver a competir, a entrenar en las mismas condiciones anteriores a la lesión, realizando los mismos gestos inherentes al deporte en cuestión, 
ahí es un tema tan complicado que no cabe otra posibilidad que sopesar los pros y los contras, haciendo unas valoraciones aún más rigurosas si cabe con un equipo médico y rehabilitador, pero la intervención del ligamento, menisco, o el tejido que sea, casi será la opción más adecuada, y así evitar males mayores, también pensando a largo plazo.

Centrándome en esto último, y en todo lo expuesto y ampliado a grados de amplitud de movimiento (ADM) y movilidad articular, de desequilibrios musculares y eslabones débiles, relación agonistas/antagonistas, dolor, inflamación, rigidez y ratio stiffness/complianza, alteraciones propioceptivas; de momento de torque, husos neuromusculares, aparato tendinoso de Golgi, aferencias/eferencias, acetilcolina, bombas de calcio, nociceptores, transductores, compactación articular, aspectos estabilométricos, volitivos, nutricionales, y un largo etc., pretendo transmitir que cualquier tipo de recuperación, y más cuando se trata de lesiones graves y de largo plazo, es importante seguir una estructura o periodización de una carga determinada de ejercicios y su correcta ordenación. Y no solo eso, la supervisión directa de un entrenador que en el cara a cara sepa transmitir —feedback— y guiar el entrenamiento pensando en medio y largo plazo, pero con la ejecución y calidad técnica y la carga óptima variable y dinámica a lo largo de un proceso de readaptación o entrenamiento es crítico, y lo que demuestra mayores beneficios también a nivel psicológico y de ajustes cogitivo-perceptivos cerebrales, entre otros. Algo que puede sonar muy técnico —o a chino— pero es una realidad que no me invento yo. Pero claro, para ello lo más importante es la disposición y permeabilidad que tenga la persona a la que va dirigido. Así como la comunicación y coordinación entre todos los actores del proceso de recuperación de un deportista.

Esto no se trata de de ir al fisio y ya está, de hacer unos estiramientos y ya está, y de hacer unos ejercicios prescritos tal máquina expendedora de programas. No es algo que debiera hacerse de manera aislada; es muy importante la supervisión directa, por todos los beneficios que tienen si la persona es receptiva y el interlocutor sabe como guiar, claro. Y el trabajo multi, inter y transdisciplicar. Es decir, integrador.
Insisto, no me lo invento yo, con la ciencia, investigación y experiencia práctica encima de la mesa, no se puede seguir haciendo lo de siempre, eso sí que es una pérdida de tiempo y recursos. Hay que sacarse los mitos y creencias de la cabeza y hacer lo que hay que hacer y lo que está demostrando efectividad. Por mi parte, me tomo muy en serio mi trabajo y mi formación en aspectos relacionados con la aplicación del entrenamiento de fuerza en la readaptación de lesiones, y simplemente trato de seguir mejorando en mi profesión para ayudar y servir a quien confía en mi trabajo e invierte su dinero y su tiempo.
Y el entrenamiento de fuerza y el acondicionamiento físico son la base para cumplir con garantías, y de manera eficiente, cualquier disciplina deportiva.

Por último, me reitero en lo mismo del artículo anterior, si un atleta o deportista que se haya lesionado no debería tener prisa por volver a jugar hasta que mejore y optimice los desequilibrios entre miembros; corrija los déficits funcionales y se vuelva más eficiente a nivel neuromuscular; reduzca peso y grasa corporal, al tiempo que mejora índice músculo-graso; mejore capacidades condicionales y coordinativas, y aplique gestos específicos a máxima velocidad y con plenas garantías, como trabaje bajo niveles importantes de fatiga para comprobar y mejorar hacia las demandas fisiológicas y técnico-tácticas.
Como profesional, me veo en la obligación de darle una información rigurosa basada en los plazos biológicos —inalienables— de una recuperación, más los criterios funcionales y dinámicos que guiarán la vuelta a ese deporte, siempre en base a la lesión acaecida y a los condicionantes biopsicosociales inherentes a la persona. Todo el trabajo que se haga, y las valoraciones continuas, serán significativas de cara una estimación para reducir el riesgo de re-lesión o de otra diferente. Habrá que basarse en todo lo observado, anotado y analizado, en las revisiones científicas y biomédicas de plazos biológicos y criterios diagnósticos y de alta deportiva basados en objetivos estructurales (anatómicos-musculares) y funcionales (biomecánicos-neurales), y por las mediciones cineantropométricas de seguimiento. En este punto, por ejemplo, un exceso de masa corporal penaliza como factor de riesgo modificable, y habrá que buscar optimar los índices corporales para reducir ese riesgo.

No hay una bola mágica para ver el futuro, pero sí una predicción en base a todo lo mencionado. Y la comunicación entre todos es muy importante. No obstante, la decisión para volver a jugar será del médico, por un lado; del preparador físico, fisioterapeuta y entrenador, por otro lado, y, por supuesto, del propio jugador.
Hablo de un ideal, pero soy consciente de que lo ideal no siempre se puede corresponder con lo real. Resulta crítico saber diferenciar lo que uno quiere, de lo que uno necesita, de lo que uno podrá hacer, y de lo que realmente va a suceder, garantizando la búsqueda de las mejores opciones para sus pretensiones, pero siempre estando más cerca de lo que necesita —o de lo que el profesional considera que necesita, en base a un criterio riguroso— que de lo que la persona cree que necesita. Será un juego de negociación y consenso donde la parte psicológica y motivacional puede marcar la diferencia.

Para la tercera parte de este artículo —y puede que no haya tres sin cuatro—, trataré de argumentar las siguientes cuestiones:

  • ¿Cuáles son las fases de una readaptación completa?, cómo se deben solapar?, cómo y por qué se realizan?, qué criterios hay que seguir para una reincorporación satisfactoria y con plenas garantías para volver a rendir en el deporte? Una vez que ya se está jugando, qué se debe hacer con respecto a la prevención de lesiones? 
Seguimos trabajando…
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Referencias:

(1) Ryan Zarzycki, et al. J Orthop Res. 2018. Corticospinal and intracortical excitability differ between athletes early after ACLR and matched controls. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1002/jor.24062

(2) Grant E. Norte, et al. J Athl Train. 2018 May; 53(5): 475–485. Quadriceps Neuromuscular Function in Patients With Anterior Cruciate Ligament Reconstruction With or Without Knee Osteoarthritis: A Cross-Sectional Study. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6107773/

(3) Adam S. Lepley, et al. Scand J Med Sci Sports. 2015 Dec;25(6):828-39. Quadriceps neural alterations in anterior cruciate ligament reconstructed patients: A 6-month longitudinal investigation. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25693627

(4) Narjes Soltani, et al. Asian J Sports Med. 2014 Jun; 5(2): 91–98. Studying the Balance of the Coper and Non-Coper ACL-Deficient Knee Subjects. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4374616/


miércoles, 4 de septiembre de 2019

Nutrición y Diabetes: lo que hay que hacer es hacerlo bien.

Hace unos meses me tomé tiempo para revisar la guía anual de diabetes de la ADA (American Diabetes Association), y publicarlo en mi blog (https://al4balance.blogspot.com/2018/12/el-secreto-del-cuidado-del-paciente-es.html). Este tipo de guías obedecen a una evolución continua y significativa en el conocimiento teórico-práctico, y a su aplicación clínica por parte de los profesionales competentes para ello.
La ciencia es evolución, maduración y confirmación o refutación de evidencias en cierto grado; y si ya ese documento era bueno, salvando ciertos baches con respecto al IMC, déficits energéticos, contar calorías y pesarse en la báscula, en esta ocasión, la ADA ha reunido a un elenco de investigadores que han hecho un trabajo meritorio. El reciente consenso, “Nutrition Therapy for Adults With Diabetes or Prediabetes: A Consensus Report”, firmado por Alison B. Evert, Michelle Dennison, Christopher D. Gardner, W. Timothy Garvey, Ka Hei Karen Lau, Janice MacLeod, Joanna Mitri, Raquel F. Pereira, Kelly Rawlings, Shamera Robinson, Laura Saslow, Sacha Uelmen, Patricia B. Urbanski y William S. Yancy Jr. (http://care.diabetesjournals.org/content/42/5/731.long), viene a confirmar lo presente. Por supuesto, contemplan la densidad nutricional y la calidad de la dieta, así como la nutrición personalizada, pasando por el razonamiento del reparto de macronutrientes y equilibrio energético, entre otras variables de interés, donde atender a los patrones de alimentación tanto individuales como sociales, a las preferencias personales, a las comorbilidades y al entorno socioeconómico en los que vive cada persona.

“Una sólida evidencia apoya la eficacia y la rentabilidad de la dietética y la nutrición como un componente de la atención de la diabetes de calidad, incluida su integración en el tratamiento médico; por lo tanto, es importante que todos los miembros del equipo de atención médica conozcan y defiendan los beneficios de la terapia nutricional y los mensajes nutricionales clave. Se recomienda la asesoría sobre nutrición para mejorar o mantener los objetivos glucémicos, lograr los objetivos de control de peso y mejorar los factores de riesgo cardiovascular (por ejemplo, presión arterial, lípidos, etc.)”.

En siguientes ediciones seguro que se sumará más evidencia de la importancia de la crononutrición, de la microbiota, de la inflamación, del ejercicio físico, de la gestión del estrés, etc., pues son apabullantes las investigaciones que se están haciendo en ese terreno y su consiguiente relación con esta y con cualquier tipo de enfermedad. Sin ir más lejos, en la guía publicada en enero del presente, hablan de la importancia del ejercicio de fuerza, y se centran en la persona —individualización—, y eso es algo muy positivo. Me gusta el eslogan de que “el secreto del cuidado del paciente es el cuidado del paciente”, el AUTOCUIDADO, el compromiso con uno mismo. Y la adherencia y continuidad a los programas de ejercicio y nutrición planteados, así como lo que la persona haga más allá del gimnasio, del taller de nutrición y de la consulta médica. Un serio handicap, pero uno de los retos más ambiciosos y motivantes para todos los que queremos ayudar a mejorar la salud tanto propia como de terceros.

Para concluir, y haciendo una reflexión a voz escrita, resulta paradójico que haya que insistir en que debemos de cuidarnos. A veces es algo cansando tener que divulgar, y tratar de convencer a la gente para que se cuiden, que coman saludablemente, que se muevan, que vayan al gimnasio, que dejen de fumar y beber alcohol. Pero, por otro lado, si no contraatacamos contra los que pretenden lo contrario, los que tienen espacios en los medios de comunicación, anuncios, patrocinios, industrias con intenciones negativamente interesadas, y económicamente deliberadas y sin valores, la guerra estará perdida. Y ya es hora de dejar de preocuparnos por la enfermedad, y ocuparnos, de verdad, por la salud. Esta es la única guerra que debiéramos emprender, no las territoriales, xenófobas, petrolíferas, partidistas, ideológicas, y demás.
Tristemente, no muchas personas sabrán de la existencia de esta magnífica guía y de las nuevas actualizaciones, y de las que lo sepan, pocas invertirán su tiempo en leerla. Pero, de verdad, que merece mucho la pena invertir unas horas en leer ambos documentos con atención. No obstante, rescatando una cita que le pude leer hace poco al catedrático Felipe Isidro, “en teoría, no hay diferencia entre teoría y práctica, pero en la práctica, sí que la hay”; y eso es lo que hay que hacer, HACERLO.

Entrenamos para la vida!

Lesión de rodilla: no tengamos prisa por volver a jugar. Parte I

Para los casos de readaptación de lesiones de rodilla que superviso en el gimnasio, sirvan de ejemplo los siguientes artículos. El primero de ellos, publicado en la British Journal of Sports Medicine, de la mano de Hege Grindem (1) y colaboradores es un excelente documento que hace una suerte de compendio de las principales premisas que deberían guiar el criterio para la toma de decisiones de una óptima y eficiente recuperación, y que reduzcan el riesgo de recaída de la lesión después de la reconstrucción del ligamento cruzado anterior, aunque se pueden extrapolar a otras intervenciones de la rodilla y, si me apuras, a casi cualquier lesión.

En primer lugar, marcan una diferenciación en el tipo de deporte practicado y en el nivel del mismo. En este caso habla de deportes de nivel 1 (Level 1 Sports), refiriéndose a los que incluyan tareas o acciones rápidas y explosivas de salto y recepción, aceleraciones y desaceleraciones, pivotar, cambiar de apoyo y dirección, carrera con apoyos y desplazamientos laterales tipo amagos o quiebros, salidas abiertas y cerradas, etc., y practicados con una frecuencia e intensidad alta determinada. Dicha diferenciación se basa en la “Escala de Actividad Deportiva de Cincinnati” (CSAS, por sus siglas en inglés). Dicha escala (2) consta de 12 puntajes distribuidos en cuatro niveles. Los tres puntajes en cada nivel corresponden a tres intensidades de fuerza a las que están sometidas las extremidades inferiores, y el nivel indica la frecuencia de participación en ese tipo de actividad,

Este estudio prospectivo mostró que “regresar al deporte de competición después de la reconstrucción del LCA multiplica por cuatro las tasas de nuevas lesiones durante el periodo de los dos años siguientes. Posponer la reincorporación al deporte por un tiempo de nueve meses o más después de la cirugía, y una fuerza de cuádriceps más simétrica antes del regreso disminuye significativamente la tasa de lesiones”. Y si bien aún se debe investigar más —y mejor—, para consensuar un contenido óptimo de las baterías de test RTS, las investigaciones hechas hasta el momento muestran que se deben incluir las pruebas de resistencia del cuádriceps, puesto que la fuerza asimétrica del cuádriceps en el momento del regreso al deporte está asociada con la biomecánica asimétrica de la rodilla durante el salto, que a su vez puede predecir una segunda lesión del LCA. La debilidad del cuádriceps también es un factor de riesgo para la OA de rodilla, destacando aún más la importancia de rehabilitación exhaustiva y evaluación de la fuerza del cuádriceps. También se ha descubierto que los déficits de control postural y el control neuromuscular alterado de la cadera y la rodilla predisponen al atleta a una segunda lesión de LCA.

No obstante, una combinación de criterios funcionales estrictos de RTS (Returs To Sport), basados tanto en los plazos biológicos, como en el tiempo de recuperación posquirúrgico, y el estado funcional evaluado con baterías de pruebas o test, así como aspectos psicológicos de especial relevancia para permitir el regreso más seguro posible al deporte, tienen un gran potencial para mejorar la función a largo plazo, disminuir sustancialmente la prevalencia de la osteoartritis postraumática de rodilla en estos pacientes y reducir los costos de atención médica posteriores.

En otras palabras, en los primeros dos años después de la reconstrucción del ligamento, el 30% de las personas que volvieron al deporte de nivel I sufrieron una nueva lesión en comparación con el 8% de los que participaron en deportes de nivel inferior. Pero por cada mes que se retrasó el regreso al deporte, hasta 9 meses después de la reconstrucción del LCA, la tasa de lesiones en la rodilla se redujo en un 51%. Y aunque hay otros factores de igual o más importancia asociados con la nueva lesión de rodilla, la asimetría del cuádriceps aumenta el riesgo de recidiva de lesión del ligamento cruzado anterior y, por extensión, de cualquier otro componente de la rodilla. El mayor riesgo podría deberse a una curación biológica insuficiente, a una rehabilitación incompleta, o ambas. Nuestros resultados sugieren que el tiempo de retorno está asociado con una nueva lesión, y el efecto es mayor en los primeros meses después de la cirugía. Es de destacar que todos los pacientes que volvieron al deporte antes de los 5 meses sufrieron una nueva lesión en la rodilla.
Las consecuencias a corto y largo plazo de las lesiones de LCA incluyen debilidad muscular, déficits funcionales, menor participación deportiva, mayor riesgo de lesión y osteoartritis de rodilla (OA). Hasta el 30% de los pacientes jóvenes activos que se someten a reconstrucción sufren una segunda ruptura del LCA en los primeros años después de la cirugía, lo que conduce a una peor calidad de vida relacionada con la salud. Sin embargo, el resultado más devastador es el aumento de la tasa de artrosis de rodilla en las personas lesionadas con LCA que también sufren una lesión de menisco. Este estudio es el primero en evaluar el riesgo de todas las lesiones agudas de rodilla en aquellos que regresan a los deportes pivotantes de alto nivel. La lesión de menisco fue la lesión de rodilla más frecuente, un factor significativo para el desarrollo de OA. Si a esto le sumamos que dentro de los cinco años después de la lesión de ligamento, el 50% de los pacientes pueden someterse a una cirugía de menisco, aumentando su pronóstico de OA postraumática de rodilla de 0–13% a 21–48%.

Por lo tanto, la reducción del riesgo de lesiones secundarias es de suma importancia, y podemos reducir esta alta tasa de OA de rodilla mediante estrategias de prevención de lesiones validadas. Estos hallazgos respaldan el uso de criterios RTS, con una tasa disminuida estimada de lesión de rodilla en el 84% de pacientes que pasaron los criterios de RTS, una magnitud de alta relevancia clínica. Así mismo, tal y como se recoge en los consensos del Comité Internacional de Documentación de la Rodilla (IKDC) (3, 4), Hay que hacer una evaluación y seguimiento periódico y significativo sobre los resultados del tratamiento de las lesiones de rodilla, pudiendo —y debiendo— realizar una valoración inicial, antes de la operación, y otra justo después, más los seguimientos posteriores. Dicho seguimiento deberá registrarse por escrito en un formulario validado que consta de cuatro áreas dedicadas a la evaluación subjetiva, los síntomas presentados, rangos de movimiento y pruebas de cajón). Estas se complementan con cuatro áreas adicionales que solo se documentan pero no se incluyen en la evaluación (hallazgos compartimentales, patología del lugar de procedencia del injerto, hallazgos de rayos X y pruebas funcionales). Se ha especificado que en cualquier intervención el tiempo mínimo de seguimiento para resultados a corto plazo debe ser de 2 años, para resultados a mediano plazo de 5 años y para resultados a largo plazo de 10 años.

Del mismo modo, Smith y colaboradores (5), publicaron en la misma revista un fantástico trabajo que tenía por objetivos “examinar el retorno al deporte competitivo dentro de los 12 meses posteriores a la reconstrucción del ligamento cruzado anterior (LCA), el mantenimiento de la participación competitiva durante el seguimiento, la relación del nivel de actividad deportiva y la participación competitiva en base a un seguimiento de las evaluaciones funcionales subjetivas, y también abordar la incidencia de la participación competitiva continua a pesar de los notables problemas funcionales con la rodilla operada a los 12 meses de seguimiento. El cuestionario se construyó alrededor de la escala de actividad deportiva de Cincinnati (CSAS) y las escalas de función deportiva de Cincinnati (CSFS), definiendo el término "nivel competitivo" por la clasificación de las competiciones en las que participó el atleta, en lugar de las actuaciones en este nivel competitivo.

Por último, y refiriéndome a un reciente documento elaborado por Kate E. Webster y Julian A. Feller (6), todo apunta a que las altas tasas de recaída de la lesión de ligamento cruzado anterior —y también de una nueva lesión distinta, o de la misma pero en el miembro contralateral—, pueden deberse, en parte, a una vuelta temprana a la práctica del deporte. Por eso es muy importante que se establezcan una bases sólidas de evaluación, readaptación y seguimiento. Como han demostrado varios autores con sus respectivos trabajos, lo que más eficiencia está demostrando para reducir el riesgo de lesión, aunque dentro de su complejidad, se corresponde con medidas básicas, pero hay que implementarlas en su momento justo y hacerlas bien, por descontado.

Resumiendo, un atleta o deportista que se haya lesionado no debería tener prisa por volver a jugar hasta que mejore y optimice los desequilibrios entre miembros; corrija los déficits funcionales y se vuelva más eficiente a nivel neuromuscular; reduzca peso y grasa corporal, al tiempo que mejora índice músculo-graso; mejore capacidades condicionales y coordinativas, y aplique gestos específicos a máxima velocidad y con plenas garantías, como trabaje bajo niveles importantes de fatiga para comprobar y mejorar hacia las demandas fisiológicas y técnico-tácticas.
Si una persona lesionada viene con unas exigencias para volver a jugar, me veo en la obligación de darle una información rigurosa basada en los plazos biológicos —inalienables— de una recuperación, más los criterios funcionales y dinámicos que guiarán la vuelta a ese deportes, siempre en base a la lesión acaecida y a los condicionantes biopsicosociales inherentes a la persona. Pero el entrenamiento de fuerza y el acondicionamiento físico son la base para cumplir con garantías, y de manera eficiente, cualquier disciplina deportiva.
También resulta crítico, saber diferenciar lo que uno quiere, de lo que uno necesita, y de lo que realmente va a suceder, garantizando la búsqueda de las mejores opciones para sus pretensiones, pero siempre estando más cerca de lo que necesita —o de lo que el profesional considera que necesitaa, en base al criterio profesional— que de lo que la persona cree que necesita. Será un juego de negociación y consenso donde la parte psicológica y motivacional puede marcar la diferencia. Aunque la decisión final será del propio jugador, de los preparadores físicos y del entrenador.

Sin salud no puede haber rendimiento!
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Referencias:

(1) Hege Grindem, et al. Br J Sports Med. 2016 Jul; 50(13): 804–808. Simple decision rules reduce reinjury risk after anterior cruciate ligament reconstruction: The Delaware-Oslo ACL Cohort Study. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4912389/

(2) Barber-Westin SD, et al. Am J Sports Med. 1999;27:402–16. Rigorous statistical reliability, validity, and responsiveness testing of the Cincinnati Knee Rating System in 350 subjects with uninjured, injured, or anterior cruciate ligament-reconstructed knees. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/10424208

(3) Hefti F, Muller W, Jakob RP, Staubli HU. Evaluation of knee ligament injuries with the IKDC form. Knee Surg Sports Traumatol Arthrosc. 1993;1(3-4):226–234. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8536037

(4) Daniel DM, Stone ML, Dobson BE, Fithian DC, Rossman DJ, Kaufman KR. Fate of the ACL-injured patient: a prospective outcome study. Am J Sports Med. 1994;22(5):632–644. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/7810787

(5) Smith FW, et al. Br J Sports Med. 2004. Subjective functional assessments and the return to competitive sport after anterior cruciate ligament reconstruction. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1724807/

(6) Kate E. Webster and Julian A. Feller. Orthop J Sports Med. 2018. Return to Level I Sports After Anterior Cruciate Ligament Reconstruction: Evaluation of Age, Sex, and Readiness to Return Criteria. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6088492/