miércoles, 31 de enero de 2018

A quién queremos llegar?

Hace unos días, por motivos familiares, tuve que ir al hospital. Por deformación profesional, digo, no pude evitar fijarme en todas y en cada una de las personas que había por los pasillos y en las salas de espera. A ver, no iba con los ojos clavados en la gente, me parece de mala educación y si algo soy es respetuoso y discreto, o eso intento, pues tampoco me gustaría a viceversa. Pero sí que, por unos segundos, mi mente empezó a divagar y reflexioné acerca del sistema sanitario, de la sociedad, de mi profesión, a lo que me dedico la mayor parte del día…

Que el sistema sanitario ha fracasado es un hecho indiscutible, a todas luces. Que la sociedad está imbuida en un transhumanismo reiterante, deshumanizada, es otra aseveración que no admite refutación posible. Y, analizando la profesión de Entrenador Personal, bueno, sin ser tan corporativista, la de los gimnasios, centros de ocio deportivo, en general, veo todo el trabajo que hay por hacer, el de informar y concienciar, concienciarnos, de lo que supone hacer ejercicio físico bien hecho, en su dosis adecuada, óptima al momento en que se encuentre una persona, adaptada a los problemas o alteraciones que pueda tener o puedan aparecer. También, como nutricionistas, al tipo de alimentación y nutrición, ¿qué alimentos y macronutrientes preponderar en según qué casos?, ¿qué suplementación o complementación elegir para una situación concreta?, etc.

En mi cabeza coexisten ideas que, a veces, se dan en sentido antiparalelo, por un lado, lo primero, personas que ni siquiera saben lo que se hace dentro de un gimnasio, que ignoran los beneficios del ejercicio físico, ni tan siquiera saben qué es eso del “Ejercicio Físico”. Pacientes —clientes— de entre 50, 70 y más años, en gran parte con recursos económicos y nivel académico bajos, que “viven” en los hospitales, ambulatorios y centros médicos varios. Humanos esclavos de un sistema congestionado, presos de sus propias convicciones, sesgadas por la publicidad médico-farmacéutica y política. Seres débiles y enfermos, enfermados, por la propia dependencia a la medicación, por una alimentación inconsciente, artificial, por una falta de exposición a luz natural, por la inexistencia de una actividad física mínima que produzca los estímulos en el sistema neuro-músculo-esquelético. Por otro lado, lo segundo, a nivel técnico, programación del entrenamiento, control de la velocidad de ejecución, apps, potenciómetros, pulsómetros, plataformas vibratorias, poleas cónicas, electroestimulación global, etc. Se investiga, discutimos sobre ello, invertimos…, gastamos, lo aplicamos en nuestros centros, etc. Realmente, innovaciones tecnológicas a las que se les puede sacar mucho rendimiento, claro que sí, pero que ello no nos aleje de lo central, por favor; que no nos deshumanice! No sigamos los mismos pasos de lo que es criticable en otros ámbitos. Todo es el mismo ámbito, la salud de la población. Eso debiera ser lo único importante. Y rendimiento es salud, por supuesto. Al fin y al cabo son lo mismo.

Me sigo preguntado quien se ocupa de esas personas que pasan gran parte de su tiempo en los hospitales, en las consultas. Quién se ocupa de esa gente que va de cribado en cribado, de diagnóstico en diagnóstico, de tratamiento en tratamiento? Quién se ocupa de nuestros padres, tíos, abuelos, primos…, quién de nosotros mismos?

Se me cae el alma a los pies cada vez que tengo que ir al hospital. Por suerte, en mi caso particular, apenas hago uso de los servicios médicos del SNS (Sistema Nacional de Salud). Quiero pensar que en un porcentaje muy elevado se debe a los factores sobre los que podemos incidir en mayor o menor medida, los denominados “factores determinantes de la salud”:

  • Factores Genéticos. 
  • Hábitos y Estilo de Vida. 
  • Medio Ambiente, Entorno y Contexto. 
  • Niveles de Renta y Educación. 
  • Sistema Sanitario 

Aún no estoy muy seguro sobre qué porcentaje podemos influir en cada uno, pero de lo que sí estoy seguro es que tenemos que dejar de preocuparnos tanto por la enfermedad, y ocuparnos, de verdad, de la Salud, tanto propia, como de los demás.

domingo, 21 de enero de 2018

Simplemente, hacer camino...

Casos Entrenamiento Personal (readaptación esguinces de tobillo y algo más).

“La distancia entre el querer y el poder se acorta con la actitud, y el entrenamiento”.

Quiero hacer llegar mi trabajo, el de entrenador personal, a todo el mundo, para que se conozca qué hacemos realmente, y por qué funciona lo que hacemos en mayor medida de si la persona lo hiciese sola, o con la simple asistencia de un instructor de sala cualquiera. Y ojo, con esto no quiero decir que no haya muy buenos instructores o monitores en los gimnasios y centros deportivos, faltaría más, pero la dedicación y especialización que se puede lograr atendiendo a un número determinado de clientes con unas características concretas, solo se logran con el entrenamiento individualizado.

Aunque se diga que una imagen vale más que mil palabras, no me resisto a mi empeño de explicar de la manera más fehaciente posible cada caso de entrenamiento personal que va surgiendo o con el que llevo tiempo trabajando, puesto que cada persona es ella y sus circunstancias, y todo lo complejo que eso indica, verdad? No obstante, las palabras se quedan cortas para expresar cada caso particular, con lo que aquí otro ejemplo mostrado con pocas palabras y alguna imagen…

Esta memoria, versa sobre una persona de unos 50 años, empresario, con muchas horas de viaje en coche. Su dieta diaria la realiza, mayormente, fuera de casa; desayuno y cena en hotel, comida de mediodía en restaurante. Además, cuando tiene tiempo libre le gusta quedar con los amigos para ir de pinchos y tomarse unos vinos. Su bagaje de actividad física se reduce a largas caminatas de unas dos horas, más o menos, los fines de semana, y a algo de máquinas de cardio en los gimnasios de los hoteles, si los hubiera, estiramientos sin supervisión, y cuando puede.

Se puso en contacto conmigo, encontrándome por internet, y contrastando mi currículum por referencias de mi blog —a veces alguien lo lee—, así como en la posterior entrevista personal. Sinceramente escribo porque me relaja y me sirve para seguir mejorando, pero que alguien lea alguno de mis textos que resumen mi trabajo a nivel práctico y que ello pueda ayudar, aunque solo sea una persona, me hace sentir dichoso.

En un primer momento venía con unos problemas de esguinces recidivantes del tobillo de la pierna derecha. Cada vez que salía en sus caminatas por el monte, notaba cierta inestabilidad y solía esguinzarse con frecuencia. Pero lo que más nos empezó a preocupar era un dolor difuso de origen inespecífico en la zona de la cadera homolateral, hacia espina iliaca posterosuperior, que nos limitaba bastante para lo pretendido en el gimnasio. Le dolía al hacer sentadillas, al hacer zancadas, en la prensa inclinada, al subir escaleras, y en alguna tarea más.

Pero, sabéis qué hicimos? Sentadillas, zancadas, prensa, y similares. Sí, paradógicamente, verdad?, pues lo “lógico” sería reposo, piscina, pilates, cremas, etc.

La salvedad, es que fuimos adaptando rangos de movimiento, usando contracciones isométricas, realizando estiramientos de facilitación propioceptiva, de movilización neural, gestionando progresivamente las cargas para provocar adaptaciones pertinentes; ENTRENANDO!

Y en coordinación directa con el fisioterapeuta: hablando mucho entre nosotros, analizando las pruebas de imagen, los test realizados, dando feedback constante sobre ejercicios, rangos de movimiento, estiramientos analíticos, etc. Una o dos veces por semana estaba asistiendo a alguna sesión de fisioterapia y, de vez en cuando, también de masajes. Si bien presentaba una visible actitud cifótica con anteriorización de hombros y rotación interna, con limitación en la movilidad de este complejo articular. También reseñar la poca fuerza de MMII vista en la valoración inicial, y dolor sordo en las rodillas.

Siendo directos, lo primero que hicimos después de la valoración funcional y antropométrica, fue realizar ejercicios descalzo, sencillos, combinados con isométricos y movimientos auxotónicos del tobillo, seguidos de un trabajo de fuerza global, de cuerpo completo, con ejercicios de musculación. En la imagen 4, se puede observar que no nos complicamos demasiado en las primeras semanas. Muchas veces, y como opinión personal, la recuperación de las lesiones pasa, simplemente, por hacer cosas sencillas; por ayudar al organismo a que haga su trabajo mientras nosotros hacemos otras cosas, por ejemplo: ENTRENAR, mejorando nuestra fuerza, resistencia, movilidad…, en definitiva, mejorar nuestra condición física general de manera EFICIENTE, sin alardes. Ya habrá TIEMPO para complicarse, o no.

Para concretar aún más, llevamos entrenando juntos desde julio del 2017 (sí, ya sé que no se deben mezclar números y letras en un texto así, pero me resulta más claro y de comprensión más rápida hacerlo), desarrollándose una evolución marcada en tres fases bien diferenciadas:

   1. Primeros 7 meses: donde, junto con la inestabilidad del tobillo, se presentaban una serie de lumbalgias recurrentes, inconstantes en un período de dos meses. Y para las que tratamos de mantenernos lo más activo posible, y hacer los ejercicios que el dolor nos permitía. En esa franja de tiempo se resolvieron los lumbagos, así como la inestabilidad y fuerza en los tobillos y pies, con muy buenas sensaciones; hasta el día de hoy que no le ha vuelto a doler. 

   2. Desde los primeros 7 meses hasta los siguientes 6 meses: sobrevino una molestia en la zona del vasto lateral e inserción proximal de la cintilla iliotibial de la pierna izquierda (aunque le molestaba en las dos, pero en mayor grado en el miembro izquierdo). El dolor se desplazaba hacia la zona anterosuperior de la espina iliaca, pasando por la fosa iliaca izquierda, así como en el cuadrante inferior izquierdo, sobre todo cuando pasaba muchas horas conduciendo. También fue apareciendo un dolor difuso en el hombro, así que mi recomendación hacia el fisioterapeuta fue inmediata, haciéndome buen caso de ello y pidiendo cita para consulta a la semana siguiente. De esta manera, una vez la consulta, el fisioterapeuta enseguida me llamó aduciendo la siguiente diagnosis: 
  • Por un lado, habría que descartar una posible trocanteritis / bursitis. 
  • Por otro, “Test dural” positivo: posible estrechamiento (estenosis) del canal medular. 
  • Pierna derecha anatómicamente más corta: confirmada por mensuración de MMII (17 mm más corta que el miembro ipsilateral). 
Por supuesto, acordaron cita con el médico para EMG (Electromiografía), y diagnóstico diferencial por parte del neurólogo.

Así mismo, una serie de ejercicios de movilización neural, y elasticidad dural con movilización de la columna, trabajo específico de glúteo, movilidad de cadera, estabilizadores del hombro, propioceptivos, entre otros, que a la postre formarían parte de nuestra unidad de entrenamiento en el gimnasio. Pero aquí una cuestión: acaso cuando nos movemos, cuando realizamos un movimiento completo en rango articular, no estamos movilizando los nervios? Claro que sí, pero a veces hay que hacer un trabajo analítico, específico; las mejoras son espectaculares!

Después de unos meses de pruebas, y una vez los resultados, negativos todos ellos, es decir, positivos a nivel práctico, la sugerencia médica (neurólogos, traumatólogos, médico de cabecera, etc.), fue continuar la máxima actividad física que pudiese. Él les explicaba a los facultativos que estaba con un entrenador personal en el gimnasio, y todos y cada uno de los doctores le felicitaban por tan buena decisión, y que posiblemente el dolor se resolvería cuando menos se los esperase.

   3. Dicho y hecho, él en ningún momento paró, lo que dice mucho de la resiliencia personal. Teniendo en cuenta el ritmo laboral y que en los primeros meses solo pudimos cumplir un día por semana de entrenamiento juntos, y alguno que hizo por su cuenta, con las instrucciones dadas, en este último período pudimos aumentar a dos, incluso tres días por semana de entrenamiento, y desde octubre del año pasado (2018), hasta la actualidad (febrero, 2019), no hay ni rastro de ese dolor, quizás maladaptativo, e inespecífico, porque aún a día de hoy, con todas las pruebas realizadas, no sabemos qué sucedía realmente, aún con todas las elucubraciones posibles.

Algunos le llaman a todo esto “ejercicio terapéutico” —otros, exercise is medicine, dicen—, yo prefiero llamarlo por su nombre: MOVIMIENTO. Acaso para vivir no hay que moverse? Sí, es inherente a nuestra condición. Pero resulta tautológico adjetivar la vida como terapéutica, no? Acaso el propio movimiento no es inherentemente terapéutico? Es preventivo?

Sinceramente, a mí no me gusta que me digan cómo tengo que moverme. No me gusta que me digan cómo tengo que vivir, ni cómo tengo que morir!

No se puede tratar a una persona como alguien frágil, pues seguirá siendo frágil. No se puede tratar a una persona como ignorante, pues seguirá siendo ignorante; y todos lo somos, aunque no todos ignoramos las mismas cosas. No se puede tratar a una persona como enfermo, pues seguirá siendo enfermo y, precisamente, la enfermedad —lo patológico— no es lo normal, lo normal es vivir! Hay que tratar a las personas como lo que son —seres humanos— , y, especialmente, como lo que pueden llegar a ser, seres humanos en plenas condiciones psico-físicas, autónomas y capaces. Y, bien informado, uno debería ser autosuficiente, pero responsabilizándose de sus decisiones, sin echar balones fuera.

En lo que atañe a la composición corporal, tal y como muestro en la gráfica de seguimiento (imagen 1), bueno, los resultados no son todo lo que nos hubiese gustado como objetivos estéticos, pero son los que son, por el momento, teniendo en cuenta el ritmo laboral y que en estos primeros meses solo pudimos cumplir un día por semana de entrenamiento juntos, y alguno que hizo por su cuenta, con las instrucciones dadas, además de coincidir con las navidades —fechas de excesos por antonomasia—.
Pero como las cosas son desde donde y quien las mire, me gusta mantenerme en perspectiva y aseverar que nuestro objetivo principal está cumplido y seguimos en camino de mejorar:
  • No se ha vuelto a esguinzar. 
  • No le duelen las rodillas. 
  • No le duele la espalda. 
  • No le duele la cadera. 
  • Está ganando fuerza de manera general y específica en todos los segmentos corporales. 
  • Sigue mejorando su condición cardiorrespiratoria. 
  • Ha mejorado su consciencia corporal y, con ello, su higiene postural. 
  • Va mejorando sus hábitos alimenticios, haciendo pequeñas pero valiosas y saludables modificaciones en sus costumbres dietéticas. 
Como podéis intuir, ante el dolor crónico o persistente, el único milagro que obra es valorar la causa o causas, y desde ahí el ejercicio físico bien pautado, dosificando adecuadamente la magnitud de la carga, de forma progresiva, es decir, la intensidad, volumen o duración, frecuencia, densidad, tipo de ejercicios, etc., pues demuestra muy buenos resultados en el aumento del umbral de tolerancia al dolor, y en la disminución de la sensación del mismo. Eso unido a algún medicamento que haya demostrado eficacia; a una alimentación saludable; un buen descanso con sueño reparador; la buena gestión del estrés particular; algún suplemento que pueda ayudar, y, quizás, el milagro sea la perseverancia y constancia. No se puede asegurar nada, pero hay personas que mejoran en meses, otra en años, algunas..., bueno, pero es el único camino.

En este caso (n=1), y en bastantes más, vemos un claro ejemplo, y una oportunidad para intentarlo.

Entrenamos para la vida!
Seguimos trabajando…






viernes, 19 de enero de 2018

“Es hora de centrarse en lo que la persona gana y no solo en lo que pierde, aunque sea grasa”.

Casos de Entrenamiento Personal (mejorar Composición Corporal).

Este caso es muy especial para mi, pues se trata de un amigo de la infancia, y que nos hayamos encontrado después de tantos años, además de poderle ayudar en algo que es mi pasión, resulta de una satisfacción increíble.

He de decir que no soy muy partidario del entrenamiento a distancia, al menos no en las primeras semanas o meses. De hecho, a muy pocas personas entreno de esta manera, solo bajo una serie de exigencias, por ejemplo, que me vaya informando cada dos o tres semanas de sus sensaciones con las cargas de entrenamiento, de la alimentación, de cómo se encuentra, etc. Y así poder darle el feedback pertinente en cada caso. Mucho más exigente soy con personas que realizan algún tipo de deporte a nivel competitivo. Y sinceramente, salvo excepciones, aún no estamos preparados, ni entrenadores ni atletas, para llevar a cabo un trabajo de seguimiento exhaustivo y lo más riguroso posible, pero vamos mejorando, pues se hace camino al andar.

Pero, en esta ocasión, expongo la memoria de un cliente que sí ha cumplido, de manera suficiente, con esas premisas, y con el que he podido hacer un seguimiento de estos últimos meses. Esto no quiero que se pueda interpretar como una crítica hacia todos los demás que no pueden o no han podido cumplir con el guión, pues, que decir tiene que cada persona es ella y sus circunstancias, y no siempre la conciliación familiar y laboral con el deporte, son favorables —no en este ritmo de vida que llevamos—. Pero esto es entrenamiento personal y no otra cosa!

Al realizar un programa de entrenamiento por cuenta propia, aún cuando la persona tiene años de experiencia en ciertos deportes o en los gimnasios, etc., suelen escaparse muchos detalles, muchísimos, que son los que realmente justifican el entrenamiento personal supervisado, válgame la redundancia, a saber:

  • Consciencia. 
  • Respiración. 
  • Motivación. 
  • Conocimientos técnicos. 
  • Experiencia significativa con personas diferentes. 
  • Educación Postural. 
  • Ejecución técnica. 
  • Seguridad. 
  • Justificación. 
  • Criterio profesional. 
  • Etc. 

Aún con todo, no me voy a alargar más en este escrito. Solo dejar que las imágenes hablen por sí solas, a veces valen más que mil palabras…


Seguimos trabajando…

P.S.: el seguimiento de la composición corporal está realizado mediante el protocolo de perfil restringido de la ISAK (Sociedad Internacional para el Avance de la Cineantropometría).












jueves, 18 de enero de 2018

Qué hacemos? Entrenamos!

Casos Entrenador Personal (Readaptación Rodilla y Hombro).

Salvo excepciones, cada vez voy a intentar explayarme menos, y de manera menos técnica, en las memorias de casos de clientes de entrenamiento personal. Principalmente, por tratar de facilitar la comprensión lectora a quien no es muy ducho en terminología técnica, o a quien no tenga tiempo ni ganas en ponerse a leer los tostones que suelo escribir. Así que vayamos al grano…

Persona de unos cincuenta años con cefaleas recurrentes, algunas molestias a nivel lumbar de manera ocasional, una anterior epicondilitis en el codo del brazo derecho tratada con fisioterapeuta, y diagnóstico médico de condromalacia rotuliana bilateral, presentando dolor con mayor intensidad en la pierna derecha —bajo prescripción médico-facultativa se le recomendó “no realizar sentadillas ni movimientos específicos de cadena cinética abierta tipo máquina de extensiones de piernas y similares”.

Después de la entrevista inicial, nos citamos otro día para vernos en el gimnasio donde realizamos las valoraciones antropométrica y funcional, respectivamente. De la funcional podríamos resaltar, además del dolor en la rodilla:
  • Una apreciable hiperlordosis, quizás estructurada, fisiológica, inherente a la persona., no lo sé… 
  • Movilidad articular de hombros limitada con una significativa anteriorización. 
  • Acortamiento de isquiosurales (sit & reach test y epr). 
  • Limitada dorsiflexión de tobillos. 
  • Excesiva inclinación frontal del tronco al realizar una triple flexión de piernas (sentadilla), con ligero colapso frontal en valgo, hiperpronación, con tendencia a la rotación externa. 
  • Supuesta debilidad de los flexores profundos del cuello, notando fatiga a los pocos segundos de una flexión craneo-cervical isométrica. 
  • Posible debilidad muscular de la musculatura escapulo-torácica. 
  • Acortamiento y/o retracción de la musculatura pectoral. 
  • Acusadas molestias en la zona del hombro al hacer la movilidad pertinente, a lo que de inmediato sugiero consultar con el profesional fisioterapeuta. 
La fisio y yo nos pusimos en contacto, a lo que me confirmó una supuesta tendinopatía de manguito rotador, así como una clara debilidad de músculos dorsales y redondos, entre otros. Gracias a ella, me puse en trayectoria de poder orientar la programación del entrenamiento de la manera más eficiente posible.

Objetivos? Respirar, Relajarse, Moverse!

Ya desde un primer momento pude intuir una sobresolicitación, inconsciente, en la porción descendente o fibras superiores del músculo trapecio y musculatura adyacente (esplenio, elevador de la escápula, semiespinosos, etc.) —parecía vivir en tensión permanente y sin darse cuenta, con los hombros encogidos—. Lo primero que hicimos fue hacerla consciente de su respiración, de sus segmentos corporales, de su tensión.

Seguidamente, realizamos ejercicios con facilidad y sin dolor. Movimientos finos, analíticos, de baja carga. Dando instrucciones precisas, tanto visuales como verbales. También ciertos estiramientos de poca intensidad de la musculatura implicada: cuadriceps, isquiosurales, iliopsoas. Además de pectorales, usando, por ejemplo, la técnica de posición de alivio de Brügger —impresionante la sensación que le produjo hacer esto por primera vez—. Por un instante, unos segundos, notaba la articulación liberada, sin dolor, increíble, verdad?

Seguimos con ejercicios de retracción escapular, de rotación externa, de elevaciones, de encogimientos, comenzando sin carga adicional, y progresando con gomas, mancuernas, etc., en las siguientes semanas. De momento seguimos sin introducir movimientos verticales por encima de los 90º, pero ya estoy programando ciertas adaptaciones para llevarlos a cabo sin molestias y en distintas posiciones.
A la postre, esto formaría parte del bloque de calentamiento, enlazando con las progresiones lógicas que nos marcase su tolerancia. Escuchando, sintiendo, sin prisas…

Desde un principio, el objetivo sería realizar un trabajo de acondicionamiento psico-físico global, de cuerpo completo, con prioridad en la funcionalidad de rodillas y hombros, como acabo de mencionar.

La frecuencia? Solo dos sesiones por semana. La compatibilidad laboral, doméstica y de cualquier otra índole no daba para más. Pero, y ahora viene lo mejor: referente a las rodillas, en tan solo cuatro semanas, o lo que es lo mismo, unas siete unidades o sesiones de entrenamiento, las molestias en las rodillas habían desaparecido en su totalidad. Y no solo eso, está perdiendo esos miedos sugestivos: ya baja las escaleras con seguridad, sin tener que agarrarse a la barandilla. Realiza las sentadillas cada vez mejor; está adquiriendo buenos niveles de fuerza en ejercicios dominantes de cadera y de rodilla, a cada semana que pasa.

Ahora mismo, después de dos meses, seguimos inmersos en la recuperación del hombro —esta parece que nos va a llevar algo más de tiempo, pero con cada vez mejor sensaciones—. El trabajo va conjunto con el realizado por la fisioterapeuta una vez por semana, más o menos. En el calentamiento, introdujimos nuevos movimientos, como más trabajo propioceptivo, ejercicios de CCC con fitball contra pared, cuadrupedias, tres apoyos, dos, con ojos cerrados, con picas, pelotas, etc.
Añadimos gomas, mancuernas, etc., y seguimos reduciendo, día a día y de manera considerable, la percepción de dolor en el complejo articular del hombro. En la parte principal ejecutamos ejercicios básicos de empujes y tracciones para los MMSS, y aumentamos significativamente las intensidades de trabajo de MMII.

En los bloques de trabajo cardiovascular, no realizamos más de 20’ en la misma sesión, sumados a otros 30’-40’ que hace por su cuenta. En breve iniciaremos ejercicios más intensos para ir elevando las pulsaciones y mejorar su condición cardio-pulmonar pero, de momento, nos sirve para los objetivos pretendidos.

Para concluir, quisiera puntualizar que, salvo contextos, no podemos, ni debiéramos limitar los movimientos naturales del cuerpo, cortar esa acción es cortar una función, y todo lo que ello conlleva. Lo que sí debemos hacer es poner las mejores herramientas encima de la mesa y enseñárselas a la persona que tenemos delante.

En mi humilde experiencia práctica, a todas las personas a las que se les programa el entrenamiento y se hace de manera supervisada, sobre todo los primeros meses, enfatizando en un adecuado ritmo respiratorio e higiene postural y técnica de calidad de los ejercicios de musculación, trabajando la disociación segmentaria y evitando movimientos de sustitución, progresando en una mayor carga, unido a un trabajo más global, entre otros, han referido una mejora significativa, antes o después.

“La profesión de Entrenador Personal es tan fascinante, que puedes conseguir que una persona modifique la posición del dedo pulgar al hacer un movimiento concreto y de repente ya no sienta dolor".

Seguimos trabajando…


P.S.: Debido a mi instinto rebelde, aunque concordando casi en totalidad con el criterio del fisioterapeuta en algunas cuestiones principales, ya veis que hemos hecho sentadillas, máquina de extensiones, encogimientos de hombro, etc.
Lo que necesita una articulación móvil es moverse, válgame la redundancia. Necesita recuperar la comunicación con el sistema nervioso, con el cerebro. Necesita trofismo, sangre, oxígeno, nutrientes, etc.
ADENDA: No tengo mucho que añadir a la satisfacción que siento de ver cómo esta persona va consiguiendo ciertos objetivos que ni siquiera se planteaba que se podían conseguir con el adecuado ejercicio. Ella llevaba muchos años con eses dolores persistentes, con esos miedos. Poco a poco está ganando más seguridad en su cuerpo, en su mente, en sí misma.

“El movimiento se demuestra andando”

Casos Entrenador Personal (Bajar de Peso Graso derivando hacia Hábitos Saludables, o viceversa)

Prometo que, esta vez, no seré nada técnico e iré al grano…

“Iván, estoy cansado de estar así y no consigo resultados duraderos yendo por mi cuenta al gimnasio. Me mato a sudar, hice dietas, incluso a veces no como, y nada. He buscado en internet y tú fuiste el que mejor impresión me causaste. ¿Puedes ayudarme?”

Este fue el mensaje con el que me desvelé una noche de hace ocho meses. Al día siguiente le respondí, y esa misma tarde ya nos citamos para conocernos y hablar con calma.

Detrás de esta historia había una persona de 22 años, estudiante universitario a tiempo completo, 1,76 metros de estatura, casi 100 kg de peso y 103 cm de circunferencia de cintura. Tímido, con la autoestima por los suelos, con dolores cervicales recurrentes y muy bajos niveles de fuerza, o mejor dicho, poca capacidad de aplicarla y de resistirla. Tímido, con la autoestima por los suelos, con dolores cervicales recurrentes y muy bajos niveles de fuerza, o mejor dicho, poca capacidad de aplicarla y de resistirla. Con las horas de sueño desorganizadas por los estudios, y podía señalar algunas más alteraciones vistas tanto de manera estática como dinámica, pero no es el objetivo de esta publicación —y no cumpliría mi promesa de no explayarme tanto—.

Lo primero que hicimos, Valoración Funcional, Antropométrica y Nutricional. Lo segundo, ponernos a Entrenar. Solo dos días por semana de trabajo de musculación, no más de 20’ de cardio por sesión, repartido en tres días. Los primeros meses fueron supervisados en todo momento por mí. En la actualidad entrena él solo tres semanas seguidas, y una juntos. Aprovechamos para dar instrucciones precisas, corregir, varias intensidades, ejercicios, etc.

De la valoración nutricional comparto, a groso modo, en lo que estaba basada su alimentación, y unas cuantas imágenes de lo que comenzamos a hacer desde un primer momento, las modificaciones hechas con el paso de los meses, y en lo que se ha convertido en la actualidad con el paso de estos últimos meses:

1. Desayuno:
    - Café con leche y azúcar.
    - Nada de agua.

2. Comida del medio día dentro de lo que él consideraba “normal”:
    - Macarrones con tomate frito envasado.
    - Arroz con atún.
    - Ensaladilla rusa con mahonesa.
    - Cocido.
    - Un vaso de agua.

3. A media tarde
    - A veces sandwich de fiambre.

4. A la cena:
    - Pescado con verduras o pechuga de pollo con ensalada.
    - Salmón con patata cocida.
    - Un vaso de agua.

5. Antes de acostarse:
    - Yogurt, cereales, etc.

Nota: solía tomar refrescos y comer pizzas y demás al quedar con amigos, y alcohol de manera ocasional, al salir los fines de semana.


Actualmente su alimentación es a base de hortalizas, tubérculos, fruta, huevos, pescado, marisco, carnes magras de ternera, pavo, pollo, conejo, cerdo, etc., y cereales tipo avena y arroz, y para beber, agua, ya desde el desayuno lo primero que hace es tomar un vaso y luego la reparte durante todo el día. La distribución y cantidades son variables durante la semana —unos días hace tres comidas y otros cuatro o cinco— y, ocasionalmente, toma algún refresco y comida rápida cuando va con los amigos, pero cada vez menos, además de que no le sienta bien.

Esto no acaba más que empezar, pues seguimos entrenando, ganando fuerza, confianza, haciéndose competentemente consciente y afianzando los nuevos hábitos alimenticios y mejorando la composición corporal. Lo único que le sigo pidiendo es TIEMPO y CONSTANCIA…

Seguimos trabajando…

domingo, 14 de enero de 2018

“Cuanto más ayudo a los demás, más me ayudo a mi mismo”

No hay nada que no me guste de mi trabajo, nada. Y si tuviera que resaltar algo, sería la satisfacción de ver —y comprobar con datos— como las personas a las que ayudo a entrenar, van mejorando, en mayor o menor medida, en todos los aspectos psico-físicos:

  • Personas lesionadas que van recuperando la funcionalidad.
  • Personas con algún tipo de alteración y enfermedad a las que el entrenamiento les está devolviendo a la vida.
  • Personas con algún tipo de dolor crónico que van disminuyendo su percepción de dolor; que por fin están encontrando la puerta de salida de su calvario, de sus miedos...
  • Personas con exceso de peso graso, con obesidad que, paralelamente a mejorar su composición corporal, van construyendo una autoestima y confianza en sí mismos de la que no eran conscientes que pudiesen ir alcanzando.
  • Personas con baja condición física y bajo tono muscular, además de un alto grado de sedentarismo, que no solo están recuperando niveles de su juventud y adolescencia, sino que la están superando con creces, convirtiéndose en auténticos atletas.
  • Personas, que en su afán de superarse, de mejorar su rendimiento, de superar unas pruebas físicas, de aprobar una oposición, van logrando sus objetivos y haciendo realidad sus sueños.
  • Personas que llevan años y años en los gimnasios, en los centros ocio-deportivos, en clubes, etc., y que no han podido o sabido sacar un mejor rendimiento al tiempo invertido. Y otras, por contra, que llevan poco tiempo y que muestran un descontento considerable con la atención que se les da en algunos centros. 
He repetido muchas veces la palabra “PERSONAS”, solo quería decir “SERES HUMANOS”, humanos en todas sus dimensiones, seres..., yo no veo otra cosa.

Seguimos trabajando...