sábado, 22 de diciembre de 2018

"El secreto del cuidado del paciente es el cuidado del paciente”, el AUTOCUIDADO

Acaba de publicarse la “Standards of Medical Care in Diabetes—2019”, http://care.diabetesjournals.org/content/diacare/suppl/2018/12/17/42.Supplement_1.DC1/DC_42_S1_Combined_FINAL.pdf, una guía anual que va actualizando la American Diabetes Association, y en donde se abarca desde el diagnóstico y clasificación de esta enfermedad, hasta el tratamiento y prevención —con énfasis en la gestión del estilo de vida—, pasando por la farmacoterapia, el cuidado hospitalario, y así los dieciséis capítulos del documento. Realmente, el fin último de la misma es mejorar la atención y promover la salud en la población. Para ello, sus recomendaciones se realizan en base a los niveles de evidencia (A, B, C, o E) disponibles hasta la actualidad, y con posibilidad de ampliar y seguir mejorando el conocimiento y la práctica clínica.
Aunque quizás no sea relevante, la presente guía está firmada por Matthew C. Riddle, doctor en medicina, y profesor del departamento de Endocrinología, Diabetes y Nutrición Clínica, en la Oregon Health & Science University (EE.UU.), entre otros muchos colaboradores con una dilatada experiencia y conocimiento sobre la temática.

Donde más he reparado, lógicamente, es en el capítulo 5, el de “Gestión del Estilo de Vida”, y entre otros apartados de, quizás, igual importancia, en lo referente a la alimentación y la actividad física. En el mismo, se hacen ciertas distinciones por edades y condiciones especiales como el embarazo, pero con unas reseñas generales para todos, a saber:

- Recomendaciones generales en Nutrición:

1. Promover y apoyar patrones de alimentación saludables, enfatizando una variedad de alimentos densos en nutrientes en porciones adecuadas, para mejorar la salud general y:
  • Lograr y mantener metas de peso corporal. 
  • Alcanzar objetivos glucémicos, de presión arterial y de lípidos individualizados. 
  • Retrasar o prevenir las complicaciones de la propia diabetes.
2. Abordar las necesidades nutricionales individuales basadas en las preferencias personales y culturales, la alfabetización y el conocimiento aritmético en la salud, el acceso a alimentos saludables, la voluntad y la capacidad para hacer cambios de comportamiento y las barreras al propio cambio.

3. Mantener el placer de comer al proporcionar mensajes sin prejuicios sobre la elección de alimentos.

4. Proporcionar a una persona con diabetes las herramientas prácticas para desarrollar patrones de alimentación saludables en lugar de centrarse en macronutrientes individuales, micronutrientes o alimentos individuales.

La evidencia disponible sobre patrones de alimentación, distribución de macronutrientes y planificación de comidas, sugiere que no existe un porcentaje ideal de calorías provenientes de carbohidratos, proteínas y grasas para todas las personas con diabetes. Por lo tanto, la distribución de macronutrientes debe basarse en una evaluación individualizada de los patrones actuales de alimentación, las preferencias y los objetivos metabólicos. Hay que tener en cuenta las preferencias personales (por ejemplo, tradición, cultura, religión, creencias y objetivos de salud, economía), así como los objetivos metabólicos cuando trabaje con individuos para determinar cuál es el mejor patrón de alimentación para ellos. Es importante que todos los miembros del equipo de atención médica conozcan los principios de la terapia de nutrición para personas con todo tipo de diabetes y apoyen su implementación. Se debe hacer hincapié en los patrones de alimentación saludables que contienen alimentos densos en nutrientes, con menos atención a nutrientes específicos. Una variedad de patrones de alimentación son aceptables para el tratamiento de la diabetes, y una referencia a un Dietista o Diestista-Nutricionista es esencial para evaluar el estado nutricional general del paciente y para trabajar en colaboración con él, creando un plan de comidas personalizado que considere el estado de salud, las habilidades, los recursos, las preferencias alimentarias y las metas de salud de la persona para coordinar y alinearse con el plan de tratamiento general, incluida la actividad física y la medicación.

- Recomendaciones generales de Actividad Física:

La actividad física es un término general que incluye todo movimiento que aumenta el uso de energía y es una parte importante del plan de control de la diabetes. El ejercicio es una forma más específica de actividad física que está estructurada y diseñada para mejorar la condición física. Tanto la actividad física como el ejercicio son importantes.

1. Los niños y adolescentes con diabetes o prediabetes tipo 1 o tipo 2 deben participar en una actividad aeróbica de intensidad moderada o vigorosa durante 60 minutos/día o más, con actividades de fortalecimiento muscular al menos 3 días/semana.

2. La mayoría de los adultos con diabetes tipo 1 y tipo 2 deben participar en 150 minutos o más de actividad aeróbica de intensidad moderada a vigorosa por semana, distribuida en al menos 3 días por semana, con no más de 2 días consecutivos sin actividad. Las duraciones más cortas (mínimo de 75 min/semana) de entrenamiento de intensidad vigorosa o de intervalo pueden ser suficientes para individuos más jóvenes y con mejor condición física.

3. Los adultos con diabetes tipo 1 o tipo 2 deben participar en 2–3 sesiones/semana de ejercicio de fuerza en días no consecutivos.

4. Todos los adultos, y especialmente aquellos con diabetes tipo 2, deben disminuir la cantidad de tiempo que pasan en el comportamiento sedentario diario. Se debe interrumpir la sesión prolongada cada 30 minutos para obtener beneficios de glucosa en la sangre, especialmente en adultos con diabetes tipo 2.

5. Se recomienda el entrenamiento de flexibilidad y el entrenamiento del equilibrio 2–3 veces/semana para adultos mayores con diabetes. El yoga y el tai-chi se pueden incluir según las preferencias individuales para aumentar la flexibilidad, la fuerza muscular y el equilibrio.

  • Frecuencia y tipo de actividad física: 
La actividad física es un término general que incluye todo movimiento que aumenta el uso de energía y es una parte importante del plan de control de la diabetes. El ejercicio es una forma más específica de actividad física que está estructurada y diseñada para mejorar la condición física. Tanto la actividad física como el ejercicio son importantes.

1. Las personas con diabetes deben realizar ejercicios aeróbicos y de fuerza con regularidad. Las sesiones de actividad aeróbica deberían durar al menos 10 minutos, con el objetivo de: 30 minutos/día o más, la mayoría de los días de la semana para adultos con diabetes tipo 2. Se recomienda el ejercicio diario, o al menos no dejar pasar más de 2 días entre sesiones de ejercicio, para disminuir la resistencia a la insulina, independientemente del tipo de diabetes. Con el tiempo, las actividades deben progresar en intensidad, frecuencia y/o duración hasta al menos 150 min/semana de ejercicio de intensidad moderada. Los adultos que pueden correr a 6 millas/h (9.7 km/h) durante al menos 25 min pueden beneficiarse suficientemente de la actividad de menor intensidad (75 min/semana). Muchos adultos, incluyendo a la mayoría con diabetes tipo 2, no podrían o no estarían dispuestos a participar en un ejercicio tan intenso y deberían realizar ejercicio moderado durante el tiempo recomendado.

2. Los adultos con diabetes deben participar en 2–3 sesiones/semana de ejercicio tipo resistido —de fuerza— en días no consecutivos. Si bien el entrenamiento de resistencia más pesado con pesas libres y las máquinas de pesas pueden mejorar el control glucémico y la fuerza, se recomienda un entrenamiento de resistencia de cualquier intensidad para mejorar la fuerza, el equilibrio y la capacidad de participar en actividades de la vida diaria. Se debe ayudar a los pacientes a establecer metas paso a paso hacia el cumplimiento de los objetivos de ejercicio recomendados.

3. La evidencia reciente apoya que todas las personas, incluidas las que tienen diabetes, deben alentarse a reducir la cantidad de tiempo que pasan siendo sedentario (p. ej., trabajar con el ordenador, ver televisión, etc.) dividiendo los episodios de actividad sedentaria (0,30 min) al pararse brevemente, caminar o realizar otras actividades físicas ligeras. Evitar los períodos sedentarios prolongados puede ayudar a prevenir la diabetes tipo 2 para las personas en riesgo y también puede ayudar en el control glucémico para las personas con diabetes.

4. Una amplia gama de actividades, que incluyen yoga, tai-chi y otros tipos, pueden tener impactos significativos en la A1C (Hemoglobina Glicosilada), la flexibilidad, la fuerza muscular y el equilibrio. Los ejercicios de flexibilidad y equilibrio pueden ser particularmente importantes en adultos mayores con diabetes para mantener el rango de movimiento, fuerza y ​​equilibrio.

Entrenamos para la vida!

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