martes, 31 de diciembre de 2019

Mi misión es serle útil a los demás; es serte útil a ti...

En cada caso que se presenta, cada persona —y sus circunstancias—, tiene unos objetivos, e independientemente de los que sean, una vez que se ha consensuado, entre entrenador y entrenado, el itinerario a seguir, el primero presta sus servicios al segundo en pro de alcanzarlos de manera eficiente, esto es, con eficacia, seguridad y en el menor tiempo posible —yo no lo entiendo de otro modo—. Cuando alguien confía en tu trabajo, solo queda dar lo mejor de uno y poner todas las herramientas a disposición de la persona, ser honesto y trabajar a destajo.

Algo de lo que cada vez estoy siendo más insistente, es que si una persona que me contrata como entrenador personal, pero que ya lleva un tiempo prudencial conmigo y ha aprendido a realizar los ejercicios y seguir un programa que ya hemos hecho juntos durante un mínimo de sesiones, por el motivo que sea no podemos organizar alguna de las horas semanales previstas, o por motivos económicos o de otra índole no puede o no quiere renovar determinadas sesiones de entrenamiento personal, es que vaya igual al gimnasio y siga lo que está marcado en el programa que estamos haciendo y lo haga por su cuenta —yo siempre estaré a su disposición—. Así podremos estirar más los bonos de sesiones, es decir, le durará más y le supondrá menos desembolso, pudiendo concretar sesiones de control y seguimiento. Hemos de tener claro, todos, que la constancia y regularidad, si el programa está bien diseñado para esa persona en concreto y sus circunstancias, es lo que hace que uno mejore. Es más, uno de mis principales objetivos es enseñar a entrenar, ya no digo a saber diseñar un programa, porque para eso hay que estudiar lo que hay que estudiar y tener la experiencia que hay que tener, pero sí a saber realizar los ejercicios correctamente y tener un criterio adecuado. Y, por otro lado, que no tengan miedo en ir al gimnasio, en coger las barras, los discos y mancuernas, en usar las máquinas, los cables con poleas, etc.; en tener soltura en las instalaciones y desenvolverse con seguridad y confianza.

Lo digo sinceramente, no trabajo para ganar dinero, eso no me supone demasiada motivación para hacer lo que hago y cómo lo hago, para toda la información y formación que voy implementando; trabajo para ayudar a mejorar la vida de las personas que confían en mi saber hacer. Me siento en la obligación de devolverles con creces la confianza depositada. No quiero ser una más —aunque lo sea—, o alguien que en algún momento te ayudó a entrenar o te hizo un programa, lo seguiste durante unos meses y ahí se quedó, no. Mi verdadero objetivo es ser tu entrenador personal para siempre, una persona de confianza que te conoce, que te escucha, que sabe lo que necesitas, que te da soluciones reales y útiles; que te ayuda a alcanzar los objetivos pretendidos, siempre y cuando sea posible, sin engañar a nadie; adaptando el programa de entrenamiento a las necesidades de cada persona, y derivando cuando haya que hacerlo. Un profesional que te ayuda a optimizar el tiempo y el dinero que inviertes en cuidarte y en mejorar tu salud y tu rendimiento.

Por mi experiencia —y experiencias— en todos estos años, un buen profesional es el que te ayuda a dar con las pautas adecuadas y adaptadas, el que busca soluciones, el que te da una información para que puedas valerte por ti mismo y que seas autosuficiente en el control de tu salud y también de tu rendimiento. Duda de quien tenga otras intenciones, te hará perder tu tiempo, tu dinero y la confianza en los buenos profesionales.

Invertir en un Entrenador Personal que te ayude a planificar el ejercicio, que te asesore, que haga un seguimiento y control de todo el proceso de evolución, que te motive y te escuche, es una inversión real en salud.

Seguimos trabajando…

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