martes, 31 de diciembre de 2019

Podemos evitar las lesiones?

Podemos evitar las lesiones? O “solo” podemos intervenir sobre los aspectos controlables y modificables de las mismas? Es cuestión de suerte, de mala suerte?

“Con respecto a los atletas y las lesiones, sugeriríamos que el complejo sistema fisiológico y psicosocial humano tiene estados coexistentes claramente separados: (1) un estado saludable y (2) un estado lesionado. Los factores que empujan a un atleta hacia cualquiera de los dos estados están representados por una red interdependiente de determinantes (variables independientes en el modelo lineal) que cambian continuamente afectando el sistema en su conjunto, así como las relaciones entre los determinantes mismos. La dinámica es no lineal y las pequeñas diferencias en las mediciones iniciales de los determinantes pueden evolucionar exponencialmente con el tiempo.

* El atleta debe ser observado y examinado como un sistema fluido y dinámico.

* El sistema cambia, pero también lo hacen las relaciones entre las variables o determinantes dentro del sistema.

* Es importante la valoración inicial del deportista, pero hay que hacer una evaluación continua de las variables que pueden predisponer a la lesión, su evolución en el tiempo, de la interrelación entre ellas, y del atleta en su conjunto.

Los determinantes de cada atleta están expuestos a dos fuerzas competidoras: entrada de estrés (input desestabilizador) y entrada acomodaticia (input estabilizadora). La red de determinantes fluye entre estos dos caminos continuamente a medida que el atleta equilibra el estrés y la acomodación, empujando al atleta hacia una lesión o lejos de ella.

* Cómo hace frente el ser humano deportista a los eventos negativos de la vida?

Sin salud no puede haber rendimiento!
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Stern, et al. Physical Therapy in Sport (2019). Injury prediction as a non-linear system. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1466853X19304997?via%3Dihub

Con respecto al dolor de espalda baja

Con respecto al dolor de espalda baja, hace ya casi 30 años, en un artículo del año 1991 se concluía lo siguiente:

“La experiencia actual sugiere que la desinformación, el examen inadecuado del paciente, el abuso de medicación, el uso excesivo de modalidades pasivas, el enfoque en el dolor en lugar de la función y la excesiva dependencia de las imágenes radiológicas y las derivaciones especializadas son factores que contribuyen al dolor lumbar y la discapacidad subsiguiente. De hecho, se podría pensar que la discapacidad lumbar puede ser un trastorno iatrogénico en muchos casos”.

• No más reposo!
• No más tratamientos pasivos!
• No más cirugías!

Entrenamos para la vida!
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W. P. Hrudey. J Occup Rehabil. 1991. Overdiagnosis and overtreatment of low back pain: Long-term effects. https://link.springer.com/article/10.1007%2FBF01073695

El entrenamiento ha de estar centrado en el ser humano deportista

Llevo casi tres años que, por circunstancias de mi trabajo, estoy ayudando a deportistas, especialmente jugadores de fútbol y baloncesto, a recuperarse de determinadas lesiones mediante el entrenamiento de fuerza. Lo hacemos en el gimnasio, de manera individual, hecho que posibilita un abanico más amplio de trabajo y un trato especialmente cercano. De esta manera nos aseguramos que se cumplen los objetivos de readaptación y que pueda estar en perfectas condiciones para volver a integrarse con las dinámicas de grupo.
Quizás mis doce años anteriores con personas no deportistas, aunque casi todos en mayor o menor medida lo somos, me ha ayudado a tener una visión más integradora del entrenamiento...

Si bien, ni lo soy ni me considero un readaptador, simplemente un entrenador de fuerza y acondicionamiento físico que trabaja intentando colaborar con los fisioterapeutas con los que colaboro, donde mi misión principal es diseñar y supervisar las distintas fases del trabajo de fuerza que el jugador va a realizar en el gimnasio para recuperar, por ejemplo, la fuerza y funcionalidad en el cuádriceps después de haber sufrido una lesión de rodilla; o hacer lo propio con los aductores y su relación con la musculatura abdominal en casos de pubalgias; o en casos de sobrecargas musculares, donde el trabajo de fuerza, si se saben gestionar sus manifestaciones, el tipo de ejercicio y dosis de carga (volumen, intensidad, densidad, frecuencia...), así como la pertinente aplicación de técnicas de estiramiento, entrenamiento cruzado, trabajo aeróbico, etc., resultan mucho más eficientes que el reposo que se solía recomendar en estos casos.

También, si hay que corregir o mejorar patrones básicos de movimiento, o un grupo muscular específico, el hacerlo en un entorno seguro y controlado, nos permitirá mejorar el control motor para poder implementarlo en entornos complejos y cambiantes como lo son los deportes colectivos que demandan tanta coordinación y coactivación a grandes velocidades. O si, por el contrario, un jugador necesita bajar de peso graso al tiempo que mantiene o mejora su masa muscular, y también, por supuesto, aplicar más fuerza en menos tiempo con una calidad de movimiento ineludiblemente excelente, pues en el gimnasio tenemos herramientas para ello.

Sin salud no puede haber rendimiento!

No es lo mismo motivar que dar motivos

Esta semana me han pasado dos casos que seguro son bastante comunes y pueden resultar familiares. Sendas personas, una de ellas me avisa por la mañana que va anular el entrenamiento que teníamos previsto por la tarde porque fue al fisio y tiene una sobrecarga en los isquios de jugar al fútbol sala, entonces que tenía que guardar reposo porque el propio fisio le dijo que no podía hacer ejercicio.
A groso modo, yo le intento hacer ver que una sobrecarga es mejor solucionarla con estiramientos dinámicos y estáticos, y con una mejor gestión de las cargas de entrenamiento. Y que, además, se puede y debe entrenar todo el cuerpo sin tener que tocar los isquios, si esto fuese el problema, que lo dudo con casi total rotundidad, o que, mejor aún, si hacemos un trabajo regenerativo de los mismos. Otra cosa sería entrenar al fútbol, correr, saltar, etc. O si hubiese una rotura de fibras, donde los protocolos son otros, pero los beneficios de entrenar cualquier otra parte del cuerpo y ese grupo muscular pero de otra forma están bien claros. Y los entrenadores personales, profesionales titulados en Ciencias de las Actividades Físicas y Deportivas, estamos, sobre todo, para cuando los vientos soplan en contra. Para lo fácil también, claro, pero es cuando surgen problemas físicos en donde se puede intervenir mediante el ejercicio y para su posterior prevención o disminución del riesgo de que vuelva a suceder. Es así y no me lo invento yo! Además, a las pruebas me remito, se puede mostrar y demostrar a quien quiera.
Y escribo esto porque me gustaría que la gente se empiece a concienciar de que hay formas mejores de hacer las cosas y profesionales formados y experimentados para ello.
 
El segundo caso se me presenta por otro cliente, persona a la que ayudo a entrenar en el gimnasio y que tiene unos problemas de espalda, diagnosticado con dos hernias y además sintomáticas, pero que en las tres semanas que llevamos entrenando juntos nota una mejoría impresionante, tanto en niveles de fuerza como en la reducción del dolor. El problema surge cuando por una gastroenteritis no puede asistir a las sesiones de entrenamiento que teníamos previstas, algo comprensible y lógico, por supuesto. Pero al cabo de esa última semana, me escribe un mensaje diciéndome que es mejor retomar los entrenamientos hasta dos semanas después porque se había levantado con dolor de hombro y el fisio le dijo que no hiciese nada —reposo— porque no era buena idea ir al gimnasio a forzar.
Yo no sé qué se ha pensado el fisio que hacemos en el gimnasio, pero bueno, su recomendación está muy lejos del conocimiento y evidencia que hay sobre rehabilitación del hombro y cómo tratar una tendinitis.
Pero de igual manera que en el caso anterior, subrayo que al gimnasio se puede ir a hacer todo el resto del cuerpo, y mucho más en este caso de dolor de espalda, donde los beneficios del ejercicio se pierden si no se realiza como se venía haciendo en una dosis de carga optimizada para esa persona. Sí, es así, estamos privilegiadamente condenados a hacer ejercicio, y a movernos bien y muy a menudo.
Entiendo que haya miedos por una mala información o por situaciones pasadas poco afortunadas, pero eso no quiere decir que tenga que volver a pasar. Intento que la gente lo vea de otra manera, porque el reposo, en la mayoría de las veces, no es lo más eficiente, y en el gimnasio se pueden hacer muchas cosas, y si además tienes a una persona que le estás pagando para que te de soluciones antes situaciones físicas que te puedan surgir, como un fisioterapeuta y un entrenador personal, con más razón. Esto no quiere decir que las terapias pasivos tengan aplicación, por supuesto que la tienen. Además la valoración diagnóstica del fisioterapeuta y el tratamiento de los tejidos en un primer momento y circunstancias dadas, me parecen claves.
Se puede y debe venir al gimnasio; reevaloramos e incluimos los ejercicios que se deban incluir, que hay protocolos de actuación en casi todas las lesiones o molestias que puedan surgir, que el ejercicio tiene efecto analgésico y modulador del dolo, por ejemplo.
El ejercicio tiene efecto antiinflamatorio por liberación de sustancias al torrente sanguíneo y a los tejidos. Además mejora vascularización, viscosidad articular, fascias, etc. Y se produce una mecanotransducción que informa al cerebro de lo que tiene que hacer para que se vaya curando y disminuyendo la sensación de dolor, entre otras, y hablando mal y pronto. No dejes que el miedo o el pensar que no estás al 100% te guíen la vida o la parte que tenga que ver con el ejercicio físico. Si cada vez que no estamos al 100% no podemos entrenar ni hacer nada, estaríamos buenos, entonces todo el mundo, y yo mismo, estaríamos tirados sin poder disfrutar de nuestro cuerpo.
En mi caso personal, yo estoy para estas cosas, no para lo fácil. Cuando surge un problema físico, tendinitis en este caso, aunque habría que acotar el diagnóstico mucho más preciso, hay que actuar en consonancia. Y los fisios, no todos, suelen tener la palabra reposo muy en la boca. Fisios, no todos, que, por otra parte, no tocaron un gimnasio en la vida, entonces no saben lo que se siente al entrenar. Y para dar buenos consejos hay que tener experiencia en primera persona, eso es una de las cosas que falla en esta sociedad.
Por otro lado, si yo tengo un problema con el ordenador, llamaré a un informático y le llevaré el ordenador para que lo vea y lo arregle, tanto software como hardware, pero dudo que se le diga que tiene que ponerlo en reposo...
Hay que usar lo que tiene mayor evidencia, tanto teórica como clínica —práctica—. Yo lo hago, y además lo compruebo, lo anoto, hago un seguimiento y saco conclusiones intentando tener siempre un pensamiento sistémico.
Cada vez que se me pide justificación la doy, y además lo veo necesario y una obligación por mi parte; ayudar a los demás a darles una mejor información y más útil para su día a día, y el reposo no tiene demasiada utilidad, ni los tratamientos pasivos, los cuales, sí pueden tener cabida en algún momento concreto. Lo que sí funciona es el descanso activo o el entrenamiento cruzado. La solución es adaptar el entrenamiento, hacer un trabajo específico, si es que hay que hacerlo, y por lo demás, todo el trabajo de todos los grupos musculares, se puede y debe hacer. Tengo aquí en el gimnasio a personas bien jodidas del hombro, de la espalda, de las rodillas, etc., y no hablo por hablar. Y entrenan y se recuperan...
 
Sinceramente, no me preocupa perder un cliente por hacer bien mi trabajo y darle las mejores y más reales opciones. Prefiero perderlo por eso que por pasota o condescendiente. A mi no me da igual, no me das igual. Quiero que te hagas fuerte, resiliente, que cambies tus creencias, lo que siempre te contaron, y lo que siempre hiciste...
No trabajo para acumular clientes, trabajo para ofrecer la máxima calidad a cada cliente, y para que cada persona sea única. Si escribo esto no es para causar agravio, al contrario, lo trato de hacer constructivamente y que me disculpen quienes se puedan dar por aludidos.
 
Conforme estos dos casos, surgen algunos más, y quizás sea normal, pues la vida está llena de contratiempos; y yo no tengo problema en que me anulen alguna sesión o no apetezca venir a entrenar, o lo que sea, solo faltaría, esto no es una dictadura o hay obligatoriedad para hacer nada, la obligatoriedad siempre será para uno mismo, pero siempre que haya sinceridad y confianza se puede entender.
Puedo entender que haya miedo unido a una falta de información y formación profunda sobre fisiología, biomecánica, periodización, etc., pero para eso estamos los profesionales titulados en ciencias de la actividad física y del deporte, no?
 
Por último, me gusta compartir una visión a largo plazo. Es decir, si un día no se puede ir a entrenar por el motivo que sea, bueno, en cuanto se pueda se va. Es muy importante mantener una regularidad y constancia para co seguir las adaptaciones y beneficios del entrenamiento.
En todos los casos tengo como principio facilitar al máximo la autonomía de la persona para que, por un lado sea autosuficiente y no dependa de nadie para entrenar y, por otro lado, las sesiones que haya contratado le dure lo máximo posible para hacérselo lo más asequible posible y que pueda mantenerlo de por vida.
Cuanto más ayudo a los demás, más me ayudo a mi mismo...
 
Entrenamos para la vida!

Integrative Neuromuscular Training: para el dolor de espalda

Hay trabajos que son una auténtica mina. Si ya hace unos meses compartía este magnífico trabajo de Azahara Fort-Vanmeerhaeghe, Daniel Romero-Rodriguez, y colaboradores, pero en un contexto de prevención de lesiones, hoy he de hacer lo mismo. Sin embargo, en esta ocasión, este “must read” de la literatura científica deportiva, me viene como anillo al dedo en un acto de serendipia: mientras preparaba un informe para una doctora neurocirujana que me ha solicitado una persona a la que ayudo a entrenar en el gimnasio.
Sí, hace unas semanas compartía el seguimiento que estoy haciendo de este cliente y las mejoras que está teniendo de sus hernias lumbares con radiculopatía de miembro inferior derecho. En tan solo 20 sesiones en 2 meses ha dejado atrás el dolor y la discapacidad, y ha vuelto a poder rendir mejor en su trabajo, y disfrutar de su pasión como árbitro de fútbol y de la vida en general.

A continuación, he querido destacar los siguientes párrafos, pues el ejercicio físico, desarrollado en un programa individualizado y bajo la supervisión de un fisioterapeuta y del profesional de la actividad física y el deporte, es, con creces, la mejor opción para tratar con personas con dolor de espalda:

“Las lesiones de espalda se vinculan con cambios específicos en las estrategias de reclutamiento muscular utilizadas por el sistema nervioso central para controlar la columna vertebral. Este tipo de lesión generalmente implica una actividad deteriorada de los músculos profundos (p. Ej., Transverso del abdomen y multifidos lumbares) a menudo en asociación con hiperactividad de los músculos superficiales (p. Ej., Recto abdominal y dorsal ancho). Los ejercicios básicos específicos son útiles en la rehabilitación y prevención de lesiones que tienen como objetivo integrar actividades musculares profundas y superficiales durante las tareas funcionales. Por ejemplo, los ejercicios que apuntan al reaprendizaje del patrón motor de los músculos profundos inhibidos pueden ser beneficiosos para las personas con déficit de lesiones previas o falta de fuerza central a nivel primario. Los atletas que aprueban los exámenes de detección pueden centrarse en ejercicios básicos funcionales para garantizar la participación regular en las tareas de la vida diaria y la actividad física deportiva.

Según nuestra experiencia y revisión de la literatura actual, los programas centrales de estabilización dinámica en atletas novatos deberían considerar comenzar con ejercicios básicos de estabilidad posicional y activación de la conciencia corporal (por ejemplo, ejercicios en cuadrupedia y respiración diafragmática) en superficies estáticas. Estos ejercicios comprenden movimientos posturales de "umbral bajo" que demandan principalmente resistencia y control motor. Otro objetivo de estos ejercicios es activar los músculos profundos del tronco y la cintura escapular mientras se mantiene una postura neutral de la columna vertebral.

Además, es importante tener en cuenta que las fibras musculares de los tipos I y II deben ser estimuladas para garantizar la integridad de la columna vertebral durante el deporte y la vida diaria. Por lo tanto, es necesario programar una variedad de ejercicios de estabilidad del núcleo que garanticen la exposición tanto estática (es decir, isométrica) como dinámica. Además, cuando se entrena para la correcta activación del núcleo, puede ser ventajoso estimular los músculos del núcleo cuando el atleta está en una posición cuádruple, de rodillas o en decúbito supino para eliminar la asistencia de equilibrio proporcionada por las extremidades inferiores (p. Ej., articulaciones del tobillo).
Así mismo, los ejercicios de estabilidad del núcleo que hacen que el atleta se siente de rodillas sobre superficies inestables (p. Ej., de rodillas sobre un BOSU) se pueden implementar para entrenar eficazmente para la activación del tejido profundo y el equilibrio del núcleo”.

“La instrucción y supervisión por parte de profesionales calificados son esenciales para la participación de manera segura, efectiva y agradable. Es crítico que la instrucción y la retroalimentación sean apropiadas para el desarrollo y consistentes con las necesidades, objetivos y habilidades de un individuo. También es valioso garantizar el dominio de la técnica de movimiento de un individuo en los fundamentos antes de progresar a variaciones de ejercicio más intensas y derivados. En otras palabras, un atleta no debe progresar en la intensidad del ejercicio basado en el tiempo en un programa ni en el desempeño de sus compañeros, sino únicamente en su propia capacidad técnica. Por lo tanto, las progresiones del entrenamiento están limitadas por la capacidad de un individuo de demostrar primero una técnica sólida y consistente de ejercicios precursores”.

Entrenamos para la vida!
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Azahara Fort-Vanmeerhaeghe, Daniel Romero-Rodriguez, et al. Strength and Conditioning Journal. 38(4):9–27, 2016. Integrative Neuromuscular Training in Youth Athletes. Part II: Strategies to Prevent Injuries and Improve Performance. https://bit.ly/2ZDukos

No, no hay balas mágicas!

Recientemente, una persona se pone en contacto conmigo con la intención de iniciar un programa de entrenamiento en el gimnasio. Pero no era un caso más, ninguno lo es. Se trata de una persona muy activa: natación, correr, ciclismo, escalar, padel..., y lo que surja. Su cabeza es un torbellino que arrastra al cuerpo a su antojo pero, de un tiempo a esta parte, el componente físico no podía seguir el ritmo de la parte volitiva, y empezó a quejarse. Cadera y rodilla fueron los eslabones débiles por los que rompió la cadena.
El primer paso fue el diagnóstico médico, paralelamente a la valoración diagnóstica del fisioterapeuta. Inmediatamente, solicité un informe lo más detallado posible para no ir dando bandazos y poder concretar el programa de ejercicios.
Lo primero que recibí fue las imágenes de ecografía que la había hecho el fisio en las dos rodillas. Pero, sinceramente, una vez más fui consciente de mis limitaciones al interpretar una imagen diagnóstica.
A bote pronto, pude distinguir una asimetría entre las dos rodillas, y algo de inflamación en zona de “pata de ganso”. También cierta bursitis en la zona del ligamento colateral medial, con este algo tocado, pero no estoy entrenado en interpretar ecografías e igual dije una auténtica burrada, y de las grandes. Para mi corrección, e insisto, para perfilar el programa de entrenamiento a realizar en el gimnasio, el propio equipo de readaptadores me facilitaron el cuadro diagnóstico con “procesos artrosicos degenerativos a nivel de condilo femoral y de la meseta tibial. Además, presenta una pequeña rotura a nivel de cuerno posterior de la rodilla; y su ligamento lateral interno está ligeramente dañado. En principio prohibido correr y deportes de impacto. Lo principal, trabajar con ejercicios de control motor los estabilizadores de cadera, rodilla y tobillo, rotadores profundos de cadera, complejo lumbo-pélvico y estabilizadores de hombro. Pero también deberá ganar fuerza en la musculatura a nivel general. Por último, si se tercia, se podrán ir introduciendo impactos de forma progresiva y controlada”.

Inmediatamente, hago mi valoración integral, tanto cineantropométrica como postural estática y dinámica, detectando, efectivamente, ciertos micromovimientos que hay que corregir, y fuerzas musculares agonistas que hay que compensar con un trabajo muy analítico, muy lento y con feedback constante. Del mismo modo, hay gestos más globales que tiene gran margen de mejora, y la propiocepción con trabajo neuromuscular y analítico, será prioritario pasa ir solapando con ejercicios multiarticulares y, por qué no, gestos deportivos.

Sin menoscabo de todo lo anterior, hemos de tener en cuenta que la ecografía solo es una prueba más; no caigamos en la trampa de una utilización desmesurada como se hace con las resonancias magnética. Ya que, no siempre la lesión, entendida clásicamente como el daño aparente que pueda haber en los tejidos, se corresponde con el dolor. Es decir, dos rodillas diferentes, uno con dolor y otra sin dolor, pueden presentar el mismo daño. Sin embargo, en este caso sí que se correlaciona, la causalidad es evidente.

De todas formas, aunque ciertos tratamientos médicos y de fisioterapia puedan tener cabida, como por ejemplo la tan famosa EPI, sin la implementación del óptimo entrenamiento psiconeuromuscular, la mesa siempre quedara coja, y nunca mejor dicho.
Insisto en que no es de mi competencia dicha tarea, a no ser que vuelva a insistir con mi matrícula en fisioterapia, pero eso quedó lejos, en el pasado, y estará muy lejano, en el futuro. No obstante, la libertad de aprender libremente es un derecho que debemos proteger, no?

Cuento todo esto para que se sepa el trabajo que hay detrás, y que esto no es tan sencillo como “me puedes hacer un programa para”, “qué ejercicio es el mejor para”..., etc. No, no hay balas mágicas! Hay preguntas, pero no siempre las respuestas son las que pensamos o esperamos. Pero, al menos, sigamos buscando recursos para acercarnos a esas respuestas…

Entrenamos para la vida!

Mi misión es serle útil a los demás; es serte útil a ti...

En cada caso que se presenta, cada persona —y sus circunstancias—, tiene unos objetivos, e independientemente de los que sean, una vez que se ha consensuado, entre entrenador y entrenado, el itinerario a seguir, el primero presta sus servicios al segundo en pro de alcanzarlos de manera eficiente, esto es, con eficacia, seguridad y en el menor tiempo posible —yo no lo entiendo de otro modo—. Cuando alguien confía en tu trabajo, solo queda dar lo mejor de uno y poner todas las herramientas a disposición de la persona, ser honesto y trabajar a destajo.

Algo de lo que cada vez estoy siendo más insistente, es que si una persona que me contrata como entrenador personal, pero que ya lleva un tiempo prudencial conmigo y ha aprendido a realizar los ejercicios y seguir un programa que ya hemos hecho juntos durante un mínimo de sesiones, por el motivo que sea no podemos organizar alguna de las horas semanales previstas, o por motivos económicos o de otra índole no puede o no quiere renovar determinadas sesiones de entrenamiento personal, es que vaya igual al gimnasio y siga lo que está marcado en el programa que estamos haciendo y lo haga por su cuenta —yo siempre estaré a su disposición—. Así podremos estirar más los bonos de sesiones, es decir, le durará más y le supondrá menos desembolso, pudiendo concretar sesiones de control y seguimiento. Hemos de tener claro, todos, que la constancia y regularidad, si el programa está bien diseñado para esa persona en concreto y sus circunstancias, es lo que hace que uno mejore. Es más, uno de mis principales objetivos es enseñar a entrenar, ya no digo a saber diseñar un programa, porque para eso hay que estudiar lo que hay que estudiar y tener la experiencia que hay que tener, pero sí a saber realizar los ejercicios correctamente y tener un criterio adecuado. Y, por otro lado, que no tengan miedo en ir al gimnasio, en coger las barras, los discos y mancuernas, en usar las máquinas, los cables con poleas, etc.; en tener soltura en las instalaciones y desenvolverse con seguridad y confianza.

Lo digo sinceramente, no trabajo para ganar dinero, eso no me supone demasiada motivación para hacer lo que hago y cómo lo hago, para toda la información y formación que voy implementando; trabajo para ayudar a mejorar la vida de las personas que confían en mi saber hacer. Me siento en la obligación de devolverles con creces la confianza depositada. No quiero ser una más —aunque lo sea—, o alguien que en algún momento te ayudó a entrenar o te hizo un programa, lo seguiste durante unos meses y ahí se quedó, no. Mi verdadero objetivo es ser tu entrenador personal para siempre, una persona de confianza que te conoce, que te escucha, que sabe lo que necesitas, que te da soluciones reales y útiles; que te ayuda a alcanzar los objetivos pretendidos, siempre y cuando sea posible, sin engañar a nadie; adaptando el programa de entrenamiento a las necesidades de cada persona, y derivando cuando haya que hacerlo. Un profesional que te ayuda a optimizar el tiempo y el dinero que inviertes en cuidarte y en mejorar tu salud y tu rendimiento.

Por mi experiencia —y experiencias— en todos estos años, un buen profesional es el que te ayuda a dar con las pautas adecuadas y adaptadas, el que busca soluciones, el que te da una información para que puedas valerte por ti mismo y que seas autosuficiente en el control de tu salud y también de tu rendimiento. Duda de quien tenga otras intenciones, te hará perder tu tiempo, tu dinero y la confianza en los buenos profesionales.

Invertir en un Entrenador Personal que te ayude a planificar el ejercicio, que te asesore, que haga un seguimiento y control de todo el proceso de evolución, que te motive y te escuche, es una inversión real en salud.

Seguimos trabajando…