sábado, 4 de mayo de 2019

No hay alternativas: el entrenamiento es la única opción...

Persona de unos 30 años de edad, trabaja de marinero, se embarca cuatro meses y descansa un mes: condiciones extremas, trabajo duro, posturas difíciles, asimétricas y mantenidas durante mucho tiempo. Sin apenas experiencia previa con el ejercicio, en la actualidad refiere dorsalgia invalidante, pero con una historia médica de dorsalgias recurrentes, y lumbalgias con irradiación, radiculopatía al MID, malas digestiones, etc. Me llama el martes y de inmediatamente lo derivo a fisioterapia; vemos cuadro médico, con diagnóstico y pruebas de imagen, con inequívocas alteraciones mecánicas: pequeñas protusiones focales posterocentrales D6-D7 y D7-D8 que obliteran el espacio epidural anterior y deforman mínimamente el saco tecal, pero sin condicionar estenosis significativa del canal lumbar de cabeza dorsal y de los forámenes de conjunción. Además, a nivel D8-D9 existe una disminución difusa de la señal del disco intersomático en relación con deshidratación. También presenta discopatía degenerativa de similar magnitud en segmentos L5-S1, apreciando una incipiente espondilosis en dicho segmento, pero sin alteraciones en cono medular y cola de caballo. En segmentos cervicales, se vislumbran incipientes osteofitos anteriores en C5-C6 y C6-C7, estando conservados los espacios intersomáticos, y sin otras alteraciones.
Está bajo tratamiento médico, cuya medicación no es de mi incumbencia y omitiré nombrar. Así mismo, una vez a la semana va junto una terapeuta que le practica acupuntura, “experto” en medicina tradicional china, quien le sugiere un mal funcionamiento del intestino grueso, con posible reflejo visceral que explicaría las dorsalgias, según él. Solicita pruebas médicas y le realizan TC (tomografía computarizada) de Abdomen y Pelvis, con estudio por contraste oral neutro (sorbitol) y CIV (contraste yodado intravenoso), sin sospechas de patología inflamatoria intestinal, ni alteraciones a destacar, y normalidad en hígado, vesícula biliar, glándula pancreática, bazo, glándulas suprarrenales, riñones y vejiga; y sin alteraciones patológicas significativas.

Quisiera desviarme un momento de lo central de esta exposición, porque, en mi opinión, y me voy a meter en terreno fangoso, la medicina tradicional china no es una alternativa, como tampoco la considerada alópatica se le puede adjetivar lo convencional, pues medicina solo hay una: la que funciona. Y si por arte infusa se le dice a una persona que le funciona mal el intestino, o la vesícula, o el páncreas, y al realizar las pertinentes pruebas, dando negativo, y con las analíticas biométricas dentro de valores normales, aún admitiendo todas las limitaciones que se puedan designar al tratarse de una fotocopia en tiempo y forma determinados, se refuta dicha elucubración, pues de qué estamos hablando? Pues estamos hablando de que menos Zhongyi y más Farreras-Rozman, menos Huangdi Neijing y más Harrison, menos Wuxing y más Guyton y Hall, menos Shanghan Lun y más McArdle-Katch, menos osteopatía y más Kendall, y más Netter y más Sobotta…
Si la “ciencia moderna” aún no puede hacer según que cosas, ni que decir la china, con sus creencias, supersticiones y desavenencias. Y China, precisamente, no es un buen ejemplo de casi nada. Solo hay que irse a los datos de salud pública. Y nos vienen a dar cursos de medicina, de manipulaciones osteopáticas, de masajes, cuando ninguna ha demostrado ni demuestra eficacia para ciertas dolencias. Y sí el ejercicio físico, una buena dieta, saber gestionar el estrés, y dormir cuando hay que dormir. Pero somos seres supersticiosos: aún seguimos poniendo cebollas debajo de la cama y llevando crucifijos. No se puede negar lo milenario de ello, y como filosofía que se ha desarrollado a lo largo de los siglos está bien. Tampoco es que sea un experto en ello, más bien todo lo contrario, pero al documentarme un mínimo, y desde una perspectiva imparcial y viendo lo que venden los que vienen, pues yo no lo compro. También mis propios sesgos me pueden estar jugando una mala —o buena— pasada, pero lo que veo son muchos gritos que poco dicen. Y dios me coja confesado, que el primer ignorante soy soy, pero me llama poderosamente la atención como se puede aseverar con tanta frescura, manifiestando una contundencia sin parangón al hablar de ciertos temas que creen conocer, y lo peor de todo, transmitírselo a los demás y ganar dinero con ello. Hay quienes piensan que saben, pero no saben lo que hay que saber, y lo que hay que saber ni saben que hay que saberlo Aún pudiendo haber leído mucho, o no han leído lo que hay que leer, o no han analizado lo leído, o han interpretado lo que les ha dado la gana de lo que han leído. Un exceso de información —y de mal conocimiento—, suele conducir a lo agnotológico. Hay que practicar más ciencia y menos videncia! Tengamos la humildad de reconocer nuestra equivocación y el acierto del otro, cuando proceda. Tengamos la valentía de preguntar al profesional que competa. Hagamos un ejercicio de autocrítica, de introspección constante y de inteligencia reflexiva, falsemos nuestras creencias para encontrar el buen camino, aunque pensemos que ya estamos en él…

Volviendo a lo importante, esta persona estuvo con trauma y rehabilitación, apreciando ciertas mejoras en la intensidad del dolor, también ayudado por la medicación, supongo. Pero ya desesperado ante la situación presentada y que dentro de unas semanas tiene que volver a embarcar, hoy nos citamos en persona, en el gimnasio, y previa valoración, nos ponemos a trabajar —no hay tiempo que perder—, movimientos analíticos, control motor, respiración, relajación, estiramiento; buscamos disociación, y “activar” musculatura “inhibida”; pelvitrocantéreos como piedras, glúteo mayor inexistente, erectores espinales y paravertebrales con exceso de tono; postura funcionalmente alterada, antiálgica, con inclinación posterior —extensión—; estiramiento de romboidales doloroso, estiramiento de raquis dorsal en distintos planos, doloroso, dolor en giros de tronco tanto en bipedestación pero más en decúbito supino, y dolor en la rotación de cadera derecha. La rigidez es evidente!

Después de unos 40’ de ejercicios en base a lo antes mencionado, donde sigo una secuencia de respiración-relajación-estiramiento-contracción-respiración-relajación-estiramiento, con premisas posturales claras, las sensaciones son muchísimo mejores con respecto a cuando entró por la puerta, y solo en una sesión. Imaginaros hacer esto dos o tres veces al día, en días consecutivos, dentro de un programa de ejercicio multicomponente, buscando la dosis óptima de intensidad, volumen, densidad, frecuencia, etc., con una progresión pertinente, durante un tiempo determinado. Considero que está muy claro lo que hay que hacer, no?

Entrenamos para la vida!

No hay comentarios:

Publicar un comentario