domingo, 1 de diciembre de 2019

Para el Dolor Crónico: Programa Individualizado de Entrenamiento

Aunque pueda haber diferentes programas para tratar un mismo problema, si podemos demostrar que un programa es mejor que otro para tratar, por ejemplo, el dolor de espalda lumbar, huelga ofrecer esa posibilidad a la sociedad. La terapia cognitiva funcional, esto es, un programa individualizado de entrenamiento que incluya una anamnesis detallada con preguntas clave y una escucha activa en una conversación fluida y pertinente para conocer la historia personal e intransferible del ser humano que tenemos delante, y una valoración funcional de inicio que nos permita determinar qué movimientos podemos implementar en la primera fase del programa de ejercicio progresivo, ha demostrado ser superior que las clases grupales; las cuales, por otro lado, también pueden ser favorables si se saben gestionar. Indudablemente, el programa de entrenamiento ha de cumplir ciertas premisas de seguridad y eficacia, y la persona estar receptiva a las indicaciones del fisioterapeuta y del entrenador, y a cumplir un mínimo de regularidad y adherencia.

El primer paso quizás sea la educación en el dolor, o mejor dicho, en el no dolor. Es decir, romper el vínculo entre dolor y daño, pues lo primero no siempre significa lo segundo, al menos no cuando hablamos de dolor crónico persistente. Es bien cierto que el dolor nos protege, es una respuesta de supervivencia, pero a veces nos juega malas pasadas y nos paraliza. Este es un fuerte motivador para el aprendizaje, bueno y malo, y la respuesta a la aparición repetida del mismo evento doloroso aumenta cuando los riesgos de daño son altos (sensibilización) y disminuye en ausencia de tales riesgos (habituación). Por eso hay que romper con ese vínculo de dolor-evitación; hay que buscar la mejora sostenible. Se han desarrollado tratamientos conductuales basados ​​en la exposición gradual que comparten el objetivo de facilitar o restaurar la búsqueda de objetivos de vida valorados individualmente ante el dolor persistente. Aunque estos han demostrado ser efectivos, todavía hay espacio para mejoras adicionales, lo que puede requerir un cambio de paradigma hacia enfoques más personalizados.

Tanto fisioterapeutas como entrenadores personales, cada uno en su parcela correspondiente y, a poder ser, coordinando y solapando las intervenciones, hemos de ser facilitadores de un contexto de seguridad con respecto al movimiento y ayudar a la persona que tenemos delante a cambiar las creencias limitantes, informando y derribando esas barreras. Pues “el mayor enemigo de las personas con dolor crónico son sus propias creencias acerca del dolor”. Es muy importante —es clave— la pedagogía del profesional ante personas con dolor crónico. Como profesionales del ejercicio físico y la salud, debemos trabajar la actitud, debemos cuidar nuestro vocabulario y nuestro lenguaje no verbal. Debemos entrenar la escucha activa, la empatía, y también la asertividad; observar patrones de movimiento defectuosos y trabajar en pro de la calidad de los movimientos. Debemos ayudar a que la persona reduzca sus miedos, la evidencia creíble de peligro, y que gane en confianza, aumentando la evidencia creíble de seguridad.

En mi opinión y experiencia, y en base a los artículos compartidos (1, 2), hay que desprenderse de los contextos de dolor, es decir, ciertas clases grupales donde todo gira entorno a hacer movimientos suaves, a hablar constantemente sobre el dolor, de medicamentos para el dolor, de terapias para el dolor, etc. Estes no son un buen escenario si lo que quieres —y necesitas— es cambiar tus creencias y conductas, y mejorar tu rendimiento físico. Sí, rendimiento físico: mejorar la fuerza y resistencia muscular, el fitness cardiorrespiratorio, la confianza, la autoestima…

Mediante el entrenamiento personal, y como profesionales del ejercicio físico y la salud que queremos ayudar a que las personas con algún tipo de lesión o dolor crónico vayan construyendo un tipo de resiliencia tanto física como psicológica en su personalidad, para recuperarse con garantías de las disfunciones o alteraciones presentadas, es preciso comunicar adecuadamente para no caer en la sobrestimación que puede darse acerca de los ejercicios suaves y la retroalimentación negativa que pudieran recibir, quizás perpetuando con ello su lesión y dolor asociado.

Un buen entrenador sabe cómo hacer que una persona —cualquier persona— sea cada vez más fuerte, mientras mantiene las lesiones a raya.

Entrenamos para la vida!
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Referencias:

(1) OKeeffe M, et a. Br J Sports Med. 2019 Oct 19. pii: bjsports-2019-100780. Cognitive functional therapy compared with a group-based exercise and education intervention for chronic low back pain: a multicentre randomised controlled trial (RCT). https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/31630089

(2) Johannes W Vlaeyen and Geert Crombez. Annu Rev Clin Psychol. 2019. Behavioral Conceptualization and Treatment of Chronic Pain. https://www.researchgate.net/publication/336702762_Behavioral_Conceptualization_and_Treatment_of_Chronic_Pain

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