jueves, 1 de febrero de 2018

Cualquiera puede hacerlo, solo que hay que hacerlo...

Hace unos meses me propusieron presentar mi trabajo en un congreso internacional. Desde entonces le estoy dando forma a tantos y tantos datos recogidos en los entrenamientos, en las valoraciones funcionales y en las antropométricas de perfil restringido, y de perfil completo, más actualmente. Es un arduo trabajo, sin embargo facilitado por mi obsesión por medir todo lo que se pueda medir —medir algo lo hace real, tangible, y eso ayuda a mejorarlo—.

Todos los datos que se puedan manejar en una planificación son indiscutiblemente importantes. Un Entrenador Personal los registra, valora, maneja y orienta a su entrenado para obtener lo mejor de su entrenamiento. Aunque no cabe duda de que la excelencia se consigue conociendo a la persona.

Papel y lápiz, números, observación, escucha activa, anotaciones y, sobre todo, movimiento —ENTRENAMIENTO—.

Si controlamos el proceso, podremos controlar, en cierta medida, los resultados, sabiendo de la importancia del cómo se consigan esos resultados. Para mejorar solo cabe medir. Y seguir mejorando es la única opción en la vida.

Sé del desafío que supone, puesto que se necesita, primeramente, pasar una serie de filtros por parte de un jurado. También de aplicar bioestadística, y en eso no soy muy ducho, aunque me gusta y estoy aprendiendo. También se exige justificar los resultados obtenidos, y argumentar las decisiones tomadas, entre otras condiciones dispuestas en las bases. Quizás no pueda llegar a tiempo para este año, quizás no pase los filtros, quizás se me venga grande un acontecimiento de tal magnitud, pero no tengo ni prisas ni ambiciones narcisistas o egocéntricas. Uno de mis principales anhelos es que cuanta más gente conozca lo que el ejercicio físico bien pautado, progresivo y constante, junto con una adecuada alimentación, principalmente, en lo que nos ocupa en este caso, puede hacer por la salud psico-física de las personas. Mi misión es serle útil a los demás.

Sin ir más lejos, en las imágenes comparto el seguimiento (imágenes 1, 2, 3, 4, 5) de una persona, de unos 60 años, a la que entreno desde hace unos dos años (90 semanas para ser más preciso). Adjunto los protocolos de ejercicio usados (imagen 6), así como de alimentación (imagen 7).

Sus objetivos principales eran, por un lado prevenir problemas de espalda, tratar una fascitis plantar que no cesaba, y regular sus niveles de lipoproteinas en sangre. Y por otro, mejorar su composición corporal, su estética física, verse bien, que no es poco, con todo lo que ello conlleva.

Lo que ella desconocía al principio es que el trabajo de musculación, el entrenamiento de la fuerza y función neuromuscular, usando los ejercicios adecuados cuando proceda, con el adecuado estímulo del complejo neuro-músculo-esquelético, juegan un rol crítico a nivel fisiológico. Y los beneficios derivados de dicha intervención saltan a la vista, aunque a veces, nuestros ojos no sean capaz de percibirlos. Lo verdaderamente importante es lo que nos pasa por dentro.

Seguimos trabajando…










No hay comentarios:

Publicar un comentario