lunes, 20 de mayo de 2019

Salar con ración!

El consumo elevado de sal se asocia de manera consistente con el aumento de la tensión arterial y con el mayor riesgo de accidentes cardiovasculares y muerte fulminante por hipernatremia (1, 2, 3). Un consumo de sal comprendido entre 0.75 gr y 3.0 gr por kg corporal, se convierten en un arma mortal, considerando hipernatremia a unos niveles séricos de sodio (Na) por encima de 145 mmol/L. La sal común suele tener un 40% de sodio. Si queremos calcular la cantidad de sal de un producto, solo tenemos que irnos a la etiqueta nutricional y, los gramos de sodio que nos indica la composición nutricional multiplicarlos por 2,5.
La American College of Cardiology (ACC) y la American Heart (AHA) Association concluyeron, en un artículo publicado en la prestigiosa Circulation (4), que la reducción de la ingesta de sodio a una media de 2400 mg por día, en relación con 3300 mg/d, reduce la PA (Presión Arterial) en 2/1 mm Hg, y la reducción de la ingesta a una media de 1500 mg/d reduce la PA en 7/3 mm Hg, basado, en gran medida, en los resultados del ensayo DASH-Na (5). Quizás el estudio de Frank M. Sacks, y colaboradores, sea la evidencia (6) más influyente que subyace en las recomendaciones actuales de Na. Sin embargo, la variable experimental en DASH-Na (Dietary Approaches to Stop Hypertension) no fue absoluta (mg/d), sino más bien densidad (7) de Na (mg/kcal). La densidad de Na es la relación entre sodio y energía en una dieta. Por ejemplo, una dieta de 2000 kcal que contiene 2400 mg de Na tiene una densidad de Na de 1,2 mg/kcal. Debido a que la ingesta de Na y de energía están muy correlacionadas, es mucho más difícil para una persona más grande y más activa lograr las recomendaciones actuales de 2300 o 2400 mg/d de Na que para una persona más pequeña y menos activa simplemente por su diferentes ingestas de energía. Además, las personas más pequeñas o menos activas podrían no experimentar los beneficios de la reducción de Na a una ingesta de 2300 mg/d porque esa cantidad absoluta de Na da como resultado una alta densidad de Na. Si las recomendaciones de Na se expresaran como densidad de Na (mg/kcal), sería mucho más fácil para los pacientes y los dietistas planificar dietas reducidas de Na porque las personas con diferentes necesidades de energía podrían comer los mismos alimentos pero en cantidades variables. Se necesita trabajo futuro para establecer la densidad óptima de Na. Sería útil establecer si la relación entre Na y PA varía cuando las necesidades de energía varían debido a las diferencias en la actividad física en lugar de las diferencias en el tamaño corporal.

En una fantástica revisión (8) Cochrane, del 2017, se puede concluir como la reducción en la ingesta de sodio, pasando de un nivel promedio de 201 mmol/día, a 66 mmol/día, situándose por debajo del nivel superior recomendado de 100 mmol/día (5,8 gr de sal), dio como resultado una disminución de la PAS/PAD de 1/0 mmHg en participantes normotensos, y una disminución de 5,5/2,9 mmHg en hipertensos, respectivamente. Los efectos sobre las hormonas y los lípidos fueron similares en personas con normotensión e hipertensión, viéndose un aumento significativo tanto en la renina plasmática, la aldosterona, la adrenalina, la noradrenalina, el colesterol, y los triglicéridos. Recordemos que en España, los objetivos nutricionales para la población son < 5g/día de sodio.
Del mismo modo, en el año 2017 se cumplía el vigésimo aniversario de la publicación de la estrategia DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension), un tipo de alimentación que muestra efectos reductores en la presión arterial. La dieta DASH (9) enfatiza los alimentos ricos en proteínas, fibra, potasio, magnesio y calcio, como frutas y verduras, frijoles, nueces, granos integrales y productos lácteos bajos en grasa. También limita los alimentos con alto contenido de grasas saturadas y azúcar. La DASH no es una dieta reducida en sodio, pero su efecto aumenta al reducir la ingesta de sodio. Desde la creación de la DASH hace 20 años, numerosos ensayos han demostrado constantemente que disminuye la presión arterial en una amplia gama de pacientes con hipertensión y pre-hipertensión. En comparación con una dieta de control típica, la dieta DASH produjo reducciones en la presión arterial sistólica (PAS) y en la presión arterial diastólica (PAD) de 5,5 y 3,0 mm Hg, respectivamente, con resultados evidentes en tan solo dos semanas después del inicio de la misma.

No obstante, aunque basándonos en lo comentado hasta ahora un consumo excesivo de sal parece relacionarse negativamente con la salud, y la reducción de sodio (Na) se recomienda comúnmente como un medio para disminuir la presión arterial, también hay trabajos que ponen en duda los límites recomendados por las actuales Guías Alimentarias en Estados Unidos. Así, un estudio (10) que siguió a más de 2.600 hombres y mujeres durante 16 años encontró que el consumo de una dieta baja en sodio no tenía efectos beneficiosos a largo plazo en la presión arterial. Lynn L. Moore, profesora asociada de medicina de la Boston University School of Medicine, presentaba la nueva investigación en el 2017, en la reunión anual de Biología Experimental.

Sea lo que fuere, disminuir la restricción de sodio en la dieta, y aumentar la ingesta de potasio y magnesio puede tener beneficios demostrables (11, 12), aunque con ciertas contextualizaciones que siempre conviene tener en cuenta. Por ejemplo, en el caso de deportistas (13, 14, 15, 16), donde las necesidades de sodio se verán aumentadas, y la adición de sodio a una solución de rehidratación es beneficiosa para el mantenimiento del balance de líquidos debido a su efecto sobre la osmolalidad y el volumen del fluido extracelular, pudiendo, incluso, ser necesario tomar alimentos que contengan altas cantidades de sal, como frutas o frutos secos, o incluso cápsulas de sal para reducir el efecto de la pérdida de electrolitos sobre el rendimiento físico; con mucha más atención en el caso de mujeres, donde puede resultar crítico atender las oscilaciones presentadas en las distintas fases de la menstruación (17, 18, 19, 20). Además, quizás dicha reducción de sal/sodio en la dieta también sería beneficiosa por la cantidad de microplásticos detectados en la sal de mesa (21). Quizás la dosis haga el veneno (22) pero, por si acaso, mejoremos nuestra alimentación todo lo que podamos.

Somos lo que comemos!
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Referencias:

(1) Carlberg et al. J Emerg Med. 2013 Aug;45(2):228-31. Survival of acute hypernatremia due to massive soy sauce ingestion. https://www.jem-journal.com/article/S0736-4679(13)00202-3/fulltext

(2) Turk et al. Leg Med (Tokyo). 2005 Jan;7(1):47-50. Fatal hypernatremia after using salt as an emetic--report of three autopsy cases. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1344622304000306?via%3Dihub

(3) Furukawa S. et al. J Forensic Leg Med. 2011 Feb;18(2):91-2. Fatal hypernatremia due to drinking a large quantity of shoyu (Japanese soy sauce). https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1752928X10001836?via%3Dihub

(4) Eckel RH, et al. Circulation. 2014; 129(25suppl 2):S76–S99. American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines. 2013 AHA/ACC guideline on lifestyle management to reduce cardiovascular risk: a report of the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines. https://www.ahajournals.org/doi/10.1161/01.cir.0000437740.48606.d1

(5) Svetkey LP, et al. J Am Diet Assoc. 1999; 99(suppl 8):S96–S104. The DASH diet, sodium intake and blood pressure trial (DASH-sodium): rationale and design. DASH-Sodium Collaborative Research Group. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S000282239900423X

(6) Sacks FM, et al. N Engl J Med. 2001; 344:3–10. DASH-Sodium Collaborative Research Group. Effects on blood pressure of reduced dietary sodium and the Dietary Approaches to Stop Hypertension (DASH) diet. DASH-Sodium Collaborative Research Group. https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJM200101043440101

(7) Maureen A. Murtaugh, et al. Hypertension. 2018;71:858–865. Relationship of Sodium Intake and Blood Pressure Varies With Energy Intake. Secondary Analysis of the DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension)–Sodium Trial. https://www.ahajournals.org/doi/full/10.1161/HYPERTENSIONAHA.117.10602

(8) Niels A. Graudal, et al. Cochrane Database Syst Rev. 2017. Effects of low sodium diet versus high sodium diet on blood pressure, renin, aldosterone, catecholamines, cholesterol, and triglyceride. https://www.cochranelibrary.com/cdsr/doi/10.1002/14651858.CD004022.pub4/full

(9) Dori Steinberg, et al. JAMA. 2017;317(15):1529-1530. The DASH Diet, 20 Years Later. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5509411/

(10) Lynn L. Moore, et al. Experimental Biology 2017. Low-sodium diet might not lower blood pressure: Findings from large, 16-year study contradict sodium limits in Dietary Guidelines for Americans. https://www.fasebj.org/doi/abs/10.1096/fasebj.31.1_supplement.446.6

(11) Binia A, et al. J Hypertens. 2015. “Daily potassium intake and sodium-to-potassium ratio in the reduction of blood pressure: a meta-analysis of randomized controlled trials”. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26039623

(12) Niels Albert Graudal, et al. “Effects of low-sodium diet vs. high-sodium diet on blood pressure, renin, aldosterone, catecholamines, cholesterol, and triglyceride (Cochrane Review). American journal of hypertension, 2012. https://www.cochranelibrary.com/cdsr/doi/10.1002/14651858.CD004022.pub3/full

(13) Gethin H. Evans, et al. J Appl Physiol (1985). 2017. “Optimizing the restoration and maintenance of fluid balance after exercise-induced dehydration”. https://www.physiology.org/doi/full/10.1152/japplphysiol.00745.2016

(14) J. Del Coso, et al. Scand J Med Sci Sports. 2016. Effects of oral salt supplementation on physical performance during a half‐ironman: A randomized controlled trial. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/sms.12427

(15) Evans GH, et al. J Appl Physiol (1985). 2017. Optimizing the restoration and maintenance of fluid balance after exercise-induced dehydration. Review article. https://www.physiology.org/doi/full/10.1152/japplphysiol.00745.2016

(16) Maughan RJ, et al. Am J Clin Nutr. 2016. A randomized trial to assess the potential of different beverages to affect hydration status: development of a beverage hydration index. Randomized controlled trial. https://academic.oup.com/ajcn/article/103/3/717/4564598

(17) Beatriz R. Olson, et al. “Relation between sodium balance and menstrual cycle symptoms in normal women”. Annals of internal medicine, 1996. https://annals.org/aim/article-abstract/710036/

(18) Bisson, D. L., et al. “Renal sodium retention does not occur during the luteal phase of the menstrual cycle in normal women.” BJOG: An International Journal of Obstetrics & Gynaecology. 1992. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/1534995

(19) Colin P. White, et al. “Fluid retention over the menstrual cycle: 1-year data from the prospective ovulation cohort.” Obstetrics and gynecology international, 2011. https://www.hindawi.com/journals/ogi/2011/138451/

(20) Verma, Punam, et al. “Salt preference across different phases of menstrual cycle”. Indian J Physiol Pharmacol, 2005. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15881866

(21) Ji-Su Kim, et al. “Global Pattern of Microplastics (MPs) in Commercial Food-Grade Salts: Sea Salt as an Indicator of Seawater MP Pollution”. Environmental Science & Technology, 2018. https://pubs.acs.org/doi/10.1021/acs.est.8b04180

(22) Campbell NRC, et al. A Systematic Review of Fatalities Related to Acute Ingestion of Salt. A Need for Warning Labels? Nutrients. 2017. https://www.mdpi.com/2072-6643/9/7/648

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