martes, 31 de diciembre de 2019

No es lo mismo motivar que dar motivos

Esta semana me han pasado dos casos que seguro son bastante comunes y pueden resultar familiares. Sendas personas, una de ellas me avisa por la mañana que va anular el entrenamiento que teníamos previsto por la tarde porque fue al fisio y tiene una sobrecarga en los isquios de jugar al fútbol sala, entonces que tenía que guardar reposo porque el propio fisio le dijo que no podía hacer ejercicio.
A groso modo, yo le intento hacer ver que una sobrecarga es mejor solucionarla con estiramientos dinámicos y estáticos, y con una mejor gestión de las cargas de entrenamiento. Y que, además, se puede y debe entrenar todo el cuerpo sin tener que tocar los isquios, si esto fuese el problema, que lo dudo con casi total rotundidad, o que, mejor aún, si hacemos un trabajo regenerativo de los mismos. Otra cosa sería entrenar al fútbol, correr, saltar, etc. O si hubiese una rotura de fibras, donde los protocolos son otros, pero los beneficios de entrenar cualquier otra parte del cuerpo y ese grupo muscular pero de otra forma están bien claros. Y los entrenadores personales, profesionales titulados en Ciencias de las Actividades Físicas y Deportivas, estamos, sobre todo, para cuando los vientos soplan en contra. Para lo fácil también, claro, pero es cuando surgen problemas físicos en donde se puede intervenir mediante el ejercicio y para su posterior prevención o disminución del riesgo de que vuelva a suceder. Es así y no me lo invento yo! Además, a las pruebas me remito, se puede mostrar y demostrar a quien quiera.
Y escribo esto porque me gustaría que la gente se empiece a concienciar de que hay formas mejores de hacer las cosas y profesionales formados y experimentados para ello.
 
El segundo caso se me presenta por otro cliente, persona a la que ayudo a entrenar en el gimnasio y que tiene unos problemas de espalda, diagnosticado con dos hernias y además sintomáticas, pero que en las tres semanas que llevamos entrenando juntos nota una mejoría impresionante, tanto en niveles de fuerza como en la reducción del dolor. El problema surge cuando por una gastroenteritis no puede asistir a las sesiones de entrenamiento que teníamos previstas, algo comprensible y lógico, por supuesto. Pero al cabo de esa última semana, me escribe un mensaje diciéndome que es mejor retomar los entrenamientos hasta dos semanas después porque se había levantado con dolor de hombro y el fisio le dijo que no hiciese nada —reposo— porque no era buena idea ir al gimnasio a forzar.
Yo no sé qué se ha pensado el fisio que hacemos en el gimnasio, pero bueno, su recomendación está muy lejos del conocimiento y evidencia que hay sobre rehabilitación del hombro y cómo tratar una tendinitis.
Pero de igual manera que en el caso anterior, subrayo que al gimnasio se puede ir a hacer todo el resto del cuerpo, y mucho más en este caso de dolor de espalda, donde los beneficios del ejercicio se pierden si no se realiza como se venía haciendo en una dosis de carga optimizada para esa persona. Sí, es así, estamos privilegiadamente condenados a hacer ejercicio, y a movernos bien y muy a menudo.
Entiendo que haya miedos por una mala información o por situaciones pasadas poco afortunadas, pero eso no quiere decir que tenga que volver a pasar. Intento que la gente lo vea de otra manera, porque el reposo, en la mayoría de las veces, no es lo más eficiente, y en el gimnasio se pueden hacer muchas cosas, y si además tienes a una persona que le estás pagando para que te de soluciones antes situaciones físicas que te puedan surgir, como un fisioterapeuta y un entrenador personal, con más razón. Esto no quiere decir que las terapias pasivos tengan aplicación, por supuesto que la tienen. Además la valoración diagnóstica del fisioterapeuta y el tratamiento de los tejidos en un primer momento y circunstancias dadas, me parecen claves.
Se puede y debe venir al gimnasio; reevaloramos e incluimos los ejercicios que se deban incluir, que hay protocolos de actuación en casi todas las lesiones o molestias que puedan surgir, que el ejercicio tiene efecto analgésico y modulador del dolo, por ejemplo.
El ejercicio tiene efecto antiinflamatorio por liberación de sustancias al torrente sanguíneo y a los tejidos. Además mejora vascularización, viscosidad articular, fascias, etc. Y se produce una mecanotransducción que informa al cerebro de lo que tiene que hacer para que se vaya curando y disminuyendo la sensación de dolor, entre otras, y hablando mal y pronto. No dejes que el miedo o el pensar que no estás al 100% te guíen la vida o la parte que tenga que ver con el ejercicio físico. Si cada vez que no estamos al 100% no podemos entrenar ni hacer nada, estaríamos buenos, entonces todo el mundo, y yo mismo, estaríamos tirados sin poder disfrutar de nuestro cuerpo.
En mi caso personal, yo estoy para estas cosas, no para lo fácil. Cuando surge un problema físico, tendinitis en este caso, aunque habría que acotar el diagnóstico mucho más preciso, hay que actuar en consonancia. Y los fisios, no todos, suelen tener la palabra reposo muy en la boca. Fisios, no todos, que, por otra parte, no tocaron un gimnasio en la vida, entonces no saben lo que se siente al entrenar. Y para dar buenos consejos hay que tener experiencia en primera persona, eso es una de las cosas que falla en esta sociedad.
Por otro lado, si yo tengo un problema con el ordenador, llamaré a un informático y le llevaré el ordenador para que lo vea y lo arregle, tanto software como hardware, pero dudo que se le diga que tiene que ponerlo en reposo...
Hay que usar lo que tiene mayor evidencia, tanto teórica como clínica —práctica—. Yo lo hago, y además lo compruebo, lo anoto, hago un seguimiento y saco conclusiones intentando tener siempre un pensamiento sistémico.
Cada vez que se me pide justificación la doy, y además lo veo necesario y una obligación por mi parte; ayudar a los demás a darles una mejor información y más útil para su día a día, y el reposo no tiene demasiada utilidad, ni los tratamientos pasivos, los cuales, sí pueden tener cabida en algún momento concreto. Lo que sí funciona es el descanso activo o el entrenamiento cruzado. La solución es adaptar el entrenamiento, hacer un trabajo específico, si es que hay que hacerlo, y por lo demás, todo el trabajo de todos los grupos musculares, se puede y debe hacer. Tengo aquí en el gimnasio a personas bien jodidas del hombro, de la espalda, de las rodillas, etc., y no hablo por hablar. Y entrenan y se recuperan...
 
Sinceramente, no me preocupa perder un cliente por hacer bien mi trabajo y darle las mejores y más reales opciones. Prefiero perderlo por eso que por pasota o condescendiente. A mi no me da igual, no me das igual. Quiero que te hagas fuerte, resiliente, que cambies tus creencias, lo que siempre te contaron, y lo que siempre hiciste...
No trabajo para acumular clientes, trabajo para ofrecer la máxima calidad a cada cliente, y para que cada persona sea única. Si escribo esto no es para causar agravio, al contrario, lo trato de hacer constructivamente y que me disculpen quienes se puedan dar por aludidos.
 
Conforme estos dos casos, surgen algunos más, y quizás sea normal, pues la vida está llena de contratiempos; y yo no tengo problema en que me anulen alguna sesión o no apetezca venir a entrenar, o lo que sea, solo faltaría, esto no es una dictadura o hay obligatoriedad para hacer nada, la obligatoriedad siempre será para uno mismo, pero siempre que haya sinceridad y confianza se puede entender.
Puedo entender que haya miedo unido a una falta de información y formación profunda sobre fisiología, biomecánica, periodización, etc., pero para eso estamos los profesionales titulados en ciencias de la actividad física y del deporte, no?
 
Por último, me gusta compartir una visión a largo plazo. Es decir, si un día no se puede ir a entrenar por el motivo que sea, bueno, en cuanto se pueda se va. Es muy importante mantener una regularidad y constancia para co seguir las adaptaciones y beneficios del entrenamiento.
En todos los casos tengo como principio facilitar al máximo la autonomía de la persona para que, por un lado sea autosuficiente y no dependa de nadie para entrenar y, por otro lado, las sesiones que haya contratado le dure lo máximo posible para hacérselo lo más asequible posible y que pueda mantenerlo de por vida.
Cuanto más ayudo a los demás, más me ayudo a mi mismo...
 
Entrenamos para la vida!

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