martes, 1 de enero de 2019

Recuperación de Lesiones y Rendimiento Deportivo: acercando la Ciencia a la Práctica

Hay mucha información concerniente a los métodos de recuperación de las ciencias del deporte, y su aplicabilidad en disciplinas tanto individuales como de equipo. Pero el 50% del conocimiento científico se renueva cada 5 años, más o menos, y realmente son pocas las estrategias que han demostrado eficacia y, curiosamente, a día de hoy, se siguen usando las que han demostrado eficacia nula. Por ejemplo:
  • El masaje no recupera mejor que el no masaje. Evidencia 1A 
  • Los estiramientos no recuperan mejor que no estirar. Evidencia 1A 
  • La ALM (Auto Liberación Miofascial), p. ej.: con foam roller, todavía no tienen evidencia suficiente que demuestre que ayude a recuperar mejor que sino se aplica. 
  • La inmersión en agua fría o hielo no recupera mejor que la no inmersión en agua fría o hielo. 
  • La electroestimulación no recupera mejor que la no aplicación de electroestimulación. 
Nota: De todos estos métodos, sí ha demostrado eficacia el agua, pero una inmersión de 10’ y a una temperatura de entre 10º y 15ºC (13,5ºC), y en posición bípeda.

Todo esto se explica en el magnífico proyecto de investigación del doctor Julio Calleja, y colaboradores, con un estudio digno de conocer y resaltar: “Happiness versus Wellness during the recovery process in high performance Sport, publicado este mismo año (2018) en la prestigiosa revista científica Frontiers in Physiology, https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fphys.2018.01598/full, algo de lo que, además, pude tomar buena nota en la 6ª Conferencia Internacional de la NSCA, del pasado mes, en Madrid. El preparador físico de la Federación Española de Baloncesto y de la Federación Vasca de Rugby, hacía referencia al también doctor, y responsable del departamento de preparación física del Paris Saint-Germain, y un prolífico investigador, Martin Buchheit, quien explicó que algunos de los métodos más utilizados en los deportes de élite con un alto nivel de evidencia (1a) no están relacionados con los atletas. Sin embargo, otros métodos, sin ninguna evidencia todavía, se utilizan generalmente entre ellos. Aunque estas estrategias utilizadas presentan un alto efecto placebo entre los atletas, la implementación es un tema controvertido en la competencia deportiva.


Así, un reciente trabajo de Jonathan M. Peake, publicado en Current Opinion in Physiology, https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2468867319300379, argumenta la importancia crítica que tiene la recuperación después del ejercicio, siendo un elemento esencia del ciclo de adaptación y rendimiento, tanto en los entrenamiento como en las competiciones. “El objetivo general de la recuperación posterior al ejercicio es restaurar la homeostasis en muchos de los sistemas fisiológicos del cuerpo. Después del ejercicio, los líquidos y la energía perdidos o consumidos durante el ejercicio deben ser reemplazados, la temperatura corporal y la función cardiovascular regular deben restaurarse y el tejido dañado debe repararse. Todos estos eventos deben ocurrir de manera oportuna antes de la próxima sesión de entrenamiento o evento competitivo”.
Del mismo modo, es importante saber analizar las estrategias más favorables y que hayan mostrado cierto nivel de evidencia a favor de los efectos que tiene una vuelta a la calma o “cool-down”, en los marcadores de recuperación psicofisiológica, el rendimiento deportivo y sus efectos a largo plazo; este trabajo de Bas Van Hooren y Jonathan M. Peake, editado en la Sports Medicine, da buena cuenta de ello, https://link.springer.com/article/10.1007/s40279-018-0916-2.


Aunque con ciertos matices de interés, donde se atenderá a los condicionantes de cada deportista de manera individual, no cabe duda de lo importante que es diferenciar entre intervenciones agudas y crónicas, y entre respuestas agudas y crónicas —adaptaciones—, pues el abuso de cualquier método reducirá sus posibles mecanismos, por ejemplo el agua fría o hielo, donde sí se ven efectos agudos, pero que van perdiendo estímulo conforme se usan de manera recurrente.
Julio Calleja le llama a todo ello “el arte de la recuperación en ciencias del deporte”, resaltando el concepto de “Arte”, y diferenciando entre Wellness (biología) y Happiness (sensación del deportista). En unos años tendrá preponderancia la primera sobre la segunda. El acceso a la información es para todos, y los técnicos tenemos la obligación de estar al corriente de la literatura científica y de su puesta en práctica; ya que, con educación e información los deportistas querrán y creerán, porque serán palpables los beneficios, aunque no sea posible matematizar el entrenamiento.
Así que se torna muy relevante buscar el equilibrio entre lo que uno piensa que necesita y lo que realmente necesita para mejorar su rendimiento —“el balance entre lo que quiero o no, y lo que no sirve o sí”—. Por ese motivo, el equilibrio entre "felicidad y bienestar" en el alto rendimiento deportivo se presenta como un desafío emocionante en los próximos años, donde el costo-beneficio debería ser el principal parámetro de medición, aunque hasta la fecha no hay evidencia científica al respecto.
Aunque uno de los elementos más importantes del rendimiento y el ejercicio es el reposo, resulta importante el efecto placebo como un fenómeno interesante a considerar, y un factor predictivo significativo del desempeño exitoso que confirma la afirmación de que “los jugadores se desempeñan mejor cuando están en un estado de ánimo positivo”. Probablemente, en las fases iniciales de la temporada, podríamos dar mayor importancia a la felicidad y, a medida que nos acercamos a las importantes competiciones, generamos una cultura de bienestar. Para ello, en mi opinión, veo imprescindible contar con el asesoramiento de los profesionales del entrenamiento, técnicos, entrenadores personales y dietistas/nutricionistas, que nos dedicamos horas y horas a formarnos y a tratar con cientos de deportistas diferentes. Eso te da un bagaje muy nutritivo, el cual no se consigue si solo te entrenas a ti mismo.



De la misma manera, se deben conocer los excelentes trabajos de Keith Baar, investigador y profesor de fisiología de la Universidad de California, p.ej.: “Minimizing Injury and Maximizing Return to Play: Lessons from Engineered Ligaments, editado en la Sports Med, en el 2017, https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5371618/, con conclusiones y recomendaciones relevantes para maximizar el rendimiento, disminuir el riesgo de lesión de tendones y ligamentos, y/o acelerar el regreso al juego después de una lesión. Así mismo, el estudio de Benjamin T. Wall, James P. Morton and Luc J. C. Loon, “Strategies to maintain skeletal muscle mass in the injured athlete: Nutritional considerations and exercise mimetics”, Eur J Sport Sci (2015), https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/17461391.2014.936326, es una obra de obligada lectura si se quiere saber de qué va esto de la recuperación de lesiones; donde se muestran recomendaciones prácticas y consideraciones nutricionales para recuperarse de manera óptima de una lesión. Y en la misma línea, aún debiendo volver a reiterar que todo irá supeditado a la correcta individualización, el reciente trabajo de Katherin Johana Quintero, y colaboradores, “An overview of nutritional strategies for recovery process in sports-related muscle injuries”, publicado en la revista oficial de la SBAN (Sociedad Brasileña de Alimentación y Nutrición, Nutrire Journal, https://nutrirejournal.biomedcentral.com/articles/10.1186/s41110-018-0084-z, ofrece importantes recomendaciones con respecto a la ingesta energética, al reparto de nutrientes —con atención especial a la proteína, a ciertas vitaminas y minerales, con funciones antioxidantes, y a los ácidos grasos omega 3—, y a los probióticos, que si ya tienen una relevancia importante en el estado de salud de cualquier persona; en caso de lesión y en atletas, todo ello cobra niveles críticos de importancia, principalmente en la función inmunológica, entre otras. También, y más recientemente, en un trabajo de Stephan F.E. Praet, y col., publicado en la prestigiosa Nutrients (https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6356409/#__ffn_sectitle), se realizó una intervención metódica, combinando la suplementación oral de péptidos específicos de colágeno junto con ejercicio físico durante seis meses, concluyendo que el protocolo utilizado puede servir como una suerte de coadyuvante de los “beneficios clínicos de un programa bien estructurado de fortalecimiento de la pantorrilla y acelerar el regreso a la carrera en pacientes con tendinopatía de Aquiles”; aunque este estudio presenta un poder estadístico limitado, por lo que, lógicamente, se necesitan más estudios para asegurar dichas observaciones.

Para cambiar de tercio, pero con una lógica interdependencia con lo descrito, el equipo de investigación de Tim Gabbett, así como muchos otros autores, están haciendo un trabajo de muchísima calidad sobre una temática tan apasionante, y a veces controvertida, como la recuperación y prevención de lesiones, y el rendimiento deportivo. Por ejemplo, tres de reciente publicación y editados en la prestigiosa British Journal Sports Medicine. El primero a destacar, “Debunking the myths about training load, injury and performance: empirical evidence, hot topics and recommendations for practitioners”, https://bjsm.bmj.com/content/early/2018/10/26/bjsports-2018-099784, donde se analizan en profundidad algunas de los mitos y controversias sobre la génesis de lesiones y el rendimiento deportivo, con recomendaciones prácticas que son bienvenidas a un mundo donde nos parecemos guiar más por las creencias que por la razón y estudio. Así, el segundo de los artículos que comparto, “Getting the most out of intensive longitudinal data: a methodological review of workload–injury studies”, https://bmjopen.bmj.com/content/8/10/e022626, nos presenta un modelo multifactorial que investiga la relación entre la carga de trabajo y las lesiones, donde la combinación entre factores internos y externos (p.ej.: carga de entrenamiento), más las respuestas internas (adaptación/no adaptación), son responsables de la predisposición a la lesión.

Es evidente que el mayor limitante del rendimiento físico es la lesión, pero debemos ser conscientes que las lesiones jamás podrán prevenirse —y que el riesgo “0” no existe—, pero sí disminuir el riesgo lesional. Un atleta o deportista se construye desde la infancia, y citando al fisiólogo Per-Olof Astrand, "si quieres ser un campeón olímpico, elige bien a tus padres”, pues la genética, o las cualidades biológicas inherentes, así como otros —digamos moderadores—: edad, lesiones y experiencia previas, composición corporal y cineantropometría, biomecánica y patrones de movimiento relacionados, factores psicosociales, y factores ambientales; pudiendo sintetizar todo esto en “el desarrollo de un deportista en las distintas etapas de la vida”, teniendo una importancia crítica para el rendimiento — presente y futuro—, y permitiendo —o no— soportar las cargas de entrenamiento y competiciones demandadas, marcando gran parte del éxito en un deporte determinado. El último de los trabajos presentados, nos habla, precisamente, de carga de entrenamiento (volumen, intensidad, frecuencia, etc.), de cualidades y capacidades físicas (fuerza, aptitud aeróbica, velocidad, resistencia, etc.): “In pursuit of the ‘Unbreakable’ Athlete: what is the role of moderating factors and circular causation?”, https://bjsm.bmj.com/content/early/2018/11/13/bjsports-2018-099995. Tim Gabbett lo resume a la perfección en una frase esclarecedora “No es la carga en sí lo que te puede lesionar, es la carga para la que el atleta no está preparado”. El objetivo de los profesionales deportivos es desarrollar atletas fuertes, capaces de soportar altas cargas de entrenamiento y competición. Para ello, comprender la relación entre carga de trabajo y capacidad es fundamental para lograr este objetivo. Como curiosidad, la actividad física con pesas durante la infancia y la pubertad temprana tiene un efecto positivo y posiblemente duradero sobre la fortaleza muscular y ósea. Ya no me voy a meter en términos de salud, porque sin salud no puede haber rendimiento!


Por supuesto, cada deporte y cada deportista tiene sus plazos biológicos, con lo que la personalización e individualización serán la clave para optimizar al máximo la recuperación y el rendimiento. Aquí, no me puedo olvidar de Iñigo Mujika, quien en su artículo de revisión, del 2017, “Quantification of Training and Competition Loads in Endurance Sports: Methods and Applications”, https://www.ncbi.nlm.nih.gov/m/pubmed/27918666/, resume los métodos más relevantes de cuantificación de la carga de trabajo externa e interna en deportes de resistencia. “La cuantificación del entrenamiento es básica para evaluar las respuestas de un atleta de resistencia a las cargas de entrenamiento, asegurar un equilibrio adecuado entre el estrés y la recuperación y determinar la relación entre el entrenamiento y el rendimiento. Aproximarse a conocer la carga de trabajo externa e interna es importante, ya que la carga de trabajo externa no mide el estrés biológico impuesto por las sesiones de ejercicio. Las evaluaciones simultáneas de los diversos métodos de cuantificación permiten a los investigadores y profesionales evaluar el equilibrio entre el estrés y la recuperación, ajustar los programas de entrenamiento individuales y determinar las relaciones entre la carga externa, la carga interna y el rendimiento de los atletas”. Además, en el mismo, se proporcionan ejemplos prácticos de su implementación para ajustar los programas de entrenamiento de los atletas. El mismo autor, junto con la prolíficas Louise M. Burke, Gloria Balagué, y colaboradores, desarrollaron el estudio “An Integrated, Multifactorial Approach to Periodization for Optimal Performance in Individual and Team Sports”, publicado en la IJSPP (International Journal of Sports Physiology and Performance), asegura que “la periodización integrada permite la inclusión coordinada de múltiples componentes del entrenamiento adaptados a cada fase del entrenamiento en el programa del deportista”, https://journals.humankinetics.com/doi/10.1123/ijspp.2018-0093.

Y si aún queremos profundizar más —obligatorio, de todas formas—, al tiempo que vemos en perspectiva la complejidad que supone el rendimiento deportivo —y la salud—, donde ejercicio y nutrición van de la mano, Asker E. Jeukendrup nos deleita con uno de los mejores artículos que he leído hasta la fecha, “Periodized Nutrition for Athletes” (Sports Med, 2017), https://link.springer.com/article/10.1007/s40279-017-0694-2. El autor explica, con todo detalle, en qué consiste el “Entrenamiento Nutricional”, y como “las adaptaciones de entrenamiento son el resultado de una interacción compleja entre la nutrición y el ejercicio. Por lo tanto, al manipular la ingesta nutricional, es posible promover adaptaciones de entrenamiento. Se han desarrollado varias estrategias para este efecto, algunas de las cuales tienen más evidencia que otras. Los métodos utilizados más comúnmente son entrenamiento con alta disponibilidad de carbohidratos (train high) y entrenamiento con baja disponibilidad de carbohidratos (train low); existiendo muchas variaciones de cada uno de estos métodos. Además, como el intestino es un órgano importante, también se han desarrollado métodos para mejorar la función intestinal (absorción más rápida y reducción de problemas gastrointestinales). También hay ciertas suplementos de interés, que sirven de ayuda ergogénica, pudiendo aumentar los efectos del entrenamiento, pero no hay métodos que aborden todas las necesidades a la vez. Todo esto que se conoce como “Nutrición Periodizada”, ha de estar integrada de manera óptima en el sistema de entrenamiento, escogiendo una estrategia u otra —o la combinación correspondiente—, dependiendo de los objetivos específicos, en tiempo y forma, de la persona o deportista”. Así mismo, se hace hincapié en la DOSIS, tanto de ejercicio (volumen, intensidad, frecuencia, tipo, etc.), como en la calidad de los alimentos ingeridos, la ingesta energética, el reparto de nutrientes, etc.


Con respecto a los mal llamados suplementos —y quizás mejor llamados complementos—, el COI (Comité Olímpico Internacional), publicó una declaración de su grupo de expertos sobre Suplementos Dietéticos en Atletas (Int J Sport Nutr Exerc Metab. 2018), https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5867441/pdf/bjsports-2018-099027.pdf, señalando como el uso de suplementos dietéticos está muy extendido entre los atletas de élite, así como entre la población general; pero su ingesta no debe compensar las malas elecciones de alimentos y una dieta inadecuada, excepto como una estrategia a corto plazo cuando se cuestiona la ingesta de nutrientes o no son posibles los cambios en la dieta. Para ello, se sugiere buscar asesoramiento profesional experto antes de tomar suplementos, y así poder tomar las mejores decisiones. Puesto que es imprescindible tener en cuenta su eficacia, su coste, el riesgo para la salud y el rendimiento, y la posibilidad de que los contaminantes no declarados presentes en algunos suplementos pueden causar un resultado analítico adverso.
Esta declaración del grupo de expertos, presenta las conclusiones de la reunión de consenso médico y científico del Comité Olímpico Internacional (COI) sobre suplementos, celebrada del 3 al 5 de mayo de 2017, en la sede del COI en Lausana, Suiza. En la misma se concluyó que:

  • La dieta influye significativamente en el rendimiento deportivo, pero el uso de suplementos no compensa las malas elecciones de alimentos y una dieta inadecuada.
  • La suplementación con nutrientes esenciales puede ser beneficiosa si se diagnostica médicamente una deficiencia específica de nutrientes y no se puede implementar fácilmente una solución basada en alimentos.
  • Unos suplementos, de los muchos miles de diferentes productos en el mercado, pueden proporcionar un rendimiento o beneficios relacionados con la salud para algunos atletas en algunos tipos de deportes, cuando ya se han alcanzado entrenamiento óptimo, la nutrición y la recuperación.
  • La garantía de calidad en la fabricación, el almacenamiento y la distribución de suplementos a veces no se aplica estrictamente, lo que da lugar a productos de baja calidad o contaminados.
Una evaluación nutricional completa es el primer paso para aconsejar a los atletas sobre las estrategias dietéticas o los usos médicos de los suplementos. La evaluación nutricional requiere la recopilación, verificación e interpretación sistemáticas de los datos necesarios para identificar los problemas relacionados con la nutrición, sus causas y su importancia. Una evaluación completa debe incluir la evaluación de la dieta, el análisis de la composición corporal, las pruebas bioquímicas, el examen clínico centrado en la nutrición y la historia de salud y rendimiento del paciente. La evaluación debe tener en cuenta el estado de maduración, el sexo, la etnia y la cultura. Deben reconocerse las limitaciones e incertidumbres en todos los métodos empleados, aunque existen métodos válidos y confiables disponibles para algunos nutrientes específicos. Solo después de que un atleta haya alcanzado un nivel apropiado de madurez y preparación para competir, y tenga un buen plan de entrenamiento, recuperación y nutrición en su lugar, se debe explorar el potencial de los suplementos de rendimiento para proporcionar ganancias marginales adicionales. Algunos suplementos específicos pueden ofrecer beneficios de rendimiento para algunos atletas, pero su uso requiere una evaluación cuidadosa. Los suplementos respaldados por una buena evidencia de eficacia, en al menos algunos modelos de ejercicio, incluyen carbohidratos, proteína, cafeína, creatina, agentes tampón y reguladores específicos, y nitrato.
Los beneficios pueden estar mediados por el tratamiento de los factores fisiológicos que limitan el rendimiento en un escenario deportivo específico y / o por los efectos en el sistema nervioso central. Debido a que las respuestas parecen variar entre individuos y dependen del modelo de ejercicio utilizado, los suplementos deben probarse minuciosamente durante el entrenamiento o la competencia simulada antes de su implementación en un entorno competitivo. De hecho, es posible que las respuestas nocivas superen cualquier efecto esperado para mejorar el rendimiento.


Y, como broche de oro, el FC Barcelona, por medio de su “Barça Innovation Hub”, acaba de publicar una excelente guía, cuyo título es una declaración de intenciones y un mensaje inequívoco de lo que se desarrolla —"Muscle Injury Guide (2018): Prevention and Return To Play from Muscle Injuries"—, https://www.researchgate.net/publication/325264956_Regenerative_and_biological_treatments_for_muscle_injury. Un descuento muy completo, encabezado por el traumatólogo y jefe de los servicios médicos del FC Barcelona, el doctor Ricard Pruna, y en co-autoría de grandes especialistas deportivos de la escuela noruega, entre otras colaboraciones internacionales. Independientemente del nivel o categorías con las que tengamos relación, aunque con importantes matices dependiendo del deporte en cuestión, todos los que nos dedicamos a la preparación física deberíamos conocer. El libro nos habla de:
  • Los principios generales de la prevención de lesiones musculares. 
  • De la naturaleza multifactorial, dinámica y compleja, de la lesión. 
  • De la vuelta a los entrenamientos y partidos (RTP: Return To Play), después de la lesión, diferenciando, incluso, las demandas de cada posición en el campo, del estilo de juego y la personalidad del propio jugador, y de los objetivos a cumplir, y el criterio —individualizado— más apropiado para reducir todo lo que se pueda el riesgo de re-lesión. 
  • También de las estrategias que pueden reducir su prevalencia y casuística: como el control de la carga, los métodos de recuperación y regeneración, los programas de fuerza bien diseñados, etc. Haciendo una diferenciación específica a las lesiones más comunes en el fútbol profesional. 
  • Y, no menos importante, de la comunicación multidisciplinar —o mejor sería interdisciplinar—, entre todo el staff técnico y médico, para obtener una mejor eficiencia y retorno positivo de las decisiones tomadas. 
Quisiera resaltar el último capítulo, donde se desarrollan propuestas prácticas que, sin pretender ser dogmata fides, pueden servir de guía para acercarnos a una planificación más rigurosa del entrenamiento orientado al fútbol, y poder seguir mejorando en nuestro día a día.
Quizás sería muy fácil criticar o aducir otras propuestas sin conocer de primera mano el saber hacer de los profesionales que forman el staff técnico y el contexto individual, pero absurdo hacerlo por mi parte, pues aún tengo muchas más preguntas que respuestas. Lo único, resaltar la importancia del entrenamiento de fuerza, mucho más si cabe a esos niveles de exigencia, y con mucha más razón cuando media lesión de por medio. Así, cuando corresponda en las respectivas fases —y su solapamiento— tras producirse una lesión, y para su posterior prevención y/o reducción del riesgo de re-lesión, tanto igual o de otra índole, movimientos básicos —bilaterales y unilaterales— con dominancia de rodillas, de caderas, etc., que sin entrar en una descripción técnica, y sus respectivos significantes anglosajones, todos conocemos por Sentadilla, Peso Muerto, Zancadas, Prensa, Cargadas, Dos Tiempos, Gemelos, y demás Tracciones, Empujes, etc., sin olvidarnos del trabajo muscular analítico, cuando proceda, y de la parte central del cuerpo, o faja abdominal y lumbo-pélvica. Todo con sus respectivas variantes, y dentro de una adecuada programación, deberían servir de base desde donde construir el fitness, o condición física del deportista, paralelamente a las demandas y especificidad aplicada del deporte objetivo, donde tareas coordinativas, formas jugadas a máxima velocidad —con o sin balón, pero con preferencias por el esférico—, aceleraciones, cambios de dirección, multisaltos o movimientos de ciclo estiramiento-acortamiento (CEA), velocidad de reacción, y un largo etc., completan el acondicionamiento integral del deportista.
Así mismo, también comparto una guía del 2015 —“Muscle Injuries Clinical Guide 3.0”—, en colaboración con Aspetar Medical Staff http://femede.es/documentos/Muscle_injury%20clinical_guide_2015-FCB%20ASPETAR.pdf, y sucesora de la “Guía de Práctica Clínica de las lesiones musculares. Epidemiología, diagnóstico, tratamiento y prevención”, publicada en el 2009, http://www.apunts.org/en-pdf-X1886658109286614; para poder ver qué ha cambiado de unas a otras, y en este último caso, en tan solo tres años.

Todos soñamos con ver a los jugadores más por los gimnasios y menos por los quirófanos y las camillas: la lesión es el mayor limitante del rendimiento, y sin salud no puede haber rendimiento. Ratios de lesión bajos, garantizan que el jugador —el deportista— se mantenga jugando el mayor tiempo posible. Por todo esto, cada vez es más importante la figura del Entrenador Personal, indudablemente dentro de un organigrama interdisciplinar que cuente con psicólogos, fisioterapeutas, nutricionistas, médicos, etc., con estrategias diferentes para cada jugador, como así se está haciendo en ciertos deportes de élite, donde hay profesionales dedicados en exclusiva a esta área, mejorando su potencial motor, su recuperación, y su rendimiento. Qué pasaría si esto se hiciese ya desde categorías inferiores —desde la base—, y en equipos y deportistas amateurs, aficionados o no profesionales?
Quedémonos con intervenciones simples pero que sí han demostrado eficacia; con la periodización óptima de la recuperación y regeneración, con la recuperación pasiva, activa, y por medio del entrenamiento, con la relación pausa:tiempo —la CARGA—, el sueño reparador, la nutrición, etc. Huelga estudiar los ritmos biológicos o circadianos. Muy importante mantener la mente abierta y una actitud crítica. Acercar la ciencia a la práctica es el único camino para obtener alto rendimiento a la par que se disminuye el riesgo lesional, aunque es un poco tautológico porque la primera sin la segunda deja de ser ciencia.

Sin salud no puede haber rendimiento!