miércoles, 1 de octubre de 2014

Entrena con inteligencia. Carrera y masa ósea

La masa ósea que se alcanza durante la infancia y juventud podría ser determinante en el contenido mineral al llegar a la madurez y ancianidad.

Parece demostrado que el proceso de maduración ósea puede ser alterado como consecuencia de la práctica deportiva.

La calidad de esta masa está determinada por la densidad ósea. Las personas con poca densidad ósea presentan mayores riesgos de fracturas y patologías. En general parece demostrado que la práctica de Ejercicio Físico controlado (con un correcto entrenamiento de la fuerza) junto con hábitos saludables (sin alcohol ni tabaco) y una alimentación completa y nutritiva, determina un incremento de la densidad ósea.

En un estudio realizado por Bilani y col. 1989, citados por Ibáñez, se ha demostrado que las cargas en carrera continua inferiores a los 20 km semanales no inciden en la densidad ósea. Entre 20 y 32 km se observa una ganancia adicional de densidad ósea. Esta mejora deja de producirse y puede ser perjudicial cuando se superan los 95 km semanales.

Un entrenamiento inadecuado durante la infancia puede crear alteraciones irreversibles en el proceso de crecimiento del esqueleto.

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